Juanes cantando por la paz… de los sepulcros
Otro artista más que cae en el pozo de la desvergüenza. Recientemente uno de los más conocidos, Dyango, también embarró su nombre y su trayectoria artística cuando fue a la isla a cantar con la anuencia de la dictadura. Luego dijo que vendría a Miami en el pasado mes de febrero y, todavía lo estamos esperando. ¿Se habrá aconsejado?.
Ahora Juanes, auto-portador de la paz en el mundo, fue a La Habana a pedirle al que fuera diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, Silvio Rodríguez, que lo ayudara a preparar un concierto en Cuba. Paseó por el Casco Histórico, se tiró fotos con algunos cubanos, y trajo la mejor imagen edulcorada de una Cuba que necesita que suavemente le canten por la paz. ¿Cuál paz, Juanes?.
Pero Juanes no sabía que en Cuba existe una dictadura militar de medio siglo, ni que una inmensa cifra de fusilados anda rodando por la Internet, una manera muy fácil de saberlo poniendo su dedito en Google. Tampoco sabía que Normando Hernández ha contraído tuberculosis y otras enfermedades en las prisiones, luego que fuera condenado a 25 solo por opinar diferente al régimen, ni supo que el preso político, Miguel Valdés Tamayo, fue excarcelado para que muriera en la calle, como sucedió poco tiempo después, así como que un médico llamado Oscar Elías Biscet, un luchador pro-vida, fue condenado a 25 años de la misma forma, ni que otro doctor, José Luis García Paneque, cumple igualmente junto a otros muchos una enorme cantidad de años, todos ellos por el simple hecho de expresar su opinión. No, Juanes no ha querido saberlo.
Pero ya lo sabe, se le ha dicho. En su página han entrado decenas y decenas de mensajes, se le han hecho cartas abiertas, los foros de periódicos nacionales e internacionales están llenos de quejas de los cubanos que nos duele que se vaya a cantarle a una dictadura, a donde no hubiera ido si en vez de Castro, hubiera sido Pinochet, o Strossner, o cualquier otro. Sin ir muy lejos, no cantó en Honduras después de haber sacado en piyamas y con una tarjeta de créditos en la mano al payaso de Manuel Zelaya, un monigote castro-chavista que ha querido llevar al abismo a su país.
Cantará en la misma Plaza de la revolución a donde se han dictado las peores leyes contra el pueblo cubano, donde la verborrea de Fidel Castro ha contaminado de excremento sus calles aledañas, donde el mismísimo Papa Juan Pablo fue a dar su mano a la ensangrentada de un viejo tirano que ahora yace en las puertas del Infierno. ¡Qué patético, por Dios!
Ya es un hecho, los preparativos a cargo del pro-castrista Amaury Pérez Vidal dan sus primeros pasos y se guarda nombres de otros posibles títeres que cantarán allí, donde la vergüenza ese día cambiará de nombre. Solo se salvarían si cantaran por la paz de ese pueblo sometido por 50 años y ocho meses, por la libertad de todos los prisioneros políticos y de conciencia, porque exista libertad y democracia en esa isla, porque opinar no sea un delito que te lleve a la prisión de forma inmediata, como ahora mismo fue el caso del popularmente conocido Pánfilo, quien por decir que tiene hambre ya es parte de ese presidio que vive en celdas inmundas bajo el asedio de delincuentes comunes y guardias llenos de odio.
De otra forma, Juanes cantará por la paz de los sepulcros, ésos que yacen en tumbas desconocidas cuando fueron fusilados a mansalva, sin juicios o con ellos, no importa, la pena de muerte era un hecho ya. Por los cadáveres de tantos y tantos muertos en las cárceles y en las calles, en el estrecho de la Florida, por los asesinados en Río Canímar y los del remolcador “13 de Marzo”, por el joven reglano, Quevedo Remolina, por los asesinados en El Escambray, en las lomas de Pinar del Río, Oriente y otros tantos lugares. Cantará por la paz…sí, por la paz de los sepulcros, esos que ya no tienen voz y no pueden gritar que se vaya de Cuba a cantarle al “Mono Jojoy” en la selva colombiana, a esa narco-guerrilla entrenada, subvencionada en sus tiempos, y alimentada por esa misma dictadura que ahora visita.
Mientras Juanes no haga una demostración de valor y vergüenza en esa Cuba sometida bajo la bota militar de los Castro, yo seguiré pensando que le cantará a la paz de los sepulcros, y ojala que luego esos muertos no se agolpen en su conciencia algún día, cuando el tiempo, la fama y la voz, sean solamente un recuerdo.
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