Cuba: El drama de la puerta giratoria
El último de la dinastía castrista, puede sentirse satisfecho que las agencias internacionales lo llamen "Presidente" en vez de Tirano, que es lo que es.
Las generaciones se han renovado en Cuba en este último medio siglo con una sola excepción, el poder sigue, como al principio, en manos de una sola familia.
Los Castro han gobernado con mano de hierro en la Isla, reprimiendo libertades a nombre del socialismo y sellando alianzas con la Unión Soviética en los primeros decenios, para recibir subsidios. Luego, a la caída de ésta, volviendo la mano suplicante hacia Venezuela.
Pese a la ayuda, hoy es tal el descalabro en Cuba que sólo medidas desesperadas pueden salvar al gobierno, ahora a cargo del menor de los hermanos, del colapso completo y la consiguiente ruina.
El Régimen de La Habana, con las proyecciones matemáticas sobre la mesa, sabe que Hugo Chávez seguirá prestándole ayuda, pero no en la forma acostumbrada de antes ya que tiene sus propios problemas de falta de liquidez en casa.
Por eso, necesita que La Unión Europea levante las restricciones que impiden que se realicen operaciones comerciales en gran escala hacia Cuba y que podrían inyectar el líquido monetario necesario a las venas de la colapsada economía cubana, haciendo que parcialmente salga a flote.
También, el régimen cubano necesita que viajen más estadounidenses a dejar los billetes verdes en las arcas del Estado.
La única manera de lograr doblar las voluntades de Europa y Estados Unidos, que protestan por la falta de derechos humanos en Cuba, es tratar de aparentar que se está dispuesto a hacer cambios.
Y lo más visible en el panorama, abierto como una llaga, es la situación de los presos políticos cubanos.
Más que ninguna otra vitrina de lo que es el régimen de los hermanos Castro es asomarse a las cárceles y comprobar la existencia de casi doscientos reos, cuyo único delito es pensar diferente al gobierno y haber luchado por cambios que devuelvan al país a la senda democrática.
La ferocidad del régimen de los hermanos Castro se puede medir en su crueldad, observando las redadas periódicas que realiza para limpiar de disidentes al país.
Las ordenó el Máximo Líder al ganar la revolución, con arrestos, fusilamientos y prisión para los opositores y ahora Raúl Castro ha continuado la senda de su hermano.
Ya llegó a España el primer grupo de siete presos detenidos durante la redada de la llamada Primavera Negra del 2003.
Pero esto no significa que el drama de las cárceles cubanas haya terminado.
La operación de librarse de los opositores encarcelados y ganar simpatías va más allá de unas simples órdenes.
La estrategia está ahí, para todo el que quiera verla en su desnuda realidad:
El gobierno de la Habana se afianza una vez más en el poder, para el cual no fue elegido democráticamente, pero el resto del mundo lo tolera por razones políticas.
Y luego de sacar a los presos y enviarlos al exilio vuelve a las redadas y a llenar las cárceles con los nuevos opositores. Que los mantendrá para otro canje en el futuro.
La prensa -con escasas excepciones – seguirá tratando al sistema con guantes de seda, sin denunciar las atrocidades y violaciones diarias a los derechos humanos. El último de la dinastía castrista, puede sentirse satisfecho que las agencias internacionales lo llamen “Presidente” en vez de Tirano, que es lo que es.
Ahora, el Dictador Suplente podrá dar un suspiro de alivio y esperar que todo lo vaya bien… por un tiempo. Y en cuanto al resto de la oposición, “apretará clavijas” para los que se queden, encarcelándolos en otras redadas, que pueden o no ocurrir en otra primavera, pero para eso quedan otras tres estaciones.
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