Un Nobel al análisis institucional
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El Premio Nobel de Economía 2009 que se entregó la semana pasada, y que fue compartido por Elinor Ostrom y Oliver E. Williamson ha querido destacar varias cosas. Por un lado, la importancia que tienen los enfoques interdisciplinarios y, por otro, la relevancia que actualmente han adquirido las instituciones y su marco (denominados governance ) en el comportamiento de los agentes económicos.
No es que estos temas no hayan sido tratados por otros académicos, incluidos los premios Nobel Ronald Coase, que lo ganó en 1991, y Douglass North, en 1993, pero su prioridad en las agendas de investigación actuales parece seguir siendo baja.
El tema es crucial, ya que muchas acciones económicas se sustentan en marcos institucionales que no se explican por el mero intercambio de un bien (o moneda) por otro.
Estos marcos son los que hacen que ese comportamiento sea más o menos eficiente en cuanto al uso de los factores de producción involucrados.
La economista norteamericana Elinor Ostrom se ha interesado particularmente en el tema de los "comunes", es decir, recursos cuya propiedad es comunal o general (como la tierra, propiedad de municipios, recursos hídricos o los peces del océano).
La teoría convencional indicaba que los actores producirían, en general, su sobreexplotación y su uso ineficiente. La única solución posible era la intervención de los gobiernos, o bien la privatización de los bienes, que harían alinear los interesas de los usuarios con su escasez.
Ostrom ha señalado en sus estudios que se ha omitido en el análisis la consideración de aquellos acuerdos más o menos espontáneos que se producen voluntariamente entre los usuarios de estos recursos y que autorregulan su uso.
La colaboración entre usuarios depende del grado de conocimiento que tengan de los perjuicios del mero comportamiento individual y de su percepción de los beneficios de la cooperación.
Por otra parte, la cooperación se facilita cuando existen reglas claras conocidas y respetadas por todos, donde los incentivos tienen un rol central.
Tierra comunal
Ostrom se ha interesado también en el marco institucional relacionado con el uso de la tierra comunal en América latina. Ha mostrado que cuanto más se permite la generación de normas locales de regulación, como es el caso de Guatemala, mejor es su uso.
Cuando existe una legislación nacional uniforme, los efectos que se producen son los contrarios, como ocurre, por ejemplo, en Perú. La razón que lo explica es que la regulación local atiende mejor lo que sucede con el contexto local, que no puede ser atendido del mismo modo por una legislación generalista o nacional.
El otro premiado, el también estadounidense Oliver Williamson, posiblemente uno de los economistas más citados por sus colegas, se ha mostrado interesado en lo que ha denominado organizaciones jerárquicas, donde al interior de éstas los agentes se relacionan mediante acuerdos estables o contratos explícitos o implícitos.
Las empresas existen donde los costos de transacción para que se realicen ciertas actividades de manera individual son elevados. Pero estas organizaciones también tienen sus desventajas y, al aumentar el tamaño, bien podrían volverse ineficientes.
Los factores clave que explican el buen o mal funcionamiento de una organización determinada son la posibilidad de que fomenten comportamientos oportunistas, la especifidad de ciertos activos y la imposibilidad de efectuar contratos completos.
Para Williamson, existen distintas alternativas institucionales para adaptarse a necesidades de transacción diferentes. Como es obvio, en esta visión, a la pura economía se suma el análisis jurídico y organizacional.
El resultado es un análisis más rico del comportamiento y de las instituciones humanas.
El autor de la nota es el rector del Eseade.
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