La Coca-Cola no engordó a EE.UU.
La obesidad es un asunto complejo y atajarlo es algo importante para todos los estadounidenses. Nosotros en la empresa Coca-Cola estamos comprometidos a trabajar con el gobierno y organizaciones de la salud para implementar soluciones efectivas para responder a este problema.
Pero bastantes activistas de la salud pública ya han salido con lo que creen es la mejor solución: fuertes impuestos a algunos alimentos y bebidas comunes que, según han decidido, son altos en calorías. Los impuestos, reconocen los activistas, tienen por objetivo limitar el consumo de los alimentos seleccionados y ayudar a aceptar la dieta que ellos han determinado como la más idónea.
En ciudades y estados de todo Estados Unidos, esta idea está recibiendo cada vez más atención a pesar de su naturaleza regresiva y su falta de lógica inherente.
Aunque es cierto que desde los años 70, los estadounidenses han aumentado su consumo calórico promedio en 12%, también se han vuelto más sedentarios. Según el Centro Nacional para las Estadísticas de Salud, el 39% de adultos en EE.UU. no practica ninguna actividad física durante el tiempo de ocio. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades halló que el 60% de los estadounidenses no practica ninguna actividad física de manera regular y que el 25% de ellos no lo hace nunca. El estadounidense promedio pasa alrededor del equivalente de 60 días al año delante de la televisión, según un estudio de 2008 llevado a cabo por A.C. Nielsen. Los datos de esta misma investigación muestran que el tiempo promedio que pasan jugando a videojuegos en EE.UU. aumentó 25% durante los cuatro últimos años.
Si estamos genuinamente interesados en reducir la obesidad, necesitamos mirarnos al espejo y reconocer que no se trata sólo de las calorías consumidas, sino también de las calorías gastadas.
Nuestra industria se ha convertido en un blanco fácil en este debate. Las bebidas azucaradas han sido culpadas a pesar del hecho de que los refrescos, las bebidas energéticas y para deportistas y el agua azucarada embotellada, combinados, aportan el 5,5% de las calorías de la dieta estadounidense promedio, según el Instituto Nacional del Cáncer. Es difícil entender por qué las bebidas que nosotros y otras compañías proveen están siendo calificadas como la causa principal del incremento de peso cuando el 94,5% del consumo calórico proviene de otros alimentos y bebidas.
Los que están promoviendo este impuesto desconocen algunos datos elementales, por no decir que carecen de sentido común. En los últimos 20 años, el contenido calórico promedio de los refrescos ha caído casi 25%. Esto se debe en gran medida a la concentración determinada de nuestra compañía y otras en la misma categoría en las marcas de dieta o 'light' como Diet Coke, Coca-Cola Zero y Powerade Zero. Incluso los refrescos con azúcar, como Coca-Cola, no contienen más calorías (140 calorías en una lata) que algunos snacks comunes, comidas de desayuno y la mayoría de postres servidos a diario en millones de hogares estadounidenses. Y mientras las tasas de obesidad se han disparado, las ventas de refrescos regulares cayeron casi 10% entre 2000 y 2008, según la publicación de la industria Beverage Digest.
Entonces, ¿de dónde provienen todas las calorías extra de la dieta estadounidense? Investigaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos muestra que los azúcares añadidos, como porcentaje de las calorías totales consumidas, han caído 11% desde 1970. Pero el porcentaje de calorías de grasas saturadas y productos de harina y cereales ha aumentado 35% y 13%, respectivamente, en ese mismo periodo.
¿Cambiará un impuesto a los refrescos este comportamiento? Dos estados imponen actualmente un impuesto a los refrescos carbonatados, —Virginia del Oeste y Arkansas— y se encuentran entre los estados con una tasa de obesidad más elevada del país.
La obesidad es un problema serio. Eso lo sabemos. Y estamos de acuerdo en que los estadounidenses deben ser más activos y asumir una mayor responsabilidad con respecto a su alimentación. Pero, ¿son los refrescos la causa? Yo les diría a ustedes que no lo son más que algunos otros productos; y mucho menos que muchos, muchos otros.
Como líderes en esta industria, tenemos un rol que desempeñar en la resolución de este problema. Globalmente, hemos estado a la cabeza del sector por casi 30 años con innovaciones en todas las categorías de bebidas de dieta y 'light'. Actualmente, más del 25% de nuestro portafolio global de bebidas se compone de bebidas con pocas o sin calorías.
Los reguladores deberían dejar de gastar su valioso tiempo satanizando a una industria que emplea directamente a más de 220.000 personas en EE.UU. y, a través de industrias asociadas, a tres millones más. En cambio, las empresas y el gobierno deberían llegar a un acuerdo para fomentar una mayor actividad física y unos hábitos de alimentación y consumo de bebidas más saludables, y permitirles a los estadounidenses, al mismo tiempo, disfrutar del sencillo placer de una Coca-Cola.
Muhtar Kent es el presidente ejecutivo de Coca-Cola Company.
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