Mentes abiertas
Pocos empresarios latinoamericanos confiarían en abrir a la comunidad necesidades y ventajas competitivas de su empresa, pero el colombiano Francisco Díaz, director general de la Organización Corona, no sólo las abrió sino que lo hizo de manera global. Durante enero de 2008 Díaz se reunió con la estadounidense Innocentive, un market place tecnológico con sede en Boston, y recibió un insólito convite, por lo menos para el sur del Río Bravo: que revise sus necesidades y que desafíe a sus más de 200.000 expertos para que le provean una solución, así como ya lo hacían gigantes como Eli Lilly, Dow, Ciba, DuPont, Procter & Gamble, Novartis, entre otras.
Salvando las distancias de Corona, Díaz, a la razón ex vicepresidente para América Latina y ex vicepresidente de Estrategia de Monsanto, no se amilanó. Reunió a tres ingenieros del grupo y los envió a una jornada de capacitación en Boston, sede de Innocentive, para que se interiorizaran del mecanismo. A su regreso los ingenieros se contactaron con las operaciones de sus 10 unidades de negocios para confeccionar los desafíos a publicar. Entre los requerimientos los ingenieros apuntaron cerámicos más livianos y resistentes, sistemas de alarmas con señales luminosas o ahorros energéticos en los procesos. En el corto plazo vieron el poder del conocimiento con código abierto. “En poco tiempo tuvimos tantas respuestas como para armar una biblioteca con propuestas de expertos de variados países y categorías profesionales”, dice Carlos Arismendi, asesor tecnológico del directorio de la Organización Corona, y responsable de llevar a cabo la experiencia. Innocentive es la responsable de un primer filtrado de las propuestas y las consideradas más viables fueron trasmitidas a la compañía para su evaluación. No es un trabajo menor, pero para marzo, tres meses después de su inicio, el proceso estaba concluido.
No fue un éxito en el sentido tradicional de la palabra. De hecho, ninguna de las soluciones recogidas pudo ponerse en práctica e incluso un desarrollo teórico que adquirió la empresa fue un fracaso cuando fue puesto a prueba. Sin embargo, para Corona la experiencia fue positiva y este año piensan volver a la carga. ¿Un tan moderno premio al fracaso? ¿Tozudez del líder? “No, lo que vimos con Francisco Díaz es que por un lado tenemos que corregir la forma de formular los problemas. Por otro, poner una persona exclusiva para este proyecto”, dice Arismendi. Y para los analistas hacen más que bien. “Las ventajas de la innovación abierta son bien importantes”, remarca Nathan Young, gerente general de Neos, una firma privada nacida hace cinco años para promover la relación universidad-empresa, en Santiago. “En tres meses se puede obtener un resultado, lo que significa una mejora en el tiempo de comercialización de las innovaciones casi nunca visto”, explica.
Por lo menos son los resultados arrojados por los casos de éxito surgidos de la hype de la innovación abierta que han vivido las corporaciones globales durante los últimos tres años, y los expertos no se cansan de citar el caso Procter & Gamble. La gigante del consumo masivo decidió cambiar su metodología de innovación y estimando que por cada uno de sus 7.500 profesionales de I+D habría unos 200 igualmente brillantes lanzaron “Conexión y Desarrollo“, una política de redes con universidades, proveedores, competidores e incluso brokers tecnológicos para multiplicar la elaboración de ideas. Hoy tienen más de 1.000 acuerdos registrados y estiman que este año más de la mitad de los productos en desarrollo son gestados con colaboración externa. O en IBM, una firma que patenta algo cada cuatro horas, se dio con que 90% de sus desarrollos no llegaban al mercado, así que decidieron cambiar la forma de trabajo y los investigadores debieron lanzar proyectos con socios externos que copatrocinaran las innovaciones para ser aprobados. Como resultado, hoy el 60% de las innovaciones alcanzan el mercado.
Incluso algunas multilatinas han comenzado a hacer sus primeras experiencias en la innovación abierta y figurar en los casos de éxito a la par de Organización Corona. Por caso una alimentaria como la argentina Arcor entró en la carrera y ha lanzado su propio programa. Un ejemplo es su tradicional premio a la innovación en alimentos que desde el año pasado se transformó de un mero reconocimiento a una suerte de lluvia de ideas o casting de talentos científicos. “Vamos a tomar los premiados [un sistema de packaging digerible de la Universidad de la Plata y fórmulas nutricionales alternativas de la Universidad de Córdoba] y otros que hemos identificado para relacionarlos con nuestra área de producción para llevarlos a prueba industrial y ver si los incorporamos”, comenta el cordobés Manuel San Pedro, gerente de innovación de la chocolatera sudamericana.
