Un libro es un libro, aunque sea digital
Libertad Digital, Madrid
(Puede verse también Terror en las editoriales por Alvaro Vargas Llosa)
Este viernes ha arrancado la Feria del Libro de Madrid con una novedad muy importante. Por primera vez está presente en la notable cita bibliográfica el libro electrónico, al menos sobre el papel. Aunque se ha dado mucho bombo a este desembarco, parece que la presencia real del e-book va a ser más bien escasa. De todos modos, por reducida que sea su difusión en el madrileño Parque del Retiro durante estos días, se trata de una buena noticia.
Es necesario recordar que el año pasado los libros digitales no pudieron tener presencia alguna en la Feria. El motivo era muy simple. En una decisión demostraba la ceguera de los organizadores, el Gremio de Libreros de Madrid decidió prohibir a los participantes que vendieran "volúmenes" en formato digital. Ahora han rectificado, algo que sin duda alegrará a Carmelo Jordá, nuestro compañero de columna y gran enamorado de los e-book. Y no sólo a él. Aunque todavía son pocos, el número de adeptos a la lectura sin papel va creciendo en España. Como ocurre en el resto del mundo.
Los empresarios del sector del libro, desde editores hasta libreros, parecen empezar a aceptar que tienen que modificar su forma de trabajar para hacer frente a la realidad. No les queda más remedio. Si siguen la senda de las discográficas y se niegan a adaptarse a los tiempos y a la irrupción del mundo digital sufrirán las consecuencias y serán culpables de un incremento de la piratería de sus productos. Sin embargo, si evolucionan y se adaptan al nuevo entorno, podrán salir beneficiados. Las ventajas del e-book para ellos son muy numerosas.
Sin embargo, hay otros que sí parecen negarse a aceptar la realidad. Los gobernantes, tanto nacionales como de la Unión Europea, aparentan no querer entender que la calificación de "libro" la merecen tanto los impresos como los digitales. Por absurdo que resulte, el IVA para un mismo volumen es muy diferente si se trata de un tipo de formato u otro. En el caso español, es del 4% para los de papel y del 16% para los electrónicos. Estos tipos, claro está, son los válidos antes de que entre la subida impositiva con la que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha decidido castigar a los ciudadanos.
La diferencia del IVA según formatos –que el Gobierno español no podría eliminar aunque quisiera al no permitirlo la Unión Europea– demuestra la ceguera ante la realidad por parte de los eurócratas y numerosos políticos. Son ellos quienes se han auto otorgado la capacidad de decidir qué es cultura y qué no lo es. Y para ellos la diferencia parece radicar en el formato, no en la obra en sí. En contra de lo que dicta el sentido común a cualquier ciudadano, para ellos tiene un mayor valor cultural un libro de bricolaje para torpes en papel que El Quijote en formato digital. Una vez más, la política se equivoca al meter la mano donde no debe.
Antonio José Chinchetru es autor de Sobre la Red 2.0.
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