«Valijagate»: La larga sombra de Antonini Wilson
Hugo Chávez no se cansa de acusar retóricamente a sus enemigos políticos externos imputándoles -insistentemente- que “intervienen en los asuntos internos de Venezuela”. Lo cierto es que no se recuerda en la región era alguna en la que algún gobernante haya intervenido en los asuntos internos de otros Estados tan frecuente y descaradamente como lo hace Chávez.
Sólo Fidel Castro lo hizo tan activamente -en la década de los 70- cuando desde La Habana financiara y entrenara a los guerrilleros marxistas de la época, que atentaron -aberrantemente- contra miles de civiles inocentes latinoamericanos, como si las Convenciones de Ginebra de 1949 no fueran aplicables a los conflictos armados internos.
La intervención venezolana en los asuntos internos de terceros Estados es particularmente activa durante los períodos electorales, durante los cuales apoyan y financian a los candidatos de su mismo “pelo”.
El caso ciertamente más paradigmático es el de la valija de “Antonini Wilson” con la que aparentemente se pretendiera financiar la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Nunca aclarado, desde que la investigación judicial en curso se lleva con pasmosa lentitud, lo que podría hacer presumir la existencia de alguna intención de que la causa, de pronto, prescriba. Y quede “en la nada”. La valija interceptada aparentemente formaba parte de una suerte de circulación activa de más valijas con dólares en efectivo con la que, se dice, se contribuía a las campañas electorales del oficialismo argentino. Algún día esto se aclarará, presumiblemente al menos.
Algo parecido está sucediendo en Colombia con la ex-senadora de la izquierda por el Partido Liberal, doña Piedad Córdoba. Ella acaba de negar que Venezuela haya financiado su campaña al Congreso, acusación concreta que le hace la Procuraduría de su país sobre la base de datos y correos electrónicos extraídos de las computadoras secuestradas en su momento a dos líderes de las FARC, muertos ambos en acción. A Raúl Reyes, primero, y al “Mono Jojoy”, después.
Córdoba, que ya había sido destituida e inhabilitada para ejercer cargos públicos por 18 años por sus conexiones con la guerrilla de su país, sostiene que todo es parte de una persistente persecución política contra ella. Y que confía en la justicia de su país.
La acusación sostiene que los fondos le llegaban a través de sus asesores inmediatos, que eran quienes recibían efectivamente las transferencias y que ella era conocida por la guerrilla como: “Teodora” o “Gaitán”, lo que la acusada también desmiente. Como no podía ser de otra manera.
Córdoba ha sido una frecuente visitante de la Argentina, y ha operado con conexiones importantes con el oficialismo. Para ella se abre ahora un escenario parecido al que en su momento conmocionara a nuestro país, de la mano de Antonini Wilson. Que aún no está resuelto. Gracias a la “habilidad” para provocar la eternización de las causas judiciales de modo de lograr que prescriban los delitos que se investigan.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 14 de noviembre, 2014
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
- 1 de junio, 2020
Antes que nada e independientemente del contenido que Galeano estampa en su prosa,...
30 de diciembre, 2014Clarín La pelea del Gobierno con el Banco Central le borró la sonrisa...
15 de enero, 2010- 15 de enero, 2009