Recaudación contra recuperación en Guatemala
Los números son los números. Los ingresos fiscales cayeron un 4.6 por ciento en el 2009 y eso provocó un mayor desequilibrio de las finanzas públicas. Como el Gobierno no redujo sus gastos, la cosa se puso peor. Ahora, la factura tiene que ser pagada, como siempre y de nuevo, por el tributario guatemalteco. Sin embargo, esa simple estadística no cuenta toda la historia.
No todos los impuestos recaudaron menos respecto del 2008. El mal llamado Impuesto de Solidaridad (ISO) recaudó casi 7 por ciento más. El impuesto sobre la renta de personas y productos financieros creció 13 por ciento. El Impuesto sobre Circulación de Vehículos, Tabaco y Petróleo recaudó 17 por ciento más. Inclusive, el IVA doméstico creció un 4 por ciento. La suma de todo lo anterior representa más de mil cien millones de quetzales incrementales para el Gobierno. No se puede decir que los ciudadanos, a pesar de la crisis, pagaron menos impuestos que el año anterior.
Lo que sí pasó es que los tributarios tuvieron que bajar sus niveles de consumo. Es lo que hace cualquier persona responsable frente a una recesión. Eso se tradujo principalmente en una caída de los bienes importados, que a su vez bajó la recaudación del IVA e impuestos de importación en un 12 por ciento. El efecto neto fue una caída en el total de impuestos recaudados. Sin embargo, la recaudación “tocó fondo” en el mes de mayo. A partir de junio del año pasado, cada mes fue mostrando una leve recuperación hasta el mes de diciembre, que se recaudó 10 por ciento que el mismo mes del año anterior.
Eso quiere decir que los ciudadanos, poco a poco, están recuperando la confianza y su esfuerzo laboral se ha traducido en más crecimiento y más impuestos. Hay que seguir así. El índice mensual de actividad económica confirma que nos estamos recuperando. No obstante lo anterior, el único que puede abortar esta recuperación es el Gobierno. Ellos no deben continuar creyendo que el gasto deseado determine el nivel de recaudación. Es al revés. La carreta no jala al buey. Conforme la recaudación se recupere, el Gobierno podrá darse el lujo de gastar más. Si insisten, neciamente, en aumentar las tasas de impuesto y endeudamiento, pondrán en riesgo la prosperidad de todos los guatemaltecos.
La recuperación económica es mucho más efectiva para aliviar la pobreza que cualquier programa de gobierno. Además, ofrece la posibilidad de romper ese círculo vicioso de dependencia de la caridad pública que tanto se insiste en acentuar. Es la estabilidad y la dignidad de un empleo, no la dependencia de programas públicos, lo que nos hará una nación rica. Guatemala tuvo un mejor desempeño que otras naciones por el trabajo y creatividad de sus ciudadanos, a pesar de los desatinos gubernamentales. “Mucho ayuda el que poco estorba”, dice el refrán. La recuperación va en marcha. El Gobierno no debe acabar con ella.
- 23 de julio, 2015
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