¿Hacia dónde irá Uruguay?
PUNTA DEL ESTE. – Este pequeño país acaba de elegir como presidente a un exguerrillero del ala más radical de la coalición izquierdista gobernante, pero el clima que se respira entre los políticos de oposición y los empresarios que están pasando sus vacaciones del verano del hemisferio sur en este elegante balneario no es de pánico, ni de una inminente apocalipsis.
El presidente electo José Pepe Mujica, 74, que asumirá su cargo el 1 de marzo, es un político campechano conocido por su estilo de vida humilde y sus frecuentes indiscreciones verbales. Un hombre que nunca estudió en la universidad, pasó 14 años en la cárcel por su militancia en la guerrilla de los Tupamaros y más recientemente se desempeñó como ministro de Agricultura, tiene un estilo directo y jocoso, y una costumbre de decir malas palabras en público que suele arrancar sonrisas de amigos y adversarios por igual.
Hablando sobre el futuro de Uruguay con varios comensales durante una fiesta de cumpleaños privada del expresidente Julio María Sanguinetti, a la que asistieron alrededor de tres docenas de familiares, empresarios y políticos opositores, me encontré con muy pocos que pronosticaran un giro de este país hacia un populismo radical como el venezolano.
Mujica no es un socialista clásico, porque no idolatra la intervención del estado en la economía, me dijo Sanguinetti. Es más bien un romántico agrícola, con una utopía bucólica.
A lo sumo, varios de los presentes en la fiesta expresaron su preocupación de que Uruguay se demore en insertarse plenamente en la economía global o cometa errores de todo tipo, porque la mayoría de los cargos del gabinete han sido llenados en base a cuotas políticas, sin mucha consideración a la capacidad técnica de los designados.
Otros me dijeron que les preocupa que algunos de los colaboradores de línea dura de Mujica –incluyendo a su esposa y ex camarada guerrillera Lucía Topolansky, quien será una senadora clave, y al ministro del Interior designado, Eduardo Bonomi, quien estará a cargo de la policía– puedan apoyar a grupos políticos bolivarianos.
En la superfice, nada cambiará, me dijo uno de los invitados. Pero por debajo de la superficie, tratarán de erosionar las instituciones para crear las condiciones para su revolución socialista.
Tras la fiesta de Sanguinetti, entrevisté al ex presidente de centro-derecha Luis Alberto Lacalle, quien perdió la segunda vuelta electoral contra Mujica el 29 de noviembre. Lacalle me dijo que le preocupan algunas de las declaraciones de líderes del movimiento Tupamaro, como las de Julio Marenales, quien recientemente senaló que el partido de Mujica ha «ganado la presidencia, pero no el poder".
Eso me pareció peligroso, porque temo que se refiere al poder de las instituciones", me dijo Lacalle. «Sin embargo, uno no puede dar malos augurios a priori, porque no sería elegante ni patriótico".
El gobierno del presidente saliente, Tabaré Vázquez, ha sido bastante bueno desde todo punto de vista, en parte gracias a los altos precios de las materias primas que exporta el país. En los últimos cinco años, la pobreza se ha reducido desde el 37 por ciento al 26 por ciento de la población, y el programa de una computadora por cada niño lanzado por Vázquez ha recibido gran apoyo popular.
El senador electo Pedro Bordaberry, otro ex candidato de oposición que compitió en las elecciones del año pasado, me dijo que aunque Mujica o sus asesores de línea dura trataran de hacer virar el país hacia un populismo radical, les costaría mucho imponer su voluntad en el Congreso.
Aunque el Frente Amplio, la coalición gobernante, cuenta con 50 de los 99 escaños en la Cámara de Diputados, le resultará difícil contar con la totalidad de los legisladores del bloque oficialista en cada votación, señaló .
Cada uno de los 50 diputados de Mujica piensa que va a ser el voto decisivo, me dijo Bordaberry. Eso obligará a Mujica a ampliar su base, y a buscar respaldo fuera de su partido.
Mi opinión: Lo más probable es que Mujica será un líder pragmático, cuyo principal desafío será modernizar este país sin contar con un equipo que – con la excepción del vicepresidente electo Danoli Astori y unos pocos más – tenga altas calificaciones profesionales. El principal problema del gobierno probablemente no será uno de actitud, sino de aptitud.
Pero es probable que Uruguay siga formando parte del bloque de países de izquierda moderada, como Chile, Brasil y Perú, que están logrando desmentir el mito de que no puede existir una izquierda moderna y responsable en Latinoamérica.
Esa es una buena noticia para la región, porque estos países están demostrando ser mucho más exitosos en lograr el crecimiento sin confrontaciones y en combatir la pobreza, que los líderes narcisista-leninistas de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
- 28 de diciembre, 2009
- 8 de junio, 2012
- 21 de noviembre, 2024
- 21 de noviembre, 2024
Artículo de blog relacionados
La Tercera Las elecciones de hoy en Chile suscitan en la región latinoamericana...
18 de diciembre, 2017Por Elides J Rojas L El Universal Micomandantepresidente ha dicho en varias oportunidades...
11 de enero, 2012BBC Mundo WASHINGTON, DC.- Se espera que el aumento de los precios del...
29 de mayo, 2011La Nación CARACAS. – El vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, anunció ayer la...
22 de septiembre, 2013