Una plaga de abandono asola Brooklyn
El 27 de agosto de 1776, fuerzas británicas derrotaron al ejército novato de George Washington en la Batalla de Brooklyn, que se libró en los campos y los bosques en donde se libra hoy la batalla de Prospect Heights. La libertad de los estadounidenses vuelve a estar bajo ataque, pero en esta ocasión el ataque de los gobiernos autoritarios de Estados Unidos.
La lucha consiste en un ejemplo especialmente flagrante del eminente apetito tributario actual. La cuestión es una forma de hurto público que alentó el Tribunal Supremo con su peor veredicto en la última década – que probablemente sea revisado en la actual.
El solar de Atlantic Yards, donde convergen 10 líneas de metro y un tren ligero, ocupa el centro del animado barrio de pequeños negocios y promociones burguesas que componen de forma mayoritaria Prospect Heights. Su energía y la recuperación de la zona para las clases altas son los motivos de que 2.200 metros cuadrados de esta zona – el solar del World Trade Center apenas está en 1.600 – sean codiciados por Bruce Ratner, un promotor con conexiones políticas que colabora con el avariento consistorio y las instancias del estado.
Para poder expropiar el terreno para su uso por parte de Ratner, el gobierno debe establecer que la zona – que es deseable porque es próspera – está "en estado de abandono". La disonancia cognitiva avergonzaría a Ratner y sus secuaces políticos, si su codicia no extinguiera su sentido del absurdo.
El terreno de Daniel Goldstein, su esposa y su hija de un año, que costó 590.000 dólares a Goldstein en 2003, ocupa parte del suelo en donde se construiría la promoción de 4.900 millones de dólares de Ratner – con la financiación de más de 1.000 millones de dólares en ayudas corporativas del gobierno del estado y del consistorio, que nadan en números rojos. El edificio de los Goldstein no parecerá "en estado de abandono" a nadie que no haya sido pagado para ver abandono en aras de la conveniencia del contribuyente. Lo que reviste importancia constitucional.
La Constitución dice que el gobierno no puede expropiar ninguna propiedad si no es para "usufructo público". Por "público", los redactores de la Constitución, que no adjetivaban porque sí, entendían usos – carreteras, puentes, parques, edificios públicos – directamente vinculados o utilizados sobre todo por la población en general. En 1954, sin embargo, en un caso relativo a una zona de Washington, D.C. castigada por la delincuencia – y las enfermedades contagiosas – el tribunal amplió la noción de "usufructo público" para incluir la eliminación de "plagas".
Desde entonces, ese término, libre de graves peligros sociales, se ha vuelto elástico en interés de la avaricia. En 2005, el Tribunal resolvió, por 5 a 4, que el consistorio de New London, Connecticut, podía expropiar el suelo de un barrio de clase media y transferirlo a un promotor que podía pagar más impuestos al municipio de lo que pagaban los vecinos desahuciados. La magistrado Sandra Day O'Connor, en contra, advirtió que las consecuencias del veredicto no serían "menores". Los beneficiarios serían personas "con influencia desproporcionada y poder sobre el proceso político".
En esto llega Ratner con planes para construir un enorme complejo residencial de alto nivel, locales comerciales y un palacio deportivo para los New Jersey Nets de la NBA, que compró. Al consistorio y las instancias de gobierno se les hace la boca agua pensando en la nueva recaudación – puede que quimérica — que derrochar. El problema era, y es, que hay personas que viven y trabajan en donde Ratner quiere construir.
Así que había que encontrar un estado de abandono. Que fue debidamente descubierto, por una empresa que se especializa en tales descubrimientos. La instancia judicial más alta de Nueva York ratificaba el hallazgo, 6 votos a 1.
Pero una semana más tarde, la Universidad de Columbia, que tiene planes de ampliación en Mahattan por valor de 6.300 millones de dólares, veía frustrado su intento de ejercer el destructivo poder de expropiación contra varias empresas locales que no quieren ser destruidas. Un tribunal estatal resolvía, 3 a 2, que el proceso de expropiación había sido inconstitucional. El tribunal resolvía que la designación de abandono era "un simple sofisma": "Hasta un examen superficial del estudio revela la estupidez de considerar cosas como paredes de bloques sin pintar o toldos sueltos como pruebas de un vecindario en estado de abandono".
La idiotez fue redactada en nombre de Columbia por la misma empresa que contrató Empire State Development Corporation para encontrar indicios de abandono en la ubicación de Brooklyn. Tanto Columbia como Ratner operan coordinados con la EESD, un brazo del gobierno del estado. Tanto los intentos de Columbia como los de Ratner por apoderarse de la propiedad son "expropiaciones fraudulentas sustentadas en el uso público", valerse de acusaciones infundadas de abandono para tramar un "uso público" fraudulento con vistas a un proyecto inmobiliario previo.
La sandez de Atlantic Yards se agravó cuando Ratner, para sanear sus cuentas tras el colapso inmobiliario, vendió los Nets a un multimillonario ruso, que está en posición de beneficiarse de la expropiación de propiedades ajenas en favor de Ratner subsidiada desde el gobierno. A esa gente solo le queda esperar que la instancia judicial más elevada de Nueva York les acepte el recurso basándose en que el argumento de Ratner es casi igual de sólido que los resultados de los Nets. Hasta el viernes, su promedio era de 3 a 29.
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