Guatemala: Cara electricidad
Antes de estatizar la industria eléctrica en los años 70, los productores fomentaban el consumo eléctrico como es natural en cualquier empresa que se beneficia con el aumento de sus ventas. Bajaban precios para aumentar su mercado. Guatemala tenía varias empresas y disfrutaba de precios bajos y competitivos a pesar de tener monopolio legal.
Recuerdo el anuncio antes de que fuese eminente la estatización de esa industria: “cocine con papikalisto” para competir con leña, carbón y propano. Cuando se estatizó la industria eventualmente comenzaron los apagones, las ventas de plantitas eléctricas antieconómicas, etcétera. Toda la industria nacional estaba en desventaja competitiva, con las consecuencias conocidas en el nivel de empleo, en los salarios y en el ingreso fiscal. Cuando el INDE después de 30 años ya no tenía electricidad, dinero ni crédito con que producirla se tuvo que eliminar la prohibición de generarla y distribuirla, proceso que llevó el nombre de privatización.
Cuando se privatizó la industria eléctrica en Guatemala y otros países, en el afán de artificialmente crear competencia, ingenuamente se desnaturalizó esa industria que tiende (pero nunca logra) ser un monopolio natural y a integrarse verticalmente porque, como se explica abajo, el monopolio natural tiende a bajar costos y precios al consumidor. En Guatemala los precios de la electricidad ya no son competitivos y coloca nuestra industria en desventaja. Convendría hacer un estudio para estimar si los precios bajarían, como yo sospecho, si la Ley de Electrificación no hubiese prohibido la integración vertical de la industria eléctrica cuya prohibición consiste en prohibir a quien produce electricidad transportar y distribuir su producto, o prohibir a quien distribuye electricidad producir el producto que vende, o prohibir a quien la transporta, distribuir o generar el producto que transporta. Por ley tienen que ser empresas distintas, aunque sean los mismos dueños. La desnaturalización de esa industria impide, por ejemplo, hacer rentable la construcción de redes de transmisión que necesariamente operan con exceso de capacidad ociosa al inicio de su instalación, y por lo tanto no son rentables aisladamente, sin el complementario aliciente de fomentar un futuro mercado de distribución.
Hay dos clases de monopolios (u oligopolios o carteles): Uno, artificial, que lo crea el gobierno por ley, y otro que ocurre naturalmente en el mercado. El monopolio artificial, propio del mercantilismo, es para impedir por ley la competencia en esa actividad, para subir precios al consumidor y aumentar así la rentabilidad de algunos productores. El monopolio natural ocurre sólo teóricamente pues es efímero y sujeto a competencia de sustitutos según el segmento del mercado y potenciales competidores. Tiene ventaja competitiva en tanto la empresa no entre en la etapa llamada de “rendimientos decrecientes”, que es cuando el aumento de producción ya no causa disminución en los costos marginales e inclusive los aumenta. El argumento es que si el mercado se repartiera en dos empresas, el volumen de producción de ambas bajaría a la mitad y los costos de ambas subirían, y que ello induce y permite a la empresa ampliar su mercado bajando precios para desalentar la entrada de competencias varias, que siempre las hay con producción propia o de nuevas empresas cooperativas para clientela específica, o de medios alternativos para lograr los objetivos.
Cuando un mercado no es manipulado por “expertos” el número de empresas en cada actividad y su forma de integración lo determina las muchas y variadas prioridades de la población que demandan y asignan el capital disponible indirectamente, compitiendo en rentabilidad.
- 28 de diciembre, 2009
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