La dudosa estrategia del silencio de Obama
WASHINGTON.- El arco entre la gloria y el ocaso de Julian Assange, el hacker que más duramente golpeó a la diplomacia norteamericana, completó ayer su recorrido sin haber logrado, en diez días de tormenta, ni una sola palabra del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Tal la sugestiva estrategia de comunicación que eligió una Casa Blanca que viene, justamente, de hacer una "autocrítica" en su capacidad de conectarse con los norteamericanos, a la vista del palazo electoral que tuvo semanas atrás.
La estrategia se ratificó ayer plenamente. Barack Obama se presentó ayer ante la prensa, pero eligió no hacer mención alguna del escándalo. Eso, a pesar de que, en el momento en que empezó a hablar, la noticia era la detención, en Londres, del hacker que fue capaz de generar problemas con los 190 países con los que esta potencia tiene relaciones diplomáticas.
La estrategia tiene varias lecturas. La más benévola habla del deseo de la Casa Blanca de preservar al líder del escándalo y dejarle el trabajo a la secretaria de Estado, Hillary Clinton. La más crítica dice que al entorno del presidente le cuesta entender el nivel de encono que puede cosechar en el mundo un país con perfil de potencia. Y los riesgos que eso entraña.
Las reacciones a la detención de Assange fueron de satisfacción, pero en tono moderado. "Parece una buena noticia", dijo, por caso, el secretario de Defensa, Robert Gates. Y no mucho más.
El Departamento de Estado reafirmó la línea de tocar el tema de lejos. "En este momento, la detención [de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks] es una cuestión que compete a Gran Bretaña y a Suecia", dijo el vocero de la cartera, Philip Crowley. Sin embargo, admitió que la filtración ha dañado las relaciones exteriores de Estados Unidos al cambiar la forma de actuar de individuos y gobiernos y aportar información a sus enemigos. "Por algún tiempo, las relaciones diplomáticas serán más complicadas", explicó Crowley. El diplomático aprovechó la ocasión para ratificar la idea de que la filtración de documentos secretos no es otra cosa que un crimen y que el detenido "no es un periodista, sino un anarquista".
Los norteamericanos, en tanto, no parecen pensar de esa manera. Al menos, tal lo que refleja un sondeo de The Washington Post , según el cual la mayoría de los consultados afirma que Assange "no debería" ser buscado judicialmente por Estados Unidos porque "su tarea es un buen servicio" para la comunidad.
El dato es llamativo, teniendo en cuenta que parte del sitio online de un periódico que no integra el consorcio de los que distribuyó la filtración de WikiLeaks y que, editorialmente, ha sido muy crítico para con la difusión de los documentos secretos.
Pero así como socialmente se detectan voces de defensa en favor de WikiLeaks, éstas no abundan entre legisladores de ambos partidos. Demócratas y republicanos han tenido expresiones de condena para con Julian Assange y para quienes colaboran con él.
Los dos extremos más interesantes se detectan en el frente republicano. El ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee -a quien se menciona como potencial candidato a la presidencia- sostuvo que quien haya filtrado los documentos a WikiLeaks "debe ser juzgado por traición y ejecutado" en caso de ser encontrado culpable.
En la otra punta, dentro del mismo partido, el texano Ran Paul defendió a WikiLeaks y a su gente por entender que están haciendo un ejercicio de la libertad de expresión.
El único que todavía no ha abierto la boca sobre el escándalo que sacudió a su diplomacia es Barack Obama.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
The Wall Street Journal Entusiastas del petróleo, no se desanimen. El último...
14 de febrero, 2016- 16 de marzo, 2007
Instituto Juan de Mariana Hace unas semanas se estrenó en streaming la serie...
15 de abril, 2024Venezolanos en Línea ¿Puede sostenerse una brecha cambiaria del 100% sin devaluar? ¿Cómo...
1 de septiembre, 2008