El Diario Exterior
La economía peruana sigue creciendo ordenadamente. Y atrayendo fuertemente la inversión extranjera y local. El optimismo respecto del futuro del país, en consecuencia, crece. También entre los peruanos. Muy particularmente en las zonas urbanas. Así como en las zonas agrícolas del norte del país. El sur sigue aún relativamente demorado, pese a los proyectos de reactivación que ya están en marcha.
No sorprende entonces que las reservas del país en manos de su Banco Central superen la deuda externa pública y privada y se ubiquen en el orden de los 31,108 billones de dólares. Son un sano el 28% del PBI del Perú. Nada mal para un país que como consecuencia de la crisis mundial del 2008 sólo pudo crecer al ritmo del 1,12%, el año pasado.
Por todo esto no es demasiado sorpresivo que las preferencias políticas peruanas en las zonas urbanas se vuelquen hacia las propuestas moderadas y que, simultáneamente, muestren un rechazo inequívoco de la izquierda. Especialmente en la conocida versión “bolivariana”, que ha estructurado uno de los más hábiles disfraces contemporáneos del comunismo (que, no obstante, empieza a aparecer bien nítido detrás de las falsedades y biombos con los que Hugo Chávez envolvió -por un rato- a los sufridos venezolanos). Esa izquierda vernácula es expresada en el Perú por el ex militar Ollanta Humala, quien evidentemente no consigue “hacer pie” de frente a las elecciones presidenciales del 2011, que se aproximan.
La última encuesta nacional urbana del diario El Comercio, de Lima, sugiere que Keiko Fujimori se mantiene en el liderazgo de las preferencias de los entrevistados, con un interesante 22% de las intenciones de voto, incluyendo en la decisiva ciudad de Lima. Lo que no deja de ser llamativo, cuando su propio padre está preso por corrupción y abuso de poder, fundamentalmente. Pero es así.
Le sigue, de cerca, el buen alcalde de Lima, Luis Castañeda, un hombre eminentemente eficiente, pero políticamente aburrido. Un trabajador diligente, que hace mucho más de lo que habla o muestra, razón por la cual su gestión es aprobada por el 68% de los limeños, conformes con ella.
Detrás de Castañeda aparece un candidato bastante renovado, el ex presidente Alejandro Toledo, ahora con un 14% de las intenciones de voto, superando así, también él, al izquierdista (con disfraz nacionalista) Ollanta Humala, quien ha caído al cuarto lugar y ya “no mueve el amperímetro de la política”.
Cerrando las cifras está la actual Ministro de Economía de Alan García, Mercedes Araoz, una nueva contendora que ha saltado a la palestra aprovechando el viento a favor que deriva de una gestión que ciertamente luce provechosa para el Perú.
Mientras tanto, este próximo 3 de octubre se harán las elecciones municipales en Lima, la capital del Perú. La carrera está, en este caso, siendo liderada por la conservadora Lourdes Flores, con el 36% de las intenciones de voto, en muy buena posición entonces. Detrás de ella se encuentra, con el 23% de las intenciones, Ález Kouri, un controvertido ex alcalde, con algunas nubes sugerentes de corrupción sobre su cabeza. No obstante, hay todavía un 14% de limeños indecisos. Nuevamente, de la izquierda (en Lima) “si te he visto no me acuerdo”.
Un cuadro político sano para cualquiera, incluyendo a un Perú cada vez más atractivo y ordenado, que empieza a querer salir de la inercia en la que estuvo desde que, en los 70, los militares de tendencia marxista lo desquiciaran. Un Perú atractivo se asoma al mundo cada vez con más ganas, tratando de aprovechar -al máximo- la inversión de los términos de intercambio a su favor, ahora a partir de los atractivos niveles de precios de las materias primas que exporta, como los hidrocarburos, los minerales o los productos del agro, que ha vuelto a florecer. Para entusiasmar a cualquiera.
El autor es ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.