¿Quién sobra en la Florida, McCollum o los indocumentados?
De repente el candidato republicano a la gobernación y Fiscal General de la Florida Bill McCollum ha lanzado una bomba atómica en la batalla política por la candidatura republicana a la gobernación del estado. Con bombos y platillos desde Orlando McCollum anunció esta semana una propuesta de ley de inmigración que según él es "mejor, más fuerte, más dura y más justa'' que la de Arizona. El candidato hizo esto sin consultar a muchos de sus más fieles seguidores hispanos que están haciendo un esfuerzo titánico por rescatar la campaña del veterano político.
Irónicamente luego del anuncio, McCollum ha vuelto a repuntar en las últimas encuestas, incluyendo un considerable respaldo entre los votantes de Miami-Dade.
Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. "No consultó con los que han arriesgado su capital político para ayudarle en condiciones adversas'', nos dijo la activista republicana Ana Navarro. Entre los que están gastando mucho de su capital político en salvar a McCollum están el congresista federal Lincoln Diaz-Balart quien ha abogado por leyes pro inmigrante en Washington y el ex gobernador de la Florida Jeb Bush, amigo de los hispanos y casado con una mexicana.
McCollum lo hizo justo cuando se abrían las primeras urnas electorales y a menos de dos semanas de las primarias en la que disputa la nominación republicana con el millonario empresario y abogado Rick Scott.
Scott había logrado obtener una considerable ventaja tras gastarse unos $25 millones en anuncios políticos dedicados a machacar a McCollum, muchos de ellos enfocados en el tema de inmigración en el que le acusa de ser flojo por no haber apoyado de inmediato la ley de Arizona.
En el sur de la Florida el sentir popular sobre inmigración entre los votantes hispanos no es monolítico. Muchos hispanos opinan que es hora de imponer orden en un sistema caótico que no respeta la ley. La mayoría de los hispanos en el sur de la Florida son de origen cubano y gracias a la ley de ajuste que los convierte en privilegiados no han sufrido los embates de deportaciones y preocupaciones diarias que afectan a otros inmigrantes. Los cubanos, aun los que entran de forma ilegal, tienen derecho a hacerse residentes de este país al año y un día.
En realidad muchas de las medidas en la ley de Arizona ya rigen aquí en la Florida. Los policías no son tontos. Cuando arrestan a alguien averiguan de dónde viene. Hay agentes de ICE en todas las cárceles donde entran los recién arrestados. Los jueces preguntan el origen nacional, los años de permanencia en el país y las raíces en la comunidad antes de fijar fianza. ICE deporta a muchos que son encontrados culpables de delitos mayores. Todas estas son cosas que me parecen razonables, no veo nada malo en ello y como señalaba están ocurriendo sin necesidad de ninguna nueva ley.
Los puntos más polémicos de la propuesta de McCollum son el requerir que todos los inmigrantes porten sus documentos o enfrenten 20 días de cárcel. También requerir la imposición de penas más severas para indocumentados que cometan los mismos crímenes que residentes legales.
Está por verse si estos dos puntos cumplen con la Constitución, sobre todo después de la decisión de la jueza federal de Arizona que invalidó parcialmente la polémica ley estatal por propuestas similares.
Más importante que el contenido en este caso es la forma. A sólo dos semanas de la elección en la que McCollum continúa en una dura pelea, el candidato que inicialmente dijo que no hacía falta en la Florida una ley como la de Arizona ha dado marcha atrás.
Opiniones que valoro me hacen dudar de la sabiduría de McCollum. "Estoy decepcionada con el tono que ha tomado esta campaña'', me dice Navarro. El abogado republicano Bob McCaulay describe la contienda entre McCollum y Scott como "una carrera hacia el fondo''.
Ciertamente en un estado donde el desempleo sobrepasa el 10 por ciento, donde enfrentamos un déficit de más de $6 mil millones, un estado que urgentemente necesita pagar $500 millones de dólares para los planes de Medicaid y no los tiene entre otras razones porque cuenta con un sistema fiscal regresivo e injusto, y cuyos estudiantes luchan por sobrevivir en un mundo cada día más competitivo, debe haber temas más importantes para el bien común que el de la inmigración, cuya jurisdicción después de todo está en manos del gobierno federal, quiéranlo o no.
Hay muchas lecturas del anuncio de McCollum. Unos le acusan de demagogo, otros tantos consideran que es señal de desesperación. En realidad, los desesperados y desilusionados son los votantes porque esta campaña electoral por ahora sólo produce desidia y desilusión.
Las cámaras de la discordia
Uno de los primeros en ser retratados in fraganti desde que entrara en efecto la ley que autoriza poner cámaras en los semáforos es el representante estatal demócrata Luis García, quien a propósito votó contra las dichosas cámaras. Si García no apela la evidencia fotográfica de su encuentro con una luz roja en Coral Gables, el representante tendrá que pagar una multa de más de $150.
Según García, él no se llevó la luz roja pero sí pasó por encima de la línea blanca del semáforo. García dice que las computadoras no tienen flexibilidad y te fotografían sin compasión cuando el carro avanza unas pulgadas más de dónde debería estar parado.
Otro legislador, el republicano Marcelo Llorente que votó a favor de la ley, dice que los nuevos dispositivos se instalaron por razones de seguridad pública y a petición de muchos municipios.
El alcalde de la ciudad de El Doral, JC Bermúdez concuerda con que el principal propósito de la ley es salvar vidas. Según él, en el Doral el año pasado se registraron 6 homicidios pero 31 personas murieron como consecuencia de incidentes de tráfico, casi todos en intersecciones con semáforos. Muchos choferes están indignados porque consideran que esto es una nueva forma de meter la mano en el bolsillo de los contribuyentes. El alcalde de Miami admite que las multas con las nuevas cámaras ingresarán unos $4 millones al año en las arcas de la ciudad pero añade que la meta no es recaudar fondos sino reducir el número de víctimas de accidentes de tráfico.
Si no le gustan las cámaras, será mejor que cambie de opinión porque casi todas las ciudades del sur de la Florida –desde West Miami hasta Miami Beach– las tienen o están planeando instalarlas. De manera que no tenemos más alternativa que sonreír y parar cuando lleguemos a una intersección, al menos para quedar bien en la foto.
- 23 de julio, 2015
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