Hermanos salvadoreños que huyeron de la MS-13 podrían recibir asilo en EE.UU.
Pablo, René y Silvia Mira dicen que las amenazas de una pandilla en su natal El Salvador los obligaron a abandonar el país en 2004 y cruzar hacia Estados Unidos. Ahora, podrían ayudar a sentar un precedente legal que determine si la gente que huye de la violencia pandillera puede solicitar asilo.
Las personas que normalmente solicitan asilo en EE.UU. provienen de regimenes políticos opresivos o han sido miembros de minorías religiosas o étnicas perseguidas. Hasta ahora, Washington se ha negado a considerar a las personas que huyen de la violencia pandillera —de Centroamérica por ejemplo— como candidatos para obtener asilo.
Pero después de que una apelación de emergencia para detener su deportación llegara a la Corte Suprema en julio, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS) decidió reconsiderar su caso. Un portavoz del DHS dijo que el gobierno está en proceso de "desarrollar regulaciones para definir mejor los requisitos del asilo". Los nuevos parámetros podrían acabar cambiando la manera en que se deciden estos casos.
Los abogados de los hermanos Mira argumentan que los jóvenes que se resisten a formar parte de las maras por principios personales, morales o religiosos constituyen un "grupo social determinado" que encara represalias.
No hay datos oficiales sobre el número de casos judiciales que involucran solicitudes de asilo por parte de personas que dicen que llegaron a EE.UU. para escapar el reclutamiento de las pandillas. Pero los expertos en asilo estiman que en la última década miles de jóvenes centroamericanos han huido de la violencia pandillera y han asegurado que volver a sus países podría poner en peligro sus vidas.
"Este caso podría ser el primer indicio de un potencial quiebre en el blindaje contra el otorgamiento del asilo a los que resisten a unirse a una pandilla", dice Steve Yale-Loehr, profesor de leyes de inmigración y asilo en la Universidad Cornell.
Los mellizos Pablo y René tenían 14 años cuando agentes de la patrulla fronteriza los detuvieron junto con su hermana Silvia, entonces de 17 años, en agosto de 2004.
Dicen que la Mara Salvatrucha, o MS-13, dominaba su pueblo en El Salvador. Documentos presentados a la corte alegan que miembros de la pandilla golpearon y amenazaron a los mellizos para obligarlos a unírseles. Pandilleros supuestamente también acosaron a su hermana Silvia diciéndole que "encontraría los cuerpos [de sus hermanos] en un vertedero" y que sería violada o asesinada si los mellizos no se unían.
Se cree que la MS-13 fue fundada en Los Ángeles en los años 80 por salvadoreños que escapaban a EE.UU. huyendo de la guerra civil. La mara, que incluía a ex guerrilleros y soldados, adquirió notoriedad por su brutalidad, que incluía ataques con machetes. En los 90, llegó a El Salvador después de deportaciones sistemáticas de sus miembros por parte de EE.UU. Desde entonces, la mara ha proliferado allí y en los países vecinos, donde las autoridades luchan por detener su crecimiento. La MS-13 también se ha extendido a enclaves de inmigrantes en hasta 42 estados de EE.UU.
Las primeras solicitudes de asilo de los Mira fueron denegadas. La Junta de Apelaciones de Inmigración consideró que los jóvenes que se niegan a unirse a una pandilla no constituyen un grupo social lo suficientemente "visible". La junta no disputó que los Mira estarían en peligro en caso de volver a El Salvador.
El abogado de los Mira, Ben Casper, llevó el caso a la corte de apelaciones federal. Mientras, los Mira estudiaban en St. Paul, Minnesota, donde vivían con su madre, quien emigró en 1993 huyendo de la guerra civil en El Salvador. Ella tiene residencia legal temporal.
El 6 de julio, mientras esperaban la decisión de la corte, agentes migratorios llegaron a la casa de los Mira y se llevaron a los hermanos a la cárcel del condado con la intención de deportarlos.
"Estuvieron presos como delincuentes durante dos semanas", dice Casper. Uno de los hermanos se preparaba para un tour de una universidad cuando fue arrestado, dice Casper. Silvia tuvo un colapso nervioso. Los abogados trataron de detener la orden de deportación. Tanto Inmigración como la corte de apelaciones denegaron el pedido.
"No nos quedaba otra opción que acudir a la Corte Suprema", dice Lori Alvino McGill, otra abogada de los Mira.
A mediados de julio, los abogados presentaron una solicitud de emergencia para detener la deportación. El juez de la Corte Suprema designado denegó la solicitud. Los abogados entonces renovaron la solicitud y la dirigieron al juez John Paul Stevens, que solicitó que el caso fuera considerado por el pleno de la Corte Suprema. El 22 de julio, la corte pidió al gobierno que explicara por qué rehusó considerar posponer la deportación. El mismo día, Inmigración soltó a los jóvenes sin explicación. Entretanto, abogados del DHS y de la Procuradoría General le dijeron a Alvino McGill que estaban dispuestos a reabrir el caso.
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