Uruguay: Mujica y la croqueta
El País, Montevideo
Desde que está en la presidencia, José Mujica sufre la contradicción entre sus ideas socialistas básicas y las reglas del mercado. Tantos años predicando contra la sociedad de consumo para ahora, de golpe, descubrir que ella es la sal y el agua del sistema capitalista.
La contradicción es constante. Veamos. La semana pasada Mujica inauguró una planta de armado de autos coreanos horas después de pedirles a los médicos que consumieran menos. Declaró que debe potenciarse la industria automotriz en Uruguay -¿hay un símbolo mejor del consumo que el sueño del auto nuevo?- pero a los médicos jóvenes les pidió que no se dejen "comer la croqueta" (la cabeza) por sus ansias compradoras. ¿Ni siquiera de autos coreanos? El mismo Mujica que denuncia "la manija infernal del consumo" elogia a los coreanos por ser "los mejores comedores de carne del Asia". Es decir, por ser nuestros posibles compradores. Es que sin consumidores de afuera estamos perdidos. Mujica lo sabe, pero no puede con su genio ni con sus viejas doctrinas.
Que lo sabe es evidente. Lo probó este fin de semana en Asunción cuando instó a los empresarios paraguayos a invertir en Uruguay. Hizo lo mismo que el verano pasado en el Conrad ante un millar de ejecutivos del Cono Sur: vengan, traigan su dinero y su técnica; los necesitamos, les dijo. Empero, nuevas industrias exigen más consumo, lo cual desnuda la gran contradicción: ¿quién quiere instalarse en un país en donde se desalienta el consumo y se lo estigmatiza como un vicio personal y una lacra de la sociedad capitalista. Ese discurso contra el consumo ¿no era acaso el de los burócratas del socialismo real que hundieron a sus sociedades en abismos de mediocridad y escasez?
Quizás la gran diferencia es que Mujica predica con el ejemplo, como agudamente anota el periodista Nelson Fernández. Sigue viviendo en su chacra sin cambiar de hábitos a no ser por un par de trajes nuevos y alguna camisa a rayas. Es decir, se aplica su filosofía a sí mismo, algo que la "nomenklatura" del socialismo real no hacía. Además se la impone a sus compañeros del MPP que ocupan cargos públicos quienes pueden retener veintitantos mil pesos por mes. El resto deben darlo al movimiento. De vez en cuando alguno se rebela como el senador Jorge Saravia que se negó a aceptar esa quita seguramente porque necesita consumir más.
Es que sin consumo no crece el país. Sin consumo externo nuestras agroexportaciones se quedan sin comprador. Sin consumo interno no hay forma de financiar el Estado ni hacer las inversiones necesarias. Y atención, nadie -ni aun los más tenebrosos neoliberales- imagina un Uruguay lanzado a un consumo desenfrenado que no se ajusta a nuestra idiosincrasia precavida.
En suma, Mujica se rinde ante la realidad aunque haciéndole algún saludo a sus viejas banderas doctrinarias. Mientras él no se deja "comer la croqueta" sabe que es preciso que otros lo hagan. No en vano su gobierno, en nombre de la bancarización, exhorta a usar tarjetas de crédito o de débito, instrumentos que aumentan la propensión al consumo. Es otra contradicción, pero qué le hace una mancha más al tigre…
- 23 de julio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
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