Impresiones de una entrevista con Mockus
El candidato de oposición colombiano Antanas Mockus, quien según las encuestas tiene las mayores posibilidades de convertirse en el próximo presidente del país, dice que las principales prioridades de su gobierno serán la educación, la ciencia y la tecnología. Sus críticos dicen que sería un gran presidente, pero de Finlandia.
Antes de entrar en lo que me dijo Mockus en una entrevista acerca de las críticas de que sus planes de gobierno son poco realistas para un país que enfrenta un conflicto armado interno, como Colombia, echémosle una rápida mirada a sus chances de ganar la presidencia.
Según las encuestas, Mockus terminará en segundo lugar en la primera vuelta electoral, un poco por debajo del candidato oficialista y ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, pero ninguno de los dos candidatos logrará la mayoría de votos necesaria para ganar en la primera ronda. En la segunda vuelta, el 20 de junio, Mockus ganará, porque los partidarios de otros candidatos opositores lo respaldarán, dicen las encuestas.
Mockus, un profesor de Matemática, filósofo y ex rector de la Universidad Nacional de Colombia que fue dos veces alcalde de Bogotá, goza de amplio respaldo entre los jóvenes. Su candidatura por el Partido Verde ha crecido meteóricamente y se ha convertido en un fenómeno en Facebook, Twitter y otras redes sociales.
La reputación de honestidad de Mockus, y sus excentricidades –en una oportunidad se bajó los pantalones en público como respuesta a quienes lo interrumpían durante un discurso en la universidad y, además, se casó en un circo– también lo han convertido en una estrella mediática.
Cuando le pregunté a Mockus en la entrevista grabada para televisión si su énfasis sobre la educación no lo convertiría en un presidente más adecuado para un país pacífico como Finlandia, se rió.
Citando sus exitosas campañas para estimular mejores modales en la calle y una mayor conciencia cívica cuando fue alcalde de Bogotá, Mockus me dijo: «Todo lo contrario, siento que estoy hecho a la medida de las necesidades colombianas. El bagaje teórico y de experiencia que tengo es sumamente útil aquí''.
Mockus continuó diciendo que «en Finlandia, el imperio de la ley es tan fuerte, y hay tanta armonía entre moral, cultura y ley, que todo mi enfoque sobra. Para ellos, es normal (…) En Colombia, es EL problema. En Colombia, el problema no son solamente las FARC. En Colombia, el problema es la ilegalidad, y la tolerancia a la ilegalidad, y la instalación dentro de esa tolerancia del narcotráfico''.
Mockus me dijo que su compañero de fórmula, Sergio Fajardo –un exitoso ex alcalde de Medellín–, ocuparía tanto el cargo de vicepresidente como el de ministro de Educación de su gobierno, lo que lo convertiría en la superestrella de su gabinete. Agregó que su gobierno asignaría el 15 por ciento de los ingresos petroleros a la educación.
En materia de asuntos internacionales, Mockus dijo que procuraría disminuir el nivel de confrontación con el presidente venezolano Hugo Chávez.
En lo que puede haber sido una metida de pata que revela su escasa experiencia en política exterior, o una equivocación involuntaria, Mockus dijo que «yo no me puedo poner a criticar las relaciones de Venezuela con Irak; él [Chávez] no puede cuestionar las relaciones que tenemos con Estados Unidos''. Cuando le pregunté si se refería a los vínculos de Venezuela con Irán, se corrigió y dijo «Sí, con Irán''.
Mi opinión: No estoy tan convencido de que Mockus vaya a ganar la segunda ronda, como lo sugieren las encuestas de hoy. Después de la primera ronda electoral, Mockus debe enfrentar tres grandes problemas.
Primero, es muy probable que su rival Santos empiece una campaña negativa, diciéndoles a los colombianos que corren el riesgo de perder lo ganado en materia de seguridad en los últimos años –incluyendo una disminución del 85 por ciento en los secuestros– si Colombia cambia sus políticas actuales.
En segundo lugar, el presidente saliente Alvaro Uribe, que goza de gran popularidad, aumentará los decibeles de su discurso a favor de Santos, porque está entre quienes más tendrían que perder si gana Mockus. En tercer lugar, y tal vez lo más importante, Mockus carece del aparato político que tiene Santos y el partido de gobierno para llevar a los votantes a las urnas, y contar los votos el día de los comicios.
Si a pesar de todo esto Mockus llega a la presidencia –y Facebook y Twitter demuestran ser más eficaces que las maquinarias políticas– no creo que sería un mal presidente.
Tanto Santos como Mockus son hombres preparados y cuerdos, que no lo harían mal. Obviamente, la política exterior no es el punto fuerte de Mockus, pero tener un presidente obsesionado por la educación tampoco sería una tragedia para Colombia.
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