La inversión, los salarios y las tasas de interés
El foco principal de este problema está en la inversión, que en 2009 cayó a niveles comparables a los que tenía hace diez años, y la poca propensión al consumo de la población, que se debe en parte a que el desempleo ha disminuido y en parte a que la gente que tiene empleo prefiere no consumir en preparación para tiempos que pueden ser peores. Esta situación amenaza con convertirse en un círculo vicioso: la caída en la inversión lleva al desempleo, que a su vez lleva a incertidumbre sobre los ingresos familiares futuros, y a través de esto, a menor gasto, que lleva a menor inversión, y así.
Las exportaciones están creciendo porque no están sujetas a este ciclo porque dependen de la demanda en el extranjero, no de la doméstica. En tiempos normales, el aumento de las exportaciones llevarían normalmente a un aumento en la demanda interna como resultado del ingreso de dólares asociado con las exportaciones. Igual pasaría con las remesas, que también están creciendo, aunque a un ritmo menor que el de las exportaciones, y con los flujos de capital asociados con los préstamos externos desembolsados por el gobierno. No está pasando porque los ingresos de dinero no están siendo multiplicados por la economía. El dinero se guarda, en vez de erogarse en consumo o inversión, resultando en el estancamiento que estamos viviendo.
Hay algunos funcionarios del gobierno que atribuyen este estancamiento a la dolarización, y que piensan que una desdolarización, asociada con una devaluación del nuevo colón, restauraría el crecimiento a la economía a través de reducir los salarios reales de los trabajadores. Esto sucedería porque al devaluar la moneda todas las cosas importadas o que se pueden exportar suben de precio. Así, por ejemplo, si la gasolina vale diez colones por galón en una economía en la que un colón es igual a un dólar, si la moneda se devalúa a 1.20 por dólar, el galón de gasolina ya no valdría diez colones sino doce colones. Y así con todo lo importado.
Si a usted no le suben el sueldo, su sueldo queda automáticamente reducido en un 20 por ciento en todo lo importado que usted consume, y en todo lo importado contenido en todo lo que usted consume, incluyendo lo producido localmente. Es decir, la estrategia de devaluar la moneda busca reducir los costos de los exportadores no a través de subir su eficiencia sino a través de bajarle los sueldos a todos los trabajadores, de todos los sectores. Es bajar los salarios para subir las utilidades. Es algo que, por justicia social, un gobierno de derecha no debe hacer; mucho menos lo debe hacer un gobierno de izquierda.
Por supuesto, usted dirá, el gobierno puede hacer que suban los salarios para compensar por la devaluación. Pero, entonces, ¿para qué devaluar? Y si no va a devaluar, ¿para qué desdolarizar?
La última pregunta es crucial, ya que la desdolarización iría en el sentido contrario de lo que se necesita, ya que resultaría en un aumento inmediato de las tasas de interés, lo cual deprimiría aún más la inversión de las empresas y las familias. En los países latinoamericanos en los que hay créditos en dólares y en pesos las tasas de interés en pesos han sido once puntos más altas que las en dólares, porque las en pesos tienen que compensar por el riesgo de devaluación. Si este margen lo aplicamos a El Salvador, podemos estimar que la tasa de interés en los créditos subiría de 7.5 por ciento a 18.5 por ciento, que es más o menos la tasa de créditos que existía antes de la dolarización.
Esto quiere decir que si usted ahora paga 7,500 dólares de intereses en un préstamo de 100,000 dólares para pagar una casa, en colones tendría que pagar 18,500 dólares. Visto de otra forma, si usted ahora puede pagar los intereses de una casa de 100,000 dólares, al desdolarizar usted podría pagar sólo una de 40.500 dólares. Es un precio bien alto en términos de la capacidad adquisitiva de la población. Igualmente, si usted es un empresario y puede costear una inversión de 100,000 dólares en la economía dolarizada, usted sólo podría costear una de 40,500 dólares. Es un precio bien alto en términos de inversión, que es lo que se quiere fomentar.
Eso sería pegarse uno mismo un tiro en el pie. La estrategia de incentivar el empleo a través de reducir los salarios es claramente inferior a la de mantener bajos los intereses y dar confianza a los inversionistas. Esta estrategia tiene la clara ventaja de que la inversión crea nuevos puestos de trabajo sin causar miseria al bajarles los salarios reales a la gente, y la de posibilitar un crecimiento real de la economía, que en el largo plazo sólo puede lograrse con más inversión.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 28 de marzo, 2016
- 29 de mayo, 2015
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