La política colombiana en 2011
Oxford.- El 2011 será otro año electoral en Colombia, dominado esta vez por las elecciones locales que tendrán lugar a fines de octubre, cuando el país irá a las urnas para seleccionar más de 30 gobernadores y un millar de alcaldes, además de cientos y miles de diputados departamentales y concejales de municipios. Este tipo de elecciones cumplen un doble papel: definen la suerte de los gobiernos departamentales y municipales y miden, aunque de manera limitada, las fuerzas de los partidos a nivel nacional.
La elección del alcalde de Bogotá atrae especial atención. “La madre de todas las batallas”, según José Obdulio Gaviria en El Tiempo, porque los partidos compiten allí por la “primacía política nacional”. La alcaldía de Bogotá es el segundo cargo electivo más importante del país, una posición que por ello confiere liderazgo nacional. Pero el rumbo político de la capital no coincide necesariamente con el de la nación. En efecto, desde la adopción de la elección popular de alcaldes en 1986, la tendencia más notable ha sido quizá la de ir en contravía.
Hoy, Mockus y Peñalosa –junto con otro exalcalde bogotano, Luis Garzón- forman parte del Partido Verde (PV) que sorprendió por sus resultados electorales en las elecciones del año pasado. Bogotá es el fortín electoral más importante del PV. Y su posible candidato, Enrique Peñalosa, se perfila como líder en las encuestas. En días recientes, algunos medios informativos especularon sobre la posibilidad que Peñalosa “hiciera una pirueta transfuguista y se deslizara hacia la U”, el partido principal en la coalición gubernamental que se identifica con las tesis del expresidente Alvaro Uribe. Peñalosa respondió de inmediato que “de ninguna manera” se iría del Partido Verde, aunque al tiempo señaló que le complacería recibir el apoyo de Uribe.
Una coalición entre el PV y la U alrededor de Peñalosa no es descartable, pero tendría que superar muchas dificultades en uno y otro partido. La misma candidatura de Peñalosa no está aún asegurada – el exalcalde Mockus ha anunciado que podría postularse para unas internas del PV. Peñalosa despierta resistencias entre muchos miembros del partido de la U, quienes quisieran llevar además candidato propio. Aspirantes no faltan, aunque ninguno de los nombres sugeridos tiene hasta ahora el peso de Peñalosa (con la excepción del mismo expresidente Uribe, quien ha dicho que no aspira). Uribe, no obstante, ha decidido regresar a las lides electorales con el fin de promover una estrategia que consolide el poder de su partido y aliados en las administraciones locales.
De cualquier forma, el escenario será muy reñido. El Partido Liberal (PL) ya ha seleccionado como candidato a David Luna, un joven ex concejal con reconocimiento en la capital, quien podría contar con el apoyo de Cambio Radical (CR). Hay mayor incertidumbre en las filas del Partido Conservador (PC). No sería por falta de posibles candidatos –se han mencionado los nombres de las exministras Noemí Sanín y Marta Lucía Ramírez. Pero algunos dirigentes del PC parecen más pendientes de las decisiones del expresidente Uribe que de un destino autónomo para su propio partido. Las circunstancias no favorecen al PDA, el partido que gobierna Bogotá en la actualidad.
Según la encuesta de Invamer Gallup de diciembre, imperaría el descontento por la gestión de su alcalde Samuel Moreno (véase el informe de Juan Esteban Lewin en www.lasillavacia.com, 18/01/2011). El PDA se encuentra fragmentado. No debe subestimarse, sin embargo, su relativo peso electoral en la ciudad que ha gobernado en los últimos ocho años. Como sugiere Lewin en su informe, el PDA ganaría terreno si lograse unificar su opción en un panorama de múltiples candidatos.
Aunque, como se ha observado, las elecciones en Bogotá han ido en contravía de las tendencias de la política nacional en la última década, sus resultados tienen impacto nacional. Y de alguna manera sirven de termómetro político. El PV y PDA –partidos relativamente pequeños y de formación reciente- podrían estar jugando su suerte de largo plazo en estas elecciones.
Si además de Bogotá, lograsen otras conquistas de significado como la gobernación del segundo departamento del país, Antioquia (donde Sergio Fajardo sería serio aspirante), los verdes consolidarían sus avances electorales del 2010. De otra parte, una derrota para el PDA expondría los niveles de severidad de su crisis. Los uribistas esperan ver fortalecido el poder del expresidente Uribe con el triunfo de un candidato de las entrañas de la U. Si triunfase el candidato liberal, el PL habría dado otro paso hacia su recuperación política, tras varios años de caídas.
El Presidente Juan Manuel Santos ha dicho con buen sentido que no se mezclará en las elecciones de octubre. Es lo debido, lo que le corresponde. Además, así tengan impacto nacional, en esas elecciones se jugarán ante todo intereses locales, que dan lugar a coaliciones muchas veces variopintas, difíciles de entender desde una perspectiva nacional.
Eduardo Posada Carbó es abogado de la Universidad Javeriana en Bogotá, master en estudios latinoamericanos y doctor en historia moderna de la Universidad de Oxford.
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