Social Security: Sigue siendo una caja de seguridad vacía
La semana pasada, el responsable presupuestario de Obama, Jack Lew, recurrió a su blog de la Casa Blanca como ya es costumbre para repetir su anuncio de que el fondo de la seguridad social es solvente hasta llegado 2037. Y para reprenderme por sugerir lo contrario. Yo había argumentado en mi última columna que el fondo está vacío, que en la práctica es ficticio.
Que el anuncio de Lew fuera erróneo simplemente, sería una cosa. Pero brinda la excusa intelectual para el tipo de complacencia social y negación de la deuda que precisamente su jefe está practicando ahora. Por consiguiente, al tajo otra vez, que decía Enrique V.
Lew reconoce que el superávit de la seguridad social de las últimas décadas se repartió al Departamento del Tesoro y se gastó. También conviene en que el Tesoro depositó entonces pagarés por el mismo importe — llamados "títulos extraordinarios" — en el fondo de la seguridad social. Tienen valor real, aduce Lew. Después de todo, "éstos títulos de deuda pública están respaldados por toda la credibilidad y el crédito del gobierno estadounidense como lo están el resto de títulos de la deuda pública".
¿En serio? Si estos títulos fiduciarios representan algo real, ¿cómo es que ni siquiera se incluyen en el capítulo del endeudamiento nacional? Medimos la solvencia nacional en función del cociente deuda/ PIB. Calculada por todo hijo de vecino desde la Oficina de Gestión y Presupuestos hasta la CIA, desde la comisión Simpson-Bowles a la comisión Domenici-Rivlin, la relación deuda/ PIB contabiliza solamente la deuda pública emitida. Esto significa los títulos en manos de China, Arabia Saudí y yo. El cociente de endeudamiento ignora por completo la clase de título intragubernamental que Lew insiste es equivalente a la deuda emitida.
¿Por qué? Porque el título intragubernamental no es más que un artificio contable que registra el importe que una sección de la administración estadounidense (el Tesoro) debe a otra sección de la misma administración (la Administración de la Seguridad Social). Al juzgar la solvencia de los Estados Unidos, al mundo no le importa lo que la mano izquierda debe a la derecha. Todo es una sola entidad. Sólo importa lo que la entidad debe al mundo.
Ese es el motivo de que los títulos emitidos sean tan radicalmente distintos de los títulos intragubernamentales. Si incumplimos los pagos de la deuda en manos chinas, décadas de calificación crediticia AAA se destruyen, el mundo deja de prestarnos, el dólar se derrumba, la economía entra en barrena y nos convertimos en Argentina. Ese es el motivo de que un incumplimiento de pagos así sea inconcebible.
Este "impago" sería simplemente la notificación del Tesoro a la Administración de la Seguridad Social de que en adelante tendría que cubrir sola su exposición al déficit anual. ¿Cómo? Imponiendo condiciones (limitando las pensiones a los ricos), alterando la fórmula de la inflación, elevando la edad de jubilación y, si es necesario, elevando el límite de la retención en las nóminas.
Puede usted maridar la combinación de cifras que prefiera en la definición de "rico", la de pendiente de la escala gradual de reducción de las pensiones, la del ritmo de incremento de la edad de jubilación, o la de cualquier otra variable. Al margen de la fórmula, nos veremos irónicamente obligados a adoptar las mismas reformas necesarias para conservar el equilibrio de la seguridad social en los próximos años — el tipo de reformas que recomendaba la propia comisión del déficit del Presidente Obama. Podría decirse que eso incrementaría la solidez crediticia estadounidense al demostrar por fin ante el mundo nuestra seriedad a la hora de meter en cintura nuestro insostenible pasivo de las pensiones.
Invocar el mantra de "la credibilidad y el crédito" de esos pagarés metidos en el fondo son bravuconerías vacías. No cambian el hecho de que, como reconocía la propia Oficina de Gestión y Presupuestos, esos pagarés "no representan activos económicos tangibles que se puedan liquidar en el futuro para financiar las pensiones". Pero aun así Lew sigue insistiendo en que estas baratijas "extraordinarias" van a mantener a los ancianos los próximos 26 años.
Sandeces. Ese dinero se lo ha llevado el viento. Esas chucherías del fondo no son más que un registro de préstamos anteriores. No dicen nada del futuro.
Considere lo siguiente: Si el Tesoro se hubiera endeudado por el doble con la seguridad social en el pasado — dando lugar al doble de pagarés metidos en la caja fuerte — ¿se traduciría esto en que el fondo sería hoy el doble de solvente? ¿Solvente a 50 y tantos años en lugar de a 26? Por supuesto que no. Las "cuentas" del fondo son simple contabilidad de ejercicios anteriores. Como admitía la propia Oficina de Gestión y Presupuestos, las futuras letras habrá que pagarlas a través de futuros impuestos y futuras deudas — o a través de la reforma de la seguridad social que al bajar las pensiones, haga innecesaria tanta gravación y tanto endeudamiento.
No hay tercera alternativa. Nada es gratis. Y no hay nada dentro de la caja.
@ 2011, The Washington Post Writers Group
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