La inmigración ilegal a EE.UU. registra una drástica caida
El número de inmigrantes indocumentados que entra a Estados Unidos ha disminuido drásticamente desde 2007, a medida que el sombrío panorama laboral en EE.UU. ha disuadido a miles de potenciales emigrantes de encaminarse al norte.
El flujo de inmigrantes sin papeles cayó a un estimado de 300.000 anuales entre marzo de 2007 y 2009, desde 850.000 al año entre marzo de 2000 y marzo de 2005, según los resultados de un nuevo estudio del Pew Hispanic Center, un grupo de investigación apolítico.
Los resultados se anuncian en un momento en el que la administración Obama comienza el despliegue esta semana en Arizona de cientos de guardias nacionales. Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Nacional, anunció el lunes que el número de vehículos aéreos no tripulados que realizan vuelos de vigilancia en la frontera sur se duplicará para el 1 de enero. El aumento de la seguridad ha dificultado los cruces fronterizos y contribuido a la caída de las entradas.
Barrera que separa las localidades de Nogales, Arizona, y Nogales, México
La baja en nuevas llegadas ha llevado a una reducción en el número total de la población indocumentada a 11 millones de personas en marzo de 2009. Esta cifra se compara con un máximo de 12 millones de inmigrantes indocumentados dos años antes, según el análisis del Pew, que está basado en data de la Oficina del Censo de EE.UU.
En total, los inmigrantes sin papeles en 2009 representaban 28% de la población de EE.UU. nacida en el extranjero. Casi la mitad de ellos llegó al país después de 2000, según el estudio.
El flujo de mexicanos, quienes representan el 60% de todos los inmigrantes indocumentados en EE.UU., se desplomó a 150.000 anuales durante el período de 2007 a 2009, comparado con el promedio anual de 500.000 durante la primera mitad de la década.
"No solo vemos una reducción en el flujo; es una tendencia gradual a la baja durante los últimos cuatro años", indicó el principal autor del estudio, Jeffrey Passel, demógrafo del Pew experto en la población indocumentada.
La "metodología residual" de Passel usa datos de la población extranjera incluida en el Sondeo de Población Actual, incluido en el Censo, para calcular las poblaciones de inmigrantes legales e ilegales.
La crisis hipotecaria y el subsiguiente desplome económico general han recortado puestos de trabajo en las industrias de la construcción, turismo y otras que emplean a un gran número de latinoamericanos con escasa formación educativa. Los inmigrantes que ya viven en EE.UU., están sufriendo económicamente, lo que está disuadiendo a aquellos en sus países de origen a dirigirse a EE.UU.
"La gente no quiere venir; saben que la economía esta mal", señala Braulio González, de Guatemala, quien ha logrado sobrevivir como jornalero en las afueras de Los Ángeles.
La reducción en el flujo de indocumentados reportado por el Pew es secundado por estudios de Wayne Cornelius, codirector del centro de investigación de migración en la Universidad de California, San Diego.
En 2009, el centro reveló que era "dos veces menos probable" que posibles inmigrantes en México planearan trasladarse a EE.UU. que en 2006, el año previo a la recesión. Entre aquellos que ya viven y trabajan en EE.UU., más de la mitad dijo haber experimentado una reducción en horas de trabajo, según la investigación de campo.
Napolitano dijo esta semana que Washington ha dedicado una cantidad sin precedentes de personal y tecnología para combatir el contrabando y la inmigración ilegal. Como resultado, aseveró, la confiscación de drogas, dinero y armas estaba al alza, mientras que el flujo de indocumentados estaba cayendo.
Cornelius y otros expertos de migración creen que el ciclo económico, y no así la mayor seguridad en la frontera, es el principal causante del menor flujo de ilegales al país.
"La intensidad de la supervisión en la frontera de EE.UU. ha continuado incrementandose durante la recesión, pero sólo gradualmente", asegura Cornelius. "Lo que ha cambiado drasticamente es la demanda de mano de obra mexicana en la economía de EE.UU".
El equipo de investigación de Cornelius no encontró evidencia de que las mayores medidas de seguridad en la frontera esté manteniendo a inmigrantes fuera de EE.UU.: más de nueve de cada 10 inmigrantes logran colarse dentro del país tarde o temprano, dijo.Sin embargo, el refuerzo en la frontera ha creado una mayor demanda por la labor de los "coyotes", quienes se dedican a introducir a inmigrantes indocumentados a través de la frontera y a transportarlos a un destino en EE.UU. El pago que exigen los coyotes ha aumentado al ritmo de la mayor seguridad en la frontera.
Los mexicanos actualmente pagan alrededor de US$3.000 por un coyote, comparado con US$700 a comienzos de la década de los 90. El costo para los inmigrantes desde Centroamérica y Suramérica puede sobrepasar los US$10.000, lo que usualmente pagan en cuotas con dinero que se ganan en EE.UU.
"Ahora que el retorno de su inversión para entrar al mercado laboral del país parece menos asegurado, muchos inmigrantes potenciales están posponiendo sus viajes hasta que la economía este creciendo de nuevo", estima Cornelius.
Los inmigrantes indocumentados representaban el 5% de la fuerza laboral de EE.UU. el año pasado, según el estudio del Pew. Los estados donde el mercado inmobiliario sufrió más, como Florida, enfrentaron el bajón más pronunciado en su población indocumentada.
La región sureste, desde Delaware hasta Florida, registró una caída significativa en la población indocumentada. Estos estados fueron considerados imanes de inmigrantes sin papeles quienes, a principios de los 90, comenzaron a evitar estados portales como California y Texas, en búsqueda de más oportunidades en el este.
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