Colombia: Argumentos y electores cobardes

 

"Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte, los valientes gustan la muerte sólo una vez ". William Shakespeare.

He oído a muchos, incluso más jóvenes que viejos como yo, argumentando que no se debe votar por cierto candidato porque eso podría enojar al presidente dictador de la Cuba continental, o al "por ahora" amistoso presidente de Ecuador. Malditos cobardes. La patria no los necesita.

¿Cómo se atreven estos timoratos sugerirles a los colombianos que es mejor tomar nuestras decisiones guiados por las pretensiones o amenazas de los demás? Qué falta de carácter e integridad. ¿Será que volverá Colombia a quedar en manos de cobardes urbanos ajenos a las desgracias de los campesinos, en manos de clones de los apocados que "manejaron" este país por décadas que no se preocuparon de la guerra porque era rural, lejana y afectaba sólo "a los de ruana", que cuando no pudieron volver a sus fincas de recreo entonces se dieron cuenta que la guerra sí existía, pero ahora que ya pueden volver a ellas y no los secuestran como antes, dicen que la seguridad no es importante y sólo los educados urbanos, que abandonaron y dejaron secuestrados a más de 100.000 compatriotas en el Caguán, son los que saben cuál debe ser el destino del país?

Qué es mejor "no molestar a Venezuela" porque dependemos de ella. Que como una parte de la clase empresarial del país, por ineptitud, pereza y facilismo, pensó que con el mercado venezolano podrían hacerse ricos sin tener que irse más allá y esforzarse, cómo vamos a arriesgarlos a perder el mercado del dictador que tanto engordó sus cuentas bancarias. Vendidos y cobardes. Es como esos y esas, utos y utas que con tal de no perder su comodidad y la posibilidad de gastar, prefieren seguir siendo violados y violadas por horas.

No faltará el despistado que dirá que yo estoy invitando a la guerra y a la temeridad. Pues así su déficit neuronal no le permita entenderlo, no es eso lo que quiero decir. No pueden creer que no podemos reconocer la cobardía, así esté disfrazada de prudencia. Nadie está incitando a que debemos atacar al vecino o a desenvainar la espada, porque eso es ridículo y demente y por eso le dejamos esa tarea al clon bolivariano de Fidel Castro.

Una cosa es propiciar la confrontación y armarse sin medida y otra es tener la fortaleza mental para no temblar por las amenazas de los malos vecinos. Este no es un país rico ni fuerte, pero eso no significa que por algunos cobardes tenga que ser la tierra de los indignos. ¿Hasta cuándo tendremos que soportar a esos políticos, aliados los unos con ya se sabe quién, y otros embriagados en fundamentalismos legalistas y pacifistas que incitan al país a temer, a capitular, a ceder, a entregar territorios, a liberar a bandidos, a no actuar en legítima defensa, porque si lo hacemos, vamos a ser víctimas de las amenazas de los enemigos de Colombia, grupo en el que terminan involucrados también ellos, por complicidad y falta de carácter.

Que no sea la cobardía y la falta de talante lo que escoja el presidente de Colombia.