Aplaudiendo con una sola mano
Yo me estaba preparando para aplaudir a la Administración Obama y, específicamente, a la Secretaria de Seguridad de la Patria (Homeland Security Secretary o DHS) Janet Napolitano por anunciar la deportación de una cifra récord de extranjeros con expedientes criminales el año pasado. Según el Washington Times, “El Depto. de Inmigración y Aduanas deportó a 392,862 extranjeros durante el año fiscal 2010, un poquito menos de un aumento del 1 por ciento sobre el 2009, pero quedándose corto del objetivo de la agencia de deportar a 400,000 este año”.
Lo que redujo mi entusiasmo fue la noticia de que la deportación de otros inmigrantes ilegales – aquellos no culpables de crímenes, aunque pudiera muy bien alegarse que su estatus como inmigrantes ilegales es, por definición, una violación de las leyes de los EE.UU. – cayó a su cifra más baja desde el 2007.
Dan Stein, Presidente de la Federación para La Reforma de Inmigración Americana (Federation for American Immigration Reform o FAIR) dijo que aunque es bueno que la Secretaria Napolitano crea que deportar a gente que está ilegalmente en el país es una función importante del Departamento de Seguridad de la Patria, “las directrices de los más altos niveles de ese departamento claramente demuestran que la Administración se está negando a imponer las leyes contra los extranjeros no criminales”.
Este enfoque de buen policía/mal policía está diseñado para tranquilizar a los de la derecha política mientras que la administración y algunos demócratas en el Congreso simultáneamente preparan el terreno para la legalización de aquellos que violaron nuestras leyes para llegar aquí y continúan ilegalmente en el país.
En un gesto desesperado de última hora antes de las elecciones para ganar más votos para los candidatos demócratas, el Senador por New Jersey, Bob Menéndez y el Senador por Vermont Patrick Leahy presentaron la Ley de Reforma Migratoria Amplia del 2010 antes de que terminara la sesión. Esta ley, si se aprueba, concedería de hecho amnistía para los inmigrantes ilegales que están ahora en el país. Nadie espera que la ley pase cuando el Congreso regrese para una sesión de las conocidas como “Lame duck” (N.R. el período de tiempo entre la elección y la toma de posesión de los nuevos congresistas), especialmente si los republicanos ganan la mayoría en la Cámara de Representantes y penetran la mayoría del Senado demócrata, o recuperan el Senado.
Según un análisis de FAIR , los datos de DHA muestran que la administración Obama ha “recortado dramáticamente todos los aspectos del cumplimiento de leyes de inmigración contra extranjeros ilegales que no han cometido crímenes violentos en este país”. FAIR dice que cuando se trata de imponer la ley en los centros de trabajo, “los arrestos administrativos han caído en un 77 por ciento, los arrestos criminales han bajado en un 60%, los procesos judiciales han caído un 64% y las condenas han caído en un 68 por ciento desde el 2008”.
Hemos visto este juego político durante muchos años y con administraciones de ambos partidos. El sector de los grandes negocios, que mayormente contribuye a las campañas políticas republicanas, quiere mano de obra barata y por eso favorece la inmigración ilegal. Los demócratas quieren inmigrantes ilegales porque los ven como votantes demócratas en potencia.
El Representante Lamar Smith, Republicano de Texas dice “Millones de estadounidenses están batallando en busca de trabajo, mientras que unos 7 millones de inmigrantes ilegales están trabajando en los EE.UU. La aplicación de la ley en los centros de trabajo ayudaría a que muchos de esos muy necesarios empleos estuviesen disponibles para ciudadanos estadounidenses y trabajadores extranjeros con estatus legal”.
Sería un punto debatible si los desempleados estarían dispuestos a hacer los trabajos duros que a menudo hacen los inmigrantes ilegales, especialmente cuando los estadounidenses ahora pueden cobrar cheques de desempleo durante más de un año. Lo que no está sujeto a discusión es que la poca fuerza con que se ponen vigor nuestras leyes de inmigración conduce a más falta de respeto para esas leyes y sirve de incentivo para que más gente entre ilegalmente al país.
Esto fue lo que ocurrió después de la “amplia” reforma migratoria bajo Ronald Reagan y pudiera pasar de nuevo a menos que nuestras fronteras sean selladas totalmente y que se haga algo con los inmigrantes ilegales que ya están aquí. Efectivamente, no todos serán deportados, pero no debe permitírseles que eludan el castigo por haber violado la ley. De lo contrario, la ley no tiene sentido.
Así que aplaudamos las exitosas deportaciones de los extranjeros criminales del Departamento de Seguridad de la Patria. Pero dado que los EE.UU. sólo está poniendo en vigor una parte de sus leyes de inmigración, todo lo que yo puedo ofrecer es el sonido de una sola mano aplaudiendo.
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