Dos conceptos de libertad
Este es el título de un ensayo escrito por Isaiah Berlin en 1958, que esclarece por qué personas que adoptan posturas políticas tan disímiles pueden decir que lo hacen en defensa de lo mismo: la libertad. ¿Estamos hablando de la misma libertad aquellos que defienden un control del Estado sobre la prensa y aquellos que defendemos una prensa libre de intromisión estatal? No, y ahí es donde ayuda bastante Berlin analizando dos conceptos: la libertad negativa y la libertad positiva.
La negativa es la libertad del individuo para elegir cómo administrar su vida sin coacción de otros. La positiva es el deseo del individuo de ser su propio amo, libre de cualquier fuerza externa, lo cual es bueno porque incluye el deseo de los individuos de mejorar su calidad de vida.
El concepto de libertad negativa parte de la idea de que vivimos en un mundo en que realizar un fin implica el sacrificio de otros fines (el “costo de oportunidad”) y es por eso que, dice Berlin, “los hombres le dan tanta importancia a la libertad de elegir”.
El concepto de la libertad positiva, según Berlin, puede derivar en la búsqueda de la concentración de poder al considerarse la coacción como una herramienta necesaria para organizar la sociedad hacia la consumación de un objetivo determinado. El ‘buen vivir’, la igualdad, la felicidad, etcétera, todos son objetivos que pueden ser elegidos como prioridad por aquellos que detentan el poder. Pero no olvidemos que perseguir un solo objetivo como sociedad elimina la libertad del individuo para elegir por sí mismo. Además, no confundamos las cosas, decía Berlin, “La libertad es la libertad, no igualdad o justicia o cultura, o felicidad humana o una conciencia tranquila. Si la libertad de mí mismo o de mi clase o nación dependen de la miseria de un número de otros seres humanos, el sistema que promueve esto es injusto e inmoral”.
Bajo esta concepción, el poder de coaccionar a los demás individuos irracionales lo tienen que tener los buenos y los más racionales. Es esta creencia la que Berlin señalaba como denominador común entre los credos nacionalistas, comunistas y autoritarios. Aquí es cuando la libertad se vuelve casi un sinónimo del poder. Mientras más poder se concentra en los salvadores, más rápido podrán liberar al pueblo.
No sé si la bloggera cubana Yoani Sánchez leyó a Berlin antes de escribir su ensayo Libertad como forma de pago, pero ella arguye en este, que a cambio de satisfacer necesidades materiales de los ciudadanos (salud, educación, trabajo, etcétera) la revolución cubana tomó su libertad como forma de pago. De hecho, al principio de su ensayo cita a Fidel Castro: “Sépanlo bien: nuestra incultura, nuestro subdesarrollo, se paga con libertad” (1970). Y pagaron con su libertad de elegir, de expresarse, de salir de su país, etcétera. Esa libertad con la que Sánchez dice que han pagado, es la negativa que describe Berlin en su ensayo. Ella agrega que el sacrificio ha sido en vano.
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