Enésima regulación de alquileres: una nueva intentona dirigista en Argentina (II)
(Puede verse también la parte I de este trabajo)
La senadora Quintela, electa por la provincia de La Rioja, debería hacerse cargo del temor que ocasionó en la población la presentación de su proyecto de ley para que el Estado (el Gobierno) regule los alquileres y expanda su simiente constructora con millones y millones de metros cuadrados de viviendas por todo el país. Argentina es tan pródiga en la formulación de leyes como en su incumplimiento y en muchos casos, por la desconfianza que su solo enunciado engendran.
Pero corren tiempos en que el Estado (el Gobierno) se hace cargo del negocio espurio del fútbol, de aerolíneas que no tienen aviones o vuelan mal y de funcionarios que no funcionan. No sería mal visto para la mente del burócrata típico regular el precio de los alquileres de viviendas ya que debe pensar: "Si controlamos tan bien el precio del pan y la verdurita, ¿por qué no deberíamos hacer lo mismo con el de los alquileres"?
Hemos visto en la entrega anterior los indeseables efectos que causó en la década del 40 la intromisión del Estado (el Gobierno) en el precio de los alquileres con la intención de favorecer a "los que menos tienen", política que sin solución de continuidad se ha venido aplicando desde entonces. El inquilino perpetuo, una especie de soviet a cargo de la vivienda, podía darse el lujo a través de avisos en los diarios de transferir el contrato de alquiler por precios que alcanzaban a veces la mitad del valor del departamento que habitaba.
Por supuesto que el tema de la vivienda es tan amplio que merecería todo un tratado, pero la senadora y quienes la asesoran por lo menos yerran cuando afirman entre tantas enormidades que "esta ley de oferta y demanda no funciona y beneficia solamente a sectores poderosos en perjuicio de las personas que no tienen vivienda propia". ¿Cómo que no funciona? ¿En base a qué argumentos afirma semejante cosa? No lo dice, porque no puede, no quiere o no sabe.
Es evidente que la senadora defiende al sector que más está en boga en los últimos tiempos: los pobres. Los enfrenta, en un conservador discurso de clase marxista, con los "sectores poderosos", los ricos, la "puta oligarquía" de su compañero de ruta, Luis D'Elía. No sabe de qué está hablando. Si todas las viviendas pertenecieran a "los ricos", mal estamos. Es la misma "equivocación" de la crítica a los grandes estancieros señalándolos como propietarios de todas las tierras de Argentina cuando son, en realidad, cientos de miles.
Millones son en cambio los propietarios de inmuebles de los cuales algunos son usados para vivienda propia, otros para alquiler y muchos, pero muchos, desde un departamento a hasta simples piezas en casas de familias, esperan ser ocupados el día que políticos, jueces y fiscales, cumplan adecuadamente con su deber.
Si los precios de los alquileres aumentan, la legisladora debería argumentar cuál es la causa de que ello suceda. Echar culpas a los que más tienen es simplista, equivocado y clasista, si es por lo que hoy se usa, bolivariano. Debería preocuparse por la inflación, que es la causante de lo que a ella le preocupa y por quienes tienen la insigne tarea de agigantarla día a día, gobierno tras gobierno, Presidente tras Presidente, ministro tras ministro, aunque después, alejados de sus cargos, critiquen lo que ellos mismos engendraron.
La ley de la oferta y la demanda funciona como cuando la senadora se presentó a elecciones y fue elegida. Y no le fue tan mal. Y seguirá funcionando. Salvo cuando el Estado (el Gobierno) se entromete y la trastoca para peor. Nunca para bien. Hace 30 años un grupo de burócratas iluminados (¡cuándo no creen serlos!) estatizó 180 cuadras en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires con el argumento de "preservar" sus edificaciones antiguas (¿antiguas?, ¡viejas!). No se podía ni pintar una pared interna. El efecto fue similar al de una bomba neutrónica y la zona terminó de degradarse. También se anuló la posibilidad de lotear y el pago en cuotas sin que antes se instalasen los principales servicios: luz, agua, cloacas. ¿Qué se logró?: usurpaciones al por mayor.
Los alquileres han aumentado en los últimos tiempos por efecto de la inflación que ataca todos los ítems de la propiedad y por el aumento del turismo internacional. Creció la demanda y las unidades volcadas en el mercado, aún con la puesta a punto a de las que estaban en desuso refaccionadas a toda velocidad, no dieron abasto. Hoy, sin turismo, los alquileres han bajado. Pero la senadora por La Rioja, dice que la oferta y la demanda no funciona.
En 1907 hubo en esta ciudad una gran huelga de inquilinos. Mucho se ha hablado de ello: de las condiciones de habitabilidad de los conventillos, la fiebre amarilla, la dirección de la revuelta a cargo de anarquistas, etc. Todo es cierto pero poco o nada se ha dicho de dos motivos fundamentales en la revuelta: el aumento de impuestos que la Municipalidad había dispuesto para el año entrante y la escasez de viviendas ante el auge inmigratorio. Inflación y falta de oferta ante la creciente demanda. Ayer y hoy lo mismo. ¿Pueden decenas, centenares de miles de propietarios ponerse de acuerdo en aumentar los precios? ¿Quién dice que la ley de la oferta y la demanda no funciona?
Aquellos que se preocupan por "los que menos tienen" deberían proponer otras alternativas para que bajen los alquileres. No es sencillo. Hay que estudiar, caminar, asesorarse bien, observar la historia que tanto suele enseñarnos. Y, fundamentalmente, a cierta edad, equivocarse lo menos posible.
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