¿Madrugada o todavía noche?
El sistema financiero mexicano se ha recuperado completamente de la devastadora crisis de 1994. O no. El país ha adoptado reformas que lo han mejorado. Pero la pregunta es, ¿qué tanto? Usted decida. La respuesta es importante porque Brasil también ha estado reformando su sistema financiero, y sus reformas han despertado aprobación y grandes flujos de inversión de portafolio. Las reformas mexicanas, en cambio, han despertado un entusiasmo menor, y se han visto opacadas por el ritmo de sórdidas noticias sobre violencia delictual.
Para empezar por los logros mexicanos, una de las primeras reformas después de la crisis de 1994 consistió en publicar informes diarios y precisos de las posiciones en moneda extranjera del Banco Central. Estos informes permitieron a los inversionistas juzgar si las reservas eran las adecuadas para enfrentar demandas eventuales a futuro. El país además dejó de intentar mantener una tasa de cambio fija, y le dio más independencia al Banco Central. Estas reformas ayudaron a crear un mercado de bonos mucho mayor, incluyendo un mercado para bonos de largo plazo denominados en moneda local.
México también ha creado un sistema de pensiones que hoy da cobertura a unos 39 millones de personas. El sistema de pensiones incluye también un mecanismo inteligente para financiar hipotecas residenciales. De modo que más mexicanos viven hoy en casas acordes a sus niveles de ingreso.
En relación al mercado accionario, los logros mexicanos no han logrado seguirle el paso a Brasil. A fines de 1999 la capitalización del mercado bursátil brasileño era de US$ 227.962 millones y la de México, US$ 154.053 millones. En otras palabras, la de Brasil era sólo un 47% mayor. En 2006 ambos habían crecido, pero el mercado brasileño era un 104% mayor. Y al año siguiente, Brasil era 245% más grande que México.
Las cifras de levantamiento de capital son aún más devastadoras para México. El mercado accionario brasileño se ha transformado en uno de los líderes mundiales en levantar capital por la vía de emitir acciones comunes. En 2007, por ejemplo, los recursos captados por Ofertas Públicas Iniciales representaban el 2,17% del PIB brasileño. En México la cifra era 0,18%. La ventaja de Brasil aumentó incluso más en 2010, cuando las compañías brasileñas colocaron US$ 100.515 millones en nuevas acciones. Las empresas mexicanas, en cambio, no realizaron ninguna emisión nueva. Por cierto, la cifra total de Brasil incluía una megaoferta de US$ 70.151 millones en septiembre de 2010. Pero incluso sin considerar esta gigantesca operación, resulta obvio que Brasil ha encontrado la manera para atraer compradores para nuevas emisiones de capital accionario.
La superioridad de Brasil sobre México era menos llamativa cuando se medía con indicadores tradicionales. En 2007 el total de préstamos bancarios al sector privado representaba el 55% del PIB en Brasil y el 27% en México. Estas cifras, combinadas con las de nuevas emisiones de acciones, indican que el sistema financiero mexicano está dominado por la banca. El sistema brasileño, en contraste, ha dejado de depender de los bancos comerciales tradicionales.
Esta diferencia podría parecer poco importante para muchas personas, especialmente a aquellos que viven en países donde el sistema financiero está dominado por la banca. En estos países vinculados a la tradición, el mercado bursátil no juega un rol importante en el proceso de asignación de recursos. Es difícil imaginar el poder catalítico de una institución que el país donde uno vive ha tenido siempre, pero que jamás ha funcionado bien. Los brasileños saben bien cuánto dinamismo puede inyectar en la economía nacional un mercado bursátil operativo. Aplauden el progreso de su sistema financiero y al mismo tiempo comentan que hasta ahora la mayor parte de los recursos captados por nuevas emisiones de acciones se ha ido a compañías oligopólicas del sector de recursos naturales. Los mexicanos, en cambio, muestran mucho menos conciencia de su mercado bursátil, y muestran una mezcla de cinismo y fatalidad ante la posibilidad de reformarlo.
Mientas tanto, Colombia y Perú han vinculado sus mercados accionarios al de Chile. A fines de 2010, la capitalización bursátil conjunta de estos tres mercados nacionales era un 44% superior a la de México. Doce meses antes, era apenas un 33% mayor. Saque sus conclusiones.
John C. Edmunds John C. es doctor en Administración de Empresas de la Universidad de
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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