Columbus Day
La Vanguardia, Barcelona
En EE.UU. existe cierta controversia con el día, hasta el punto de que tres estados no celebran lo que ellos llaman el Columbus Day: Hawái, Dakota del Sur y Nevada. También existen versiones distintas en distintos lugares. Así, por ejemplo, Dakota del Sur ha sustituido el Columbus Day por el Native American Day, Hawái celebra el Discoverer's Day, en homenaje a los polinesios, y en ciudades como Berkeley, Sebastopol o Santa Cruz celebran el Indigenous People's Day. En Oklahoma, los gobiernos tribales han instituido el Native American Day, aunque algunos lo llaman por el nombre de su propia tribu. En sentido contrario, los italoamericanos celebran con pompa y desde 1866 lo que consideran "la fiesta de su herencia".
Pero la fiesta de carácter federal que finalmente quedó fijada en 1934 por Franklin Roosevelt debe su nacimiento a la presión de los poderosísimos Knights of Columbus, conocidos como "el fuerte brazo derecho de la Iglesia", y con miles de congregaciones en todo el mundo, sumando casi dos millones de miembros. Nacidos en 1882 por iniciativa del párroco Michael Mc. Givney, se concibieron inicialmente como un "seguro de vida", que garantizaba los servicios sociales a los católicos. No hay que olvidar que en el XIX los católicos sufrían enormes discriminaciones, estaban excluidos de los sindicatos y del resto de las organizaciones que otorgaban estos servicios de carácter social, y no podían entrar en fraternidades como la masonería. Hoy en día su programa de seguros está considerado el más sólido de EE.UU. ¿Caballeros de Colón conocidos? Sin duda los más conocidos, los dos miembros de la familia más aristocrática del país, JFK y Ted Kennedy. Asumieron el nombre de Colón por considerar al explorador un héroe del catolicismo y porque su memoria aunaba a los irlandeses con el resto de los inmigrantes católicos. Fue así como nació el Columbus Day, y así se celebra en sus diversas versiones: desde homenajear a los polinesios o los pueblos indios, hasta recordar las discriminaciones católicas, para acabar con la gran fiesta italiana. Todo cabe en la memoria de Columbus.
¿Igual que en España? Para nada, aquí continúa teniendo un aire de rancio colonialismo, vinculado a la vieja idea de la "raza" y a la imposición de una mirada uniformadora de España. Fue, además, el gran día del franquismo, con la pesada carga que ello comporta. Es, pues, una fiesta antipática, puesta en calzador en los primeros días de una transición asustada. ¿Sería hora de reinventarla? Lo sería si tuviéramos un país relajado, capaz de definirse por la suma de sus culturas, y no por las viejas glorias de su imperio. Pero no parece que la España actual cabalgue a lomos de su sentido crítico de la historia, sino a caballo de sus miedos.
Más allá de tan pesado día, of course, felicidades a todas las Pilares.
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