Misión Vivienda: para vivir mintiendo
Partiendo del hecho de que este gobierno apenas logró construir poco más de 350 mil viviendas en 12 años -es decir, la misma cantidad global que cualquier gobierno anterior construía en apenas un lustro-no hay que ser muy perspicaz para entender que la oferta de construir 2 millones de viviendas en los próximos 6 años, no sólo es engañosa en sí misma, sino que será con seguridad la verdadera y más grande estafa inmobiliaria de la historia de Venezuela.
Esta aseveración encuentra su primera sustentación en la fría realidad de los números. Veamos: para cumplir la oferta gubernamental, se necesitaría hacer 333.333 viviendas por año entre enero de 2011 y diciembre de 2016, lo que a su vez significaría 277.777 unidades al mes, pero resulta que el promedio de construcción anual ha sido apenas de 31.015 viviendas en los últimos 12 años, por lo que el Gobierno tendría que multiplicar por diez su capacidad de dar soluciones habitacionales para ponerse al nivel que se requiere para lograr la meta.
Adicional a este pésimo récord, la propia meta que el Gobierno se ha fijado para este año no es para nada alentadora: apenas 150 mil unidades, lo cual es poco más de la mitad del promedio requerido. Pero además, aun con esa meta pírrica, el año arranca con un déficit importante, ya que las 12.500 unidades que deben ser construidas mensualmente para lograr el objetivo de 2011, no se ven por ningún lado, y desde ya el retraso equivale a un 66%.
Está claro entonces que desde un punto de vista matemático, con un déficit global de aproximadamente dos millones y medio de viviendas y un crecimiento poblacional anual de 3%, los números que exhibe el Gobierno Nacional no auguran una solución satisfactoria del problema en el plazo previsto.
Pero no sólo los números atentan contra las metas gubernamentales y las esperanzas de los venezolanos, sino que la política del gobierno en general, y la dirigida al sector construcción en particular, son enemigos a muerte de cualquier posibilidad de éxito.
Lo anterior se evidencia con la absurda política de exclusión que el Gobierno ha mantenido para con el sector privado desde hace tiempo, lo cual ha sido complementado con dos medidas que rayan prácticamente en la demencia política: por un lado, expropiar, confiscar y monopolizar todo el sector de materias primas para la construcción, y por el otro, desatar una cacería de brujas contra todo el sector inmobiliario privado, en el que, si bien había algunas ovejas negras que sacar del juego y sancionar, la generalización ha hecho que grupos que construyeron exitosamente cientos de miles de viviendas en las últimas décadas en Venezuela, se vean perseguidos y procesados a la par de la pequeña minoría que sí estafaba a la gente.
El resultado de este suicidio es por demás elocuente: el sector de la construcción se contrajo en más de 7% en el primer trimestre de 2011, a pesar de que la economía creció más de 4% como efecto de los altísimos precios del petróleo. Así que el mensaje es muy claro: ninguna empresa pondrá un bloque sobre otro con estas condiciones. En el mejor de los casos las que ya están en medio de algún desarrollo habitacional lo terminarán para poder vender lo hecho y tratar de salirse sin pérdida del negocio, pero no harán proyectos nuevos.
Mientras tanto, la gente se inscribe en la Misión Vivienda por si acaso le sale la lotería y agarra alguna de las pocas casas que se construirán en los próximos meses, pero la sabiduría popular se expresa en la calle con esta frase: "la casa que me va a dar el gobierno, queda en la Urbanización El Engaño, entre las esquinas de Mentira a Pendejo". Así está la cosa en la Venezuela de estos tiempos.
El autor es SubSec. Gral. de Alianza Bravo Pueblo.
- 23 de julio, 2015
- 28 de enero, 2025
- 27 de enero, 2025
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