EE.UU.: Problemas con el lenguaje que usa el Congreso
Hasta “Rosetta Stone”, el programa para aprender idiomas, que les promete a los individuos que pronto “soñaran en francés”, se vería en apuros para traducir el lenguaje de Washington. La etimología que rodea el debate sobre los impuestos abrumaría a cualquiera que tuviese un doctorado en lingüística.
Solamente observar las cifras, para no mencionar las afirmaciones, es suficiente para producir miradas de incomprensión. Hay un debate sobre si el impuesto a la herencia debe subir de cero a 35 por ciento, o al 55 por ciento. Algunos demócratas liberales del congreso dicen que no considerarán votar por el “compromiso” a menos que sea el 55 por ciento. Como señalara el Wall Street Journal la semana pasada, el impuesto sobre la herencia era 55% en el 2001, con una exención de $675,000. En el 2009 la tasa más alta era de 45 por ciento con una exención de $3.5 millones. Este año ha sido cero por ciento, sin exenciones.
Los Republicanos y los Demócratas han agregado nuevos proyectos de gastos superfluos (conocidos como “pork” en inglés) al proyecto de ley sobre las nuevas tasas de impuestos. “Pork” ES el lenguaje universal del Congreso.
Esto es irresponsabilidad fiscal. La razón por la cual Estados Unidos tiene una deuda que está llegando a $14 millones de millones (o $14 trillones) es que el gobierno no vive dentro de los recursos que le provee la gente que gana el dinero.
El Senador Bernie Sanders (Independiente de Vermont) expuso los motivos de los liberales sobre impuestos progresivos. Durante una mini táctica dilatoria (filibuster) contra el trato convenido entre el Presidente Obama y el liderazgo Republicano del Congreso, Sanders dijo que es “avaricia” oponerse a un alza en las tasas de impuestos. “La avaricia es como una adicción”, dijo, comparándolo con la heroína y la nicotina. Sanders se pregunta ¿cómo es que alguien se puede sentir orgulloso de auto tildarse de “multimillonario”? ¿Uno pudiera preguntar cómo es que cualquier Senador estadounidense pudiera sentirse orgulloso de llamarse a sí mismo socialista? Además ¿qué tiene que importarle al gobierno cuánto uno gana legalmente?
Según el razonamiento de Sanders, si la gente se resiste a darle cada vez más de sus sueldos al gobierno, son avariciosos. La Izquierda está obsesionada con castigar a los que tienen éxito, pero aun si los millonarios y los multimillonarios pagasen un 100 por ciento de impuestos, esto ni remotamente pagaría la deuda pública. Recortar los gastos sí.
¿Qué palabra puede mejor caracterizar a un gobierno que desperdicia así nuestro dinero? ¿Inconstitucional? ¿Irresponsable? ¿Indignante?
La guerra de clases a la que juega la Izquierda no conduce a nada. Es ajena a la Constitución y a nuestra historia. Toda persona pobre quisiera tener la oportunidad de hacerse rica, o al menos de estar mejor. La libertad y la oportunidad, no el gobierno, ofrecen esta posibilidad si se hacen las cosas bien y uno desarrolla un centro moral.
La verdadera preocupación de la Izquierda es que mucha gente pueda hacerse independiente del gobierno y tener menos “necesidad” de los políticos. La mayoría de los políticos no dejarán que eso suceda a menos que se vean forzados a hacerlo por los votantes. La elección de noviembre fue un paso en la dirección acertada.
La última manipulación del lenguaje hecha por el Presidente Obama es su vergonzoso robo de una idea Republicana. El viernes pasado, según informó el Washington Post y un funcionario de la administración, el Presidente Barack Obama “dio instrucciones a su equipo económico para que empiece a analizar opciones para reformar el código de impuestos de los EE.UU. como parte de un esfuerzo para recortar el déficit a largo plazo”.
“La idea es simplificar el sistema, posiblemente rebajando las tasas, ampliando la base”, le dijo el presidente a NPR News.
Un momento, yo creía que las tasas más bajas de Bush eran una amenaza para el país.
El código de impuestos se ha vuelto complicado porque el Congreso lo usa para recompensar o castigar a empresas, o causas a las que favorece, o se opone, dependiendo para donde soplen los vientos de la política. Un código más simple, más equitativo, con tasas más bajas beneficiaría a los contribuyentes; el Tesoro vería aumentar los ingresos por impuestos porque más personas pagarían impuestos; habría más capital disponible para el sector privado para producir bienes y servicios; y los negocios podrían emplear más gente, que se convertirían en contribuyentes.
Los Republicanos del Congreso deben desbaratar el plan ofrecido por el presidente y esperar los refuerzos que llegan el mes que viene. Entonces pudieran llegar a un arreglo mejor. Y quizás, sólo quizás, los nuevos miembros hablarán un lenguaje que el público entienda.
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