La caída del flujo estudiantil en América Latina
Hay un dato interesante que puede tener un impacto negativo en las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica a largo plazo: según nuevas cifras de estudiantes extranjeros en las universidades estadounidenses, el número de alumnos chinos está creciendo vertiginosamente, mientras que el de estudiantes latinoamericanos está cayendo.
Este año, el número de estudiantes asiáticos en Estados Unidos creció en un 5 por ciento, hasta alcanzar una cifra récord de 435,667 estudiantes, según el informe Puertas Abiertas 2010 del Instituto de Educación Internacional (IEI), con sede en Nueva York.
Comparativamente, el número de estudiantes latinoamericanos disminuyó más de un 3 por ciento, y llego a un total de 65,632 estudiantes.
Lejos de ser un accidente estadístico, estas cifras revelan la continuación –y la aceleración– de una tendencia que lleva más de una década.
Este año, la brecha entre los estudiantes asiáticos y latinoamericanos se amplió aún más debido a que el número de estudiantes chinos creció un 30 por ciento. China es el país extranjero con mayor cantidad de estudiantes en las universidades de Estados Unidos (128,000), seguido por India (105,000) y Corea del Sur (72,000).
Mientras tanto, el flujo de universitarios procedentes de México, Perú y Argentina hacia Estados Unidos disminuyó respectivamente en un 9 por ciento este año. México tiene ahora 13,400 estudiantes en las universidades estadounidenses, Perú tiene 3,300 y Argentina 2,200. El flujo de estudiantes de Brasil permaneció prácticamente igual que el año pasado, en 8,800 estudiantes, y el de algunos otros países de la región aumentó levemente.
¿Cómo se explica la reducción del total de estudiantes latinoamericanos?, les pregunté a los funcionarios del IEI. No puede ser por la economía, porque las economías latinoamericanas –especialmente las de Sudamérica– crecieron este año. Y no puede ser tampoco que se deba a que las universidades de Estados Unidos hayan pasado de moda: a pesar de todos los pronósticos sobre el declive del poder de Estados Unidos en el mundo, todos los principales rankings internacionales coinciden en que Estados Unidos sigue teniendo, sin lugar a dudas, las mejores universidades del mundo.
Peggy Blumenthal, vicepresidente del IEI, me señalo que en el caso de México, esa reducción puede tener que ver con la crisis económica del 2008.
Más de la mitad de los estudiantes latinoamericanos que llegan a Estados Unidos vienen a estudiar carreras de licenciatura, y no reciben ayuda de las universidades estadounidenses. En comparación, casi todos los estudiantes asiáticos son estudiantes de posgrado, y muchos de ellos reciben fondos de las universidades estadounidenses para investigar o trabajar como profesores asistentes, dijo Blumenthal.
Alan Adelman, director de la división latinoamericana del IEI, me señaló que en países como México, la caída del número de estudiantes se debe principalmente a medidas inmigratorias y cortes financieros más severos en estados fronterizos como Arizona, y a recortes en las becas de la CONACYT –el instituto gubernamental de ciencia y tecnología–, para estudios de posgrado en el exterior. Actualmente hay 643 estudiantes patrocinados por la CONACYT en Estados Unidos, comparados con los 1,862 que había en 1997, dijo Adelman.
Mi opinión: La caída del número de estudiantes latinoamericanos en Estados Unidos no se debe a que este país se haya convertido en un destino menos atractivo. De hecho, el número de todos los estudiantes extranjeros en Estados Unidos aumentó en un 3 por ciento este año.
Es posible, en cambio, que haya una disminución en el flujo de estudiantes latinoamericanos a todos los países del mundo. Según "The Global Education Digest 2009'' publicado por la UNESCO, mientras más del 3 por ciento de los estudiantes universitarios surcoreanos, y alrededor del 2 por ciento de los estudiantes universitarios chinos y vietnamitas están realizando estudios en el exterior, tan sólo el 1 por ciento de los universitarios mexicanos, el 0.4 por ciento de los estudiantes brasileros y el 0.4 por ciento de los estudiantes argentinos estudian en el exterior.
Muchos países latinoamericanos tienen miedo de que ayudar a los estudiantes en el extranjero pueda producir una "fuga de cerebros''. Pero, tal como lo pude apreciar en mis recientes viajes a China, India y Singapur, los estudios en el exterior producen más bien una "circulación de cerebros'' que a la larga ayuda a los países emisores. Los estudiantes asiáticos que se doctoran en las mejores universidades extranjeras no sólo están más integrados a la economía global, sino que a la larga se convierten en grandes inversores, profesores visitantes o copatrocinadores de proyectos científicos en sus países de origen.
Gran parte del salto tecnológico que han dado China, India y otros países asiáticos en los últimos años ha sido consecuencia de esta "circulación de cerebros''. Pero muchos funcionarios de algunos países latinoamericanos todavía no se han dado cuenta de ello.
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