Tunez y Egipto
El Deber, Santa Cruz
El mundo sigue con asombro la rapidez de los acontecimientos que llevaron en Túnez a desplazar del poder al presidente/dictador Ben Ali, la evolución de las inmensas manifestaciones pro democracia que parecen estar marcando el fin de otro gobierno autoritario, el del presidente egipcio, Mubarak. Quizás, este sea un nuevo punto de inflexión en el camino de la humanidad hacia establecimiento de sociedades libres y democráticas, realidad de la que aún son privados miles de millones de personas.
Desde la caída del Muro de Berlín y la consecuente victoria de la democracia sobre el totalitarismo comunista que imperaba en Europa del Este, no habíamos sido testigos de insurrecciones populares por la democracia con tanta trascendencia e impacto en la realidad internacional.
No solo ello, desde la caída del muro, en 1989, parecía que la democracia retrocedía en muchas partes, como en Rusia o en los países latinoamericanos que siguen a Hugo Chávez, naciones en las cuales se destruye la democracia desde la democracia.
Algo está pasando en el mundo árabe, pues las sociedades son cada vez más reacias a vivir bajo el autoritarismo y, peor aún, bajo el totalitarismo. Las manifestaciones de reivindicación democrática que se ha venido desarrollando en Irán en los últimos dos años, marcan una revuelta social contra sistemas que camuflan las dictaduras con elecciones diseñadas de tal forma que sus resultados ya están determinados de antemano.
Uno de los puntos fundamentales que están marcando estos cambios es la insostenibilidad de los gobiernos autoritarios en un mundo global e interconectado mediante el internet para informar sobre los abusos y atropellos a los derechos humanos, así como sobre la corrupción en la que se pudren este tipo de gobiernos.
Las primeras manifestaciones egipcias se convocaron mediante facebook e internet, por lo que una de las medidas del gobierno de Mubarak para procurar contrarrestarlas haya sido bloquear el acceso a estas redes sociales, algo imposible de sostener pues hoy los jóvenes encuentran formas de vulnerar estas barreras. El internet tiene tanto impacto en la sociedad moderna que en otras naciones gobernadas por regímenes dictatoriales se ha bloqueado el acceso a noticias sobre lo que está sucediendo en Túnez y Egipto. El desesperado gobierno de Mubarak, ha anunciado que cortara el servicio de telefonía celular para evitar que la gente se autoconvoque a las protestas.
Un gran dilema para la comunidad internacional. Por un lado, la preocupación de lograr transiciones ordenadas hacia regímenes democráticos y evitar la caída de estas naciones en manos radicales como sucedió con Irán después del derrocamiento del Sha. Por otro lado, ser consecuentes con la democracia y menos hipócritas con el trato hacía gobiernos dictatoriales que violan los derechos humanos, la libertad y la democracia. Los autoritarios latinoamericanos deben ir poniendo las barbas en remojo.
El autor fue presidente del Senado de la República de Bolivia.
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