¿Juega Obama con los hispanos?
No hay nada sorprendente en que los adversarios republicanos del presidente Barack Obama lo estén criticando por su postura sobre la inmigración. Pero lo asombroso es que algunos de los más estrechos aliados demócratas del presidente están empezando a hacer lo mismo, afirmando que Obama les está tomando el pelo a los hispanos.
Prácticamente todos los congresistas hispanos demócratas -incluyendo el único senador hispano demócrata, Bob Menéndez (D-New Jersey) – están criticando la actual postura de Obama en materia migratoria.
La semana pasada, me sorprendió lo que escuché decir a Luis V. Gutiérrez, demócrata por Chicago, la ciudad del presidente, y un aliado de vieja data de Obama. Gutiérrez visitó Miami como parte de una gira nacional para denunciar que Obama engaña a los hispanos cuando afirma que está luchando por lograr una amplia reforma inmigratoria, mientras no hace nada por detener la masiva deportación de inmigrantes que no deberían ser deportados.
En las últimas semanas, Obama ha intensificado sus pedidos para que el Congreso apruebe una reforma inmigratoria que reforzaría los controles fronterizos, y al mismo tiempo ofrecería una vía a la legalización de millones de residentes indocumentados que están dispuestos a pagar multas y a aprender inglés.
Pero Gutiérrez y sus colegas demócratas afirman que la campaña pro-reforma inmigratoria de Obama es puro teatro político, porque el presidente sabe que no conseguirá los votos necesarios para que el Congreso apruebe su propuesta de reforma inmigratoria. El discurso de Obama puede ayudarle a ganar votos hispanos en las elecciones del 2012, mostrando a los republicanos como los malos de la película, pero está creando falsas expectativas entre los hispanos, dicen.
Entonces, ¿qué debería hacer Obama?, le pregunté a Gutiérrez. Hay muchas cosas que Obama podría hacer con los poderes ejecutivos que ya tiene, sin acudir al Congreso, dijo Gutiérrez.
En primer lugar, Obama podría usar los poderes presidenciales existentes para detener las deportaciones de alrededor de 65,000 estudiantes indocumentados que fueron traídos de niños a Estados Unidos, y que se gradúan en la escuela secundaria todos los años, y que quieren ingresar a la universidad o a las Fuerzas Armadas. Aunque Obama ha pedido repetidamente la aprobación parlamentaria del Dream Act, que permitiría a esos jóvenes permanecer en el país, no está usando sus poderes discrecionales para demorar sus deportaciones, agregó.
En segundo lugar, Obama debería usar sus poderes ejecutivos para demorar la deportación de los padres de alrededor de 4 millones de niños nacidos en Estados Unidos que tienen al menos un padre que carece de estatus legal, dijo. Asi como Obama usó sus poderes discrecionales para dar un estatus de residentes temporales a los inmigrantes haitianos para evitar que fueran deportados a una Haití devastada por el terremoto, deberia detener las deportaciones de mexicanos a Ciudad Juárez, devastada por la violencia, aseguró.
¿Y por qué Obama no está haciendo nada de eso?, le pregunté a Gutiérrez.
“El presidente no siente ninguna presión para hacerlo, porque siente que los latinos votarán por él de todas maneras’’, respondió. “Pero es un asunto de vida o muerte, que debe tomarse muy en serio, y que no debe usarse para engañar a la comunidad hispana a medida que nos acercamos a las elecciones”.
Respondiendo a esas críticas, Obama dijo en un discurso reciente pronunciado en El Paso, Texas: “Me gustaría poder pasar por encima del Congreso y cambiar la ley unilateralmente, pero no es así como funciona una democracia”. Un funcionario de la Casa Blanca me agregó que, mientras el gobierno sigue presionando al Congreso para que apruebe la reforma inmigratoria, también está cambiando el mecanismo de las deportaciones, para concentrarse en la expulsión de inmigrantes con prontuarios criminales.
Mi opinión: Los discursos de Obama exigiendo la aprobación de una amplia reforma inmigratoria son una buena estrategia electoral para ganar votantes hispanos en las elecciones del 2012, pero están suscitando falsas expectativas entre la comunidad latina. Con el actual Congreso dominado por republicanos contrarios a la legalización de inmigrantes, no es una postura honesta.
Obama debería dejar de jugar con lo hispanos. En vez de tenerle miedo a las críticas de los legisladores hispanofóbicos que lo acusan de querer lograr una “amnistía” general de 11 millones de residentes indocumentados, debería usar sus poderes discrecionales para otorgar un estatus temporal a ciertas categorías de inmigrantes que lo merecen.
Por ejemplo, como él mismo dijo en su reciente discurso sobre el Estado de la Unión, “no tiene sentido” deportar a miles de estudiantes indocumentados que fueron criados como estadounidenses, o a otros —incluyendo a muchos provenientes de China, India y otras partes del mundo— que llegaron al país para estudiar en algunas de las mejores universidades estadounidenses y que, tras obtener títulos universitarios, “son enviados de regreso a su país para competir contra nosotros”. Obama puede detener esas deportaciones usando sus poderes discrecionales, pero no lo hace.
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