Bolivia, Venezuela y Ecuador
Hacia donde vamos sería la pregunta. ¿Vamos por el mismo sendero y hacia un mismo puerto? El socialismo del siglo 21 no tiene una fórmula propuesta como sistema de gobierno. Tiene tan solo una meta común: destruir al sistema político imperfecto neocolonialista que implementamos durante dos siglos, cayéndonos y levantándonos constantemente. Ninguno de estos tres países citados por la ruta convencional democrática, sino que se sustentan en un líder imperecedero. No menciono a Nicaragua, porque no vale la pena analizar su caso debido a la poquedad del líder.
Evo y sus circunstancias, no harán a Bolivia otra cosa diferente a lo que siempre ha sido: una mayoría indígena que nunca dejará de serla, y tendrá que institucionalizar su forma de gobierno de alguna manera no inventada todavía. Las fórmulas occidentales no le calzan de ninguna manera. Si se occidentalizan, pierden. Si se conservan en su raigambre, el país podrá vivir tranquilo y contento, masticando la hoja de coca, pero no saldrá de sus falencias ni entrará en las modernidades. Sin salida al mar y buscando a tientas alguna manera de modernizar su esquema político inventado hace quinientos años. Hasta que eso suceda existencialmente, navegaran en submarinos dentro del Lago Titicaca buscando su vasija de barro. Ojala la encuentren. Mayoría manda y finalmente sólo un indígena podrá gobernar esa región que se llama bolivariana por puro contrasentido. Por eso tienen a Evo. La Evocracia es su destino. Nada se puede hacer al respecto.
Venezuela tampoco está formando un esquema político para luego de la era de Chávez. Tiene petróleo y un pueblo caribeño. No es un país andino y solo se ancla en la figura de Bolívar para proclamarse lo que su dueño actual reclama. La Gran Colombia, si existiese, y por mas venezolanos que sean Sucre y Bolívar, giraría en torno de lo que era el virreinato de Nueva Granada. Colombia es el centro de una posible fusión de nuestros pueblos que tenemos el amarillo, azul y rojo como colores de bandera. Pero los colombianos por excelencia y definición son emprendedores y por eso el socialismo no les calza. Y sin Colombia no es posible los sueños de perro de Chávez. La estrategia del rudo coronel fue heredar la corona de Fidel Castro, y para su mala suerte, este todavía se resiste a la muerte. Un militar que buscó el poder, lo consiguió, pero doctrinariamente no se preocupa siquiera de armar una forma organizada de gobierno. Tapa sus falencias con gritos de guerra y un discurso verbalmente revanchista. Buena herramienta para mantenerse en el trono, que no garantiza el futuro de Venezuela hacia ningún esquema de gobierno institucionalmente definido. En preparación, carisma, y capacidad no le llega a Correa ni al talón de sus zapatos. Nació y morirá con ese discurso, en base de las circunstancias petroleras, de la bronca y la trifulca. Será un Kadafi bananero, durará bastante en el poder, pero luego las cosas serán tan inciertas como ahora los son en Libia.
Correa es un justiciero. Es un sacerdote con fusta en la mano, y un líder forjado por la doctrina de la liberación de la Iglesia. Le falta la sotana. Creo que vive como célibe porque realmente está casado a tiempo completo con su revolución ciudadana. Talento, pinta, energía, determinación y dedicación incansable son los secretos de su éxito político. No habrá fácil reemplazo para que le haga la posta ni dejará que nadie crezca a su lado. Generacionalmente llegó en el momento preciso para causar tal revuelo. Es joven y hasta el momento la suerte lo acompaña. El 30 de septiembre pudo significar su caída, y tuvo la irresponsabilidad y audacia de causarla. Todo o nada fue y será su juego. No calcula. Empella. No hay Constitución ni ley que se le ajuste. La democracia está en él encarnada, y su verbo, de sábado a sábado, se hace carne. En una supuesta segunda vuelta electoral contra Alberto Acosta o quien haga sus veces, la derecha votará a favor de Correa. En otro escenario, por ejemplo contra Nebot, o en contra de Guillermo Lasso de quien dicen se está preparando, la izquierda votará a favor de Correa. No hay escenario electoral que a Rafael le sea adverso.
Correa está convencido que la democracia es él encarnado en las urnas. No hay un esquema u organigrama posible fuera de su mente. Los de ruptura están asombrados por el monstruo que desde el escritorio han creado. La derecha, o el sistema empresarial mejor dicho, prefieren a Correa al vacío que causaría su ausencia. La Santísima Trinidad se queda corta frente a lo que actualmente representan las tres funciones del Estado, dependiendo todas ellas de ese juego mediático creado alrededor de este carismático personaje. ¡Eso no es democracia! Podría ser una suerte de teocracia porque ya el personaje está endiosado.
El socialismo del siglo 21 fue una propuesta para tomar el poder, destruyendo lo existente, pero sin ninguna fórmula de gobierno institucionalizado. Simplemente encontrando un caudillo, para luego ver que pasa. Mientras tanto, sin esperar por aquí vientos de cambio, miremos con atención lo que está sucediendo en el mundo árabe, cuando al parecer allá se están cansando de la ausencia de esquemas de gobierno a la carta diseñados por sus líderes extremos.
Tomado de: https://www.henryraadanton.com/2011/02/bolivia-venezuela-y-ecuador.html
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