Panamá: ¿El Hong Kong de América?
Hong Kong es una pequeña área que pertenece hoy a China Continental, cuyo crecimiento y de-sarrollo económico ha sido por muchos años uno de los más importantes y acelerados de todos los tiempos y entre todas las demás regiones.
En el índice de Libertad Económica de 2009 de la fundación Heritage y The Wall Street Journal, Hong Kong sigue siendo el número uno entre todos los países del mundo. Sus 6.9 millones de habi-tantes generan un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de $39,062 anuales. El flujo de inver-siones extranjeras que recibe Hong Kong anda por los $42.9 millardos.
¿Qué hizo que Hong Kong fuera tan exitoso para que el propio Milton Friedman lo utilizara de ejem-plo en sus libros Capitalism and Freedom y Free to Choose además de haber hecho un documental sobre el mismo? Simplemente adoptó los principios del mercado libre, bajas cargas fiscales, comer-cio exterior totalmente libre, respeto irrestricto a la propiedad privada, leyes laborales flexibles y, en general, a la defensa de los derechos individuales como la propiedad, la propia libertad y la vida bajo un verdadero Estado de Derecho.
Entre los discursos que los presidentes de los países del mundo dieron la semana pasada en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el de Panamá, Ricardo Martinelli, se refirió a su país en relación con Hong Kong, así: “Panamá es el sitio ideal para invertir, establecer empresas y para vivir. Vamos a convertir a Panamá en el Hong Kong o Dubái de América. Dentro de la nueva Área Económica Panamá-Pacífico, las leyes laborales y migratorias son amigables y flexibles. Panamá nació para servir al mundo. Todos los que quieran venir a Panamá son bienvenidos: We are open for business”, enfatizó.
Pienso que no debió utilizar como ejemplo a Dubái, de los siete Emiratos Árabes Unidos, el de mayor población. No destacan por su defensa a los derechos de propiedad, ni califican bien en libertad de inversión ni de empresa. Dubái tiene un gran crecimiento económico, pero el control estatal es muy rígido y quien quiere invertir puede hacerlo, pero el Estado se reserva el 51% de las acciones. No es un ejemplo en el que se puedan aplicar los mismos principios a cualquier país, mientras que los de Hong Kong funcionan donde sea.
Entiendo que la intención de Martinelli era indicar al mundo que quiere hacer de su país uno muy próspero con gran desarrollo y crecimiento económico. El mensaje está dado y quiere atraer más inver-siones extranjeras, para lo cual deberá hacer lo que ha hecho Hong Kong. Es un mensaje muy positivo que hubiera querido que fuera el de Guatemala.
Nuestro país está en el ranquin número 87 en el Índice de Libertad Económica de 2009 que ya mencioné al inicio. Con una población de 13 millones de habitantes la producción interna bruta per cápita es apenas de $5,175 al año. Hong Kong produce, per cápita, un poco más de 8 veces lo que producimos en Guatemala.
Quisiera que Guatemala sea la que se convierta en el Hong Kong de América. No es imposible. Hay que comenzar construyendo ese Estado de Derecho que tanta falta nos hace y aceptar los principios que permiten alcanzar ese impresionante crecimiento económico; es decir, la defensa férrea a los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad. No me cabe la menor duda, que el proyecto de cambio parcial a la Constitución de ProReforma va en ese rumbo.
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