Déjà vu cubano
¿Apretarse aún más el cinturón…qué cinturón?, ya no eso nos va quedando", me dice Juan Pablo Fernández, un cubano que vive en la Isla y a quien conozco desde hace mas de 25 años, al comentar el anuncio que el gobierno de La Habana reducirá medio millón de empleos estatales.
Si el "Período Especial en Tiempos de Paz" fue de un impacto brutal para el pueblo cubano hace dos décadas, los pronósticos para éste son todavía más sombríos.
Más de medio millón de trabajadores del estado perderán sus empleos en los próximos meses, al tiempo que se anuncia un ajuste radical en sueldos y trabajos para los "afortunados" que no serán despedidos.
La máscara de un estado que se las daba de paternalista termina por caer estrepitosamente y deja al descubierto su agónico rostro.
El “Período Especial en Tiempos de Paz”, fueron años que todavía repercuten en Cuba y que se inició con el desplome de la Unión Soviética en diciembre de 1991.
Fidel Castro en esa época, intentó justificar los planes de austeridad ya implementados, como el racionamiento de comida y petróleo con otras drásticas medidas en la agricultura, el transporte y la energía.
Por otra parte, el gobierno se vio forzado a abrir sus puertas al turismo internacional, especialmente proveniente de los países europeos y latinoamericanos.
Hoy el fantasma de este Período Especial se pasea de nuevo por la Isla. La angustia e incertidumbre está aumentando en el cubano, a quien desde el comienzo de la Revolución se le ha pedido sacrificios, sin que hasta el momento obtenga ninguno de los beneficios prometidos.
La Salud es una ilusión para el nacional, mientras que los extranjeros se benefician con tratamientos pagados en moneda extranjera.
Por su parte, la Educación ha servido como adoctrinamiento y uso del profesional una vez terminada la carrera, quien ha sido enviado al exterior "en arriendo" y para concientización de los barrios, de los gobiernos aliados de Cuba.
La tarea de hacer el anuncio formal de los nuevos ajustes económicos recayó en la Central de Trabajadores de Cuba quien hizo un pronunciamiento lastimoso, lleno de la misma retórica empalagosa del gobierno:
"La Revolución cubana cumple 52 años de victoriosa existencia, y hoy, más que nunca están vivas e inconmovibles en la dirección de la nación y en nuestro pueblo la voluntad y la determinación de continuar la construcción del socialismo, avanzar en el desarrollo y la actualización del modelo económico que debemos seguir, consolidando las conquistas alcanzadas".
¿A qué conquistas se refiere?
La misma ceguera -ante la realidad que vive Cuba- la demostró el propio Raúl Castro en su discurso del 1 de agosto pasado al inaugurar el Quinto Período Ordinario de Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El Gobernante Sucedáneo centró su discurso en la Unidad, porque teme una rebelión del pueblo y que el país se le vaya de entre los dedos:
"La unidad entre los revolucionarios y entre la dirección de la Revolución y la mayoría del pueblo es nuestra más importante arma estratégica, la que nos ha permitido llegar hasta aquí y continuar en el futuro perfeccionando el socialismo. Aunque les duela a los enemigos, nuestra unidad es hoy más sólida que nunca…"
Por otra parte, en esa oportunidad Raúl Castro trató de deslindar su responsabilidad en lo que iba a anunciar y echó mano al recurso de nombrar a todos los que tomaron parte en dictar las próximas medidas laborales, desde el Consejo de Ministros, vicepresidentes del Consejo de estado, Buró político, secretariado del Comité Central, los primeros secretarios de los comités provinciales del Partido, los presidentes de los consejos de la administración provincial, así como los cuadros centros de la CTC , otras organizaciones de masas, la UJC. hasta otros altos funcionarios de otros organismos adjuntos al Estado.
CUENTA PROPISTAS
La ampliación del ejercicio del trabajo por Cuenta Propia fue una de las medidas tomadas en el plan de despidos masivos, para absorber el medio millón de nuevos desempleados.
Pero este "Recurso–Esponja" no resultará, como no funcionó hace 20 años.
Desviar a los que serán despedidos a laborar como "cuentapropistas" no es la solución, porque en el pasado sólo sirvió para gravar fuertemente las escasas ganancias del grupo y luego perseguir a estos pequeños empresarios, acusándolos de "estarse enriqueciendo".
Este estímulo económico que pasó a llamarse "Operación Maceta", de conceder licencias a particulares desde pequeños restaurantes a los que bautizaron como "paladares", hasta conceder permiso a payasos para actuar en espectáculos de niños, sirvió solamente para que el régimen de La Habana cogiera bocanadas de aire y emergiera un tanto chamuscado, pero vivo, del marasmo económico donde lo había sumido el desplome y el retiro de ayuda de la ex Unión Soviética.
Pero en la medida en que la economía se recobraba, el gobierno revertía las medidas a las antiguas disciplinas laborales.
Las licencias de los cuentapropistas no fueron renovadas. Por el contrario, se les persiguió por “acaparar” el dinero obtenido con sus pequeños negocios, en su mayoría de trabajos artesanales que -como zuecos de cuero y madera- eran vendidos a los turistas frente a la Catedral de La Habana.
En aquellos años, en mi contacto con este pequeño gremio como periodista de Radio Martí, supe de sus esperanzas y sus desilusiones.
Agrupados en una minúscula Organización Independiente de Trabajadores por Cuenta Propia, no pudieron defenderse del acoso del gobierno. El director de la pequeña entidad, Ismael Salazar Agüero fue detenido, pasó largos años en la cárcel y hoy se encuentra en el exilio.
Otra agrupación en la Isla, la Asociación de Lucha frente a la Injusticia Nacional, ALFIN, presidida por Reinaldo Alfaro García y su madre Beatriz García, fue también perseguida en forma implacable.
Al final del 2009 de 11 millones de cubanos, solo 143,800 figuran registrados como trabajadores particulares o “cuentapropistas”.
Hoy se revierte de nuevo la economía cubana a esa época de la Operación Maceta.
Hubo una velada amenaza por parte de Raúl Castro en su discurso del primero de agosto cuando dijo:
"Por otra parte, pienso que a nadie se le escape la trascendente contribución al mejoramiento de la disciplina social y laboral que emana de la aplicación de estas medidas".
Habrá que esperar ver cuál va a ser la reacción del cubano de a pie, al tratar de apretarse todavía más el cinturón, que como decía Fernández, ya pocos poseen y enfrentar esta nueva era de despidos, sacrificios y privaciones, descargados -una vez más- en su espalda.
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