Los nuevos modelos
Con eso calmó a los periodistas. Estos dedujeron de su afirmación que respetará la libertad de prensa, aunque, estrictamente, no fue eso lo que dijo. Podría haberlo dicho directamente sin hacer mención a su antes buen amigo Chávez (ahora nuevo mejor amigo del presidente Santos).
Pero quizás tampoco quiso ir mucho más lejos (por cualquier eventualidad de futuro).
Porque pudo decir, por ejemplo, que no va a clausurar la principal Radio y TV de la capital. O que no va a clausurar de un saque a 34 emisoras y anunciar al tiempo el cierre de otras 240 para que estas cambien sus líneas informativas y despidan a sus periodistas independientes.
También pudo haber dicho que no va a hostilizar a los diarios independientes u opositores quitándole publicidad oficial, fijándoles cupos para la importación de papel y otros insumos y retaceándoles divisas, y que como contrapartida va a darle cantidades de “plata dulce” del Estado a la “prensa amiga”.
Que tampoco está en sus planes inventar causas judiciales para quitarle a su legítimo dueño el único canal independiente que sobrevive en Caracas y obligarle al exilio, ni que va dictar leyes mordaza para controlar contenidos de todos los medios, hasta internet, como ha hecho Chávez.
Todo eso y hasta más podría haber dicho Ollanta, pero lo sintetizó con lo del “modelo venezolano”.
Podría además haber optado por citar otros modelos: “el boliviano”, “el nicaragüense” o el vecino “ecuatoriano”, este con alta gama de insultos a la prensa y abusos desde el poder con plebiscito incluido (esta instancia puede patinar, pero con algunos ajustes –léase fraude– al final funciona), o el de “los Kirchner”, de alta sofisticación e intrincados mecanismos.
Cualquiera de esos “modelos” que hubiera citado Ollanta hubiera recibido igual o parecida interpretación.
Pero, sin duda, para su estrategia electoral, le convenía citar al “venezolano”.
Porque supongo que no lo habrá hecho con premeditación y después, si es electo, les salga a los peruanos con la novedad de que él se comprometió a no aplicar el modelo venezolano, pero con que nada dijo respecto a los “otros modelos”.
Lógicamente, dejo afuera al modelo “Lula”, que es el que trata de vender a los peruanos, pero que en materia de libertad de prensa también deja mucho que desear. Lula no pudo “meter” su Ley de Prensa y aparentemente tampoco convenció a su sucesora para que la promueva. Logró igual mantener tapados algunos tarros que ahora pueden destapársele.
Y eso sí, enfrente, para que nadie se equivoque, y bien visible para marcar las diferencias, quedó el “modelo Fujimori”. Sin duda unas de las maquinarias más eficientes en materia de aniquilamiento de la libertad de prensa y de manipulación de la información.
Fue el régimen que aplicó los más sofisticados y siniestros métodos de desinformación y de presiones a periodistas y medios y que durante un largo período se reflejó muy mínimamente como tal.
El propio Fujimori se encargaba de recibir a todo el mundo, dar la cara –una cara de “yo no fui” y “no sé nada de eso”–, y en tono suave, sereno y hasta convincente decir que no pasa nada y que en Perú la prensa (buena parte comprada) funcionaba libremente, y la Justicia (casi toda sometida al Ejecutivo) era independiente.
De defender al “modelo Fujimori” –al que ataca Ollanta y del que sin duda han copiado, perfeccionándolo, los actuales “modelos” vigentes en la región–, que se encargue Keiko Fujimori, la otra candidata en disputa, quien reniega de lo que se hizo durante el régimen de su padre en materia de prensa.
Ella dice que respetará la libertad de prensa, lo afirma con seguridad, en un tono suave, sereno y hasta convincente.
Si creerle a ella o si creerle a Ollanta, ese es un dilema para los peruanos. No es fácil.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 14 de noviembre, 2014
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
- 1 de junio, 2020
Antes que nada e independientemente del contenido que Galeano estampa en su prosa,...
30 de diciembre, 2014Clarín La pelea del Gobierno con el Banco Central le borró la sonrisa...
15 de enero, 2010- 15 de enero, 2009