Argentina: ¿Ante 90 días cruciales?
El Índice de Confianza en el Gobierno que publica la Universidad Torcuato Di Tella arrojó en noviembre un 1,11. Recordemos que el índice varía entre 0 y 5, siendo 0 la peor nota y 5 la mejor. El resultado de noviembre muestra dos cosas: a) el kirchnerismo consiguió perforar su propio piso de falta de confianza en el gobierno, dado que en mayo de 2003 –cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner– estaba en 1,22 y b) se ubica a sólo décimas del que tenía el gobierno de Fernando de la Rúa en noviembre de 2001, cuando llegó a 1,04.
Kirchner ya no tiene caja para apretar a gobernadores e intendentes. La recaudación de agosto fue mucho peor de lo esperado y, en gran medida, refleja la caída en el nivel de actividad. Pruebas al canto: agosto 09 vs. agosto 08 muestra un aumento de solo el 5,8% de la recaudación IVA, muy por debajo de una inflación que podemos estimar, siendo optimistas, del 15% anual. El impuesto al cheque, que es otro indicador de actividad tuvo una caída absoluta del 3% y, por supuesto, los derechos de exportación se desplomaron el 42,3% mientras que los de importación bajaron el 21,8%. Los ingresos tributarios totales crecieron el 4,2% en forma anual, es decir, bajaron en términos reales, y la situación no fue más catastrófica porque en los datos de agosto de este año figuran los fondos que antes iban a las AFJP. Si se descuentan $ 1.200 millones, el resultado hubiese sido que la recaudación bajó en términos absolutos.
Kirchner tiene la economía agonizando, con la situación fiscal complicándose cada vez más y, encima, es un gobierno que perdió las elecciones y, luego de haber perdido las elecciones, sigue cayendo en imagen y credibilidad.
Lo único que le queda a Kirchner es el poder formal del Estado para hacer algún daño más. Kirchner ha demostrado que ese poder formal residual que le queda va a utilizarlo para hundir más la economía y vengarse de sus enemigos en vez de intentar usarlo como piso para reconstruir el país. Dicho en otras palabras, lleva el país hacia el precipicio y todos ven con espanto cómo acelera a medida que se acerca al borde del mismo.
En rigor, todo parece indicar que aquí no estamos frente a un tema de estrategia maquiavélica para doblegar a los “enemigos”, recuperar poder y, de esta manera, reconstruir el gobierno. El caso más emblemático de esta especie de auto suicidio es la interminable batalla que viene llevando a cabo contra el sector agropecuario. Si bien, inicialmente Kirchner intentó apoderarse de una mayor parte de los ingresos del sector agropecuario para enfrentar el deterioro fiscal que ya se observaba a fines de 2007, lo curioso es que, al perder la votación por la 125, Kirchner optó por seguir confrontando con el campo y hacer lo imposible por destruirlo desde el punto de vista económico. Esa acción, no solo le hizo perder poder político e imagen ante la población, sino que contribuyó a deteriorar aún más la situación económica. Puesto de otra manera, yo no veo nada de maquiavélico en intentar destruir al sector agropecuario, veo más una cuestión de ignorancia o venganza ciega. Lo de Kirchner con el campo no es una genialidad, es más bien la autodestrucción política vía la aniquilación del sector privado que es el que le permite sostener al sector público con el pago de sus impuestos. Si hoy el gobierno tiene serios problemas fiscales se debe a esa acción destructiva que ejerció sobre el sector privado.
Además de tener baja imagen, de existir una mínima confianza en el gobierno, de enfrentar serios problemas fiscales, del aumento de la desocupación y de la pobreza, ahora Kirchner se lanza por nuevos enemigos de envergadura como puede ser el grupo Clarín y los medios de comunicación en general, además de continuar su eterna batalla contra el campo.
En el medio de este contexto, y mientras los políticos dicen que hay que ayudar al gobierno de Cristina Kirchner a llegar al 2011, lo cierto es que la gente está saturada y no tolera más vivir en el medio de una gran incertidumbre económica y de un fenomenal ambiente de agresividad y soberbia.
Para no andar con rodeos y yendo al punto directamente, la gran pregunta que todos se hacen es si los Kirchner pueden aguantar casi dos años y medio más en estas condiciones.
Los políticos dirán que sí, como cuando en la época de Isabel Perón decían que había que llegar a las elecciones aunque sea con muleta, pero finalmente tuvieron que decir por televisión que, frente al fenomenal problema que había, no tenían la solución. Una forma de pasarles la pelota a los militares para que se hicieran cargo del lío en que estábamos metidos.
Hoy la alternativa militar no existe y tendrán que ser los políticos los que deberán enfrentar el problema. Y si ellos no lo hacen, la dinámica de la crisis se encargará de crear solita un ambiente de desborde social con un final incierto.
Puesto de otra manera, todos somos consientes que es muy difícil que podamos seguir bajo estas condiciones de ausencia de gobierno, dado que el escaso poder que tiene el matrimonio solo lo utiliza para atacar a diestra y siniestra, pero desde el punto de vista estricto de adoptar medidas para frenar la crisis económica no hacen nada, y cuando hacen algo es para profundizarla.
Si el gobierno venía golpeado por la crisis económica y la saturación de la gente frente a tanto patoterismo, el enfrentamiento con los medios de comunicación que acaba de lanzar Néstor solo potenciará las críticas a su forma de manejar el poder y los casos de corrupción saltarán uno atrás de otro, denuncias que serán tomadas inmediatamente por una población que ya no tiene confianza en un gobierno de alta capacidad de agresividad como el de los Kirchner.
Frente a la parálisis del gobierno frente a la crisis económica y el uso de los resortes del gobierno para generar conflictos, no sólo la gente común está muy preocupada, sino también el mundo empresarial y la dirigencia política. Puesto de otra manera, lo que viene sufriendo el campo desde el 2008 ahora lo sufre la mayoría de la población.
Desde el punto de vista económico uno puede pronosticar ciertos comportamientos en base a las medidas que va tomando o dejando de tomar el gobierno. En este sentido sabemos que el horizonte es muy preocupante. Lo mejor que podría lograr el gobierno es que se frene la caída y quedar estancados en un valle.
Pero desde el punto de vista político es muy complicado imaginar cómo van a evolucionar los acontecimientos porque, encima, tenemos a un Néstor Kirchner capaz de cualquier medida que a un ser humano común le puede parecer disparatada. La realidad es que estos escenarios de alto grado de conflictividad suelen estallar por el camino menos pensado.
Es por ello que todo parece indicar que entramos ante 90 días cruciales. El matrimonio está fumando en la destilería y, no solo eso, además, se le ocurre tirar fósforos encendidos en la destilería.
Puesto de otra manera, Kirchner parece querer emular a Nerón e incendiar Roma y la gente lo percibe en cada acto y declaración del matrimonio. Lo que realmente desconocemos es cómo reaccionará la población ante esta inclinación incendiaria que día a día manifiestan tener los Kirchner.
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