El Duce, antisemita furioso, enemigo de Pío XI y machista declarado
ROMA.- "¿Sabes, amor, que anoche en el teatro te desnudé al menos tres veces? Tenía un loco deseo de ti […]. Ven, te adoro."
Son palabras que pronunció el Duce el 5 de enero de 1938 al encontrarse en Palazzo Venezia con su famosa y última amante, Claretta Petacci, la mujer que fue ajusticiada junto a él el 28 de abril de 1945. En Mussolini secreto, un libro recién publicado en Italia que por primera vez saca a la luz los diarios escritos por Petacci de 1932 a 1938, se lee esto y mucho más.
Tanto es así que en las 500 páginas de la obra, editada por Rizzoli y curada por el periodista Mauro Suttora, sale a la superficie un retrato íntimo y desconocido del mentor del fascismo (1883-1945). Un hombre mujeriego que intentaba, con llamadas telefónicas continuas, aplacar los celos de Claretta ?29 años más joven que él?, descarado en sus fantasías eróticas y machista. Un hombre que, además, aparece ferozmente antisemita y racista, que desprecia a su esposa, fascinado con la Alemania nazi y que no soporta ni a los Saboya ni a papa Pío XI.
"El Führer es muy simpático. Hitler es un sentimentalón, en el fondo", le dijo Mussolini a su amante el 1° de octubre de 1938, al contarle los entretelones de la conferencia de Munich, en la que Francia y Gran Bretaña aceptaron las pretensiones de Hitler sobre Checoslovaquia.
Según las anotaciones de Claretta, siete días después, el Duce aparecía indignado con Pío XI. "Tú no sabes el mal que le hace este papa a la Iglesia. […]. Se equivocó en todo. Hace cosas que indignan, como decir que somos parecidos a los semitas. ¿Cómo? Los combatimos por siglos, los odiamos, ¿y somos como ellos? Es nefasto".
El atroz antisemitismo del Duce es palpable en otras partes del libro. "A estos asquerosos judíos tengo que destruirlos", le decía a su amante.
En momentos en que se estaba por desencadenar la Segunda Guerra, el dictador fascista llamaba por teléfono a la celosísima Claretta al menos 12 veces por día. Ella, de hecho, lo acusaba ?y con razón? de tener otras amantes, pero, como estaba enamorada del Duce, su pasión iba más allá de cualquier traición.
Hija de un médico romano, de familia bien, Claretta conoció casualmente a Mussolini a los 20 años, el 24 de abril de 1932. El auto en el que iba a la playa junto a su hermana y su madre, manejado por un chofer, de repente fue superado por el Alfa Romeo que manejaba el Duce en persona.
Claretta, que había crecido con el mito de Mussolini, lo reconoció y le pidió a los gritos al chofer que acelerara. Fue así como Mussolini, que tenía 49 años y estaba casado con Rachele Guidi, la madre de sus cinco hijos, curioso, detuvo su auto. Debido al espíritu emprendedor de la joven, gracias a aquel encuentro, un par de años más tarde se transformó en la amante más famosa del dictador.
Según Suttora, además de amante obsesiva, Claretta era grafómana: sólo en 1938 escribió 1810 páginas. Hay quienes creen que eso se debía a que en verdad era una espía. Así lo dice en el prefacio del libro Ferdinando Petacci, sobrino de Claretta, que se pregunta si ella no fue intermediaria entre el Duce y Winston Churchill.
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