También encuadra open campus de la brasileña Natura, por ejemplo, no sólo genera relaciones con las universidades brasileñas, sino de todo el mundo. La iniciativa le ha aportado resultados: la crema anti-edad Chronos Passiflora, elaborada por los laboratorios de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul.
El mismo Banco Interamericano de Desarrollo, BID, entidad que está detrás de muchos de los fondos desplegados para subsidiar la actividad innovativa latinoamericana, está viendo con buenos ojos las posibilidades de abrir la innovación. No sólo está haciendo su propia experiencia junto a la Fundación Rockefeller para el desarrollo de innovaciones y mejores prácticas en microfinanzas, sino que planea impulsar la metodología “en México, Brasil, Argentina y Chile como estrategia de vinculación universidad-empresa y la gestión de la innovación”, afirma desde Washington Nobuyuki Otsuka, sénior especialista del Fondo Multilateral de Inversiones, adelantando lo que seguramente será una fuerte incidencia sobre el mercado.
Brokers latinos
“Ahora el desafío es llevar la innovación a las pymes latinoamericanas. Aún estamos en proceso de evangelización”, dice Nathan Young. Con ese objetivo Neos firmó un acuerdo estratégico con Universia, para dar nacimiento a Innoversia, una red regional al estilo Innocentive, que seguramente tendrá impacto positivo sobre el mercado. Si bien una organización como Innoversia no es una condición excluyente, su presencia es un eslabón estratégico en la cadena de valor de la innovación que permite hacer más eficiente el proceso innovador. La masividad y complejidad de las fuentes potenciales de innovación no es un tema menor de lo tecnológico como de lo legal. Y propiedad intelectual. “No sólo por el resguardo que por suerte ha mejorado paulatinamente en la región, sino porque las posibilidades contractuales son tan amplias que es un mundo para explorar”, aclara Young.
Precisamente para salvar complejidades Innoversia ha comenzado un proceso para convertirse en una red de plataformas nacionales para atender los condicionamientos legales y fiscales que cada país representa. “Normalmente las empresas minimizan sus riesgos de inversión apelando a los cada vez más numerosos en el continente subsidios a la I+D y lo frecuente es que exijan una contraparte nacional”, dice Young. Al día de hoy Innoversia cuenta con más de 2.400 miembros, ha subido más de 240 necesidades y ha alcanzado 157 propuestas de solución que se encuentran en distintas etapas de desarrollo.
Desde el otro lado del continente la brasileña Inventta no se queda atrás. Lleva ocho años en el mercado brasileño con el adicional de llevar fondos de inversión de riesgo por más de US$ 50 millones y redes de más de 100 empresas incubadas que no se inhiben en mostrar como una ventaja para la actividad de vinculación. “Las universidades son una fuente de innovación. Es más, las empresas tienden a ser desconfiadas de la producción universitaria porque no han tenido pruebas de escala, pero cuando hay un parque de start ups de base tecnológica como la que tiene Brasil, la relación es más fácil. La propuesta tiene un grado de respaldo empírico más avanzado”, argumenta Mauricio Reyes ,socio de Inventta.
La brasileña además está en plena expansión sobre el mercado. Abrió oficinas en Colombia y plasmó alianzas con Innocentive y, desde fines del año pasado, con NineSigma, convirtiéndose en una ventanilla o nodo global, que no sólo hace accesible el saber internacional, sino que abre una oportunidad para los innovadores latinoamericanos en el mercado mundial. Por lo pronto, en el portafolio de proveedores de soluciones figura una tecnología brasileña de lucha contra el dengue que ha sido transferida a Australia, generando una facturación anual de US$ 2 millones durante 2009.
“Pero sincerémonos”, advierte reyes. “La presencia internacional es “pero sincerémonos”, advierte reyes. “La presencia internacional es proporcional a las capacidades desarrolladas. Colombia significa 95% de los desarrollos entre los países andinos, pero puede ser el 25% en el contexto sudamericano, ni hablar a escala mundial”, reflexiona llamando a la razón. Por lo pronto, aún playas adentro queda mucho por hacer.
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