Amsterdam: la libertad tiene su recompensa
Los últimos días del mes de julio, tuve la oportunidad de viajar a Amsterdam, capital de Holanda. Por supuesto que la idea era conocer la ciudad, pero también tenía mucha curiosidad por ver a la gente consumiendo drogas prohibidas en otros países con absoluta libertad y sin mirar a los costados por temor a que aparezca la policía para llevarlos detenidos por fumar un cigarrillo de marihuana. También estaba interesado en conocer la conocida "zona roja", en donde las prostitutas pueden trabajar libremente sin preocupaciones ni temores de ningún tipo. Resumiendo, quise probar la libertad que falta en la mayoría de los países del mundo.
Lo primero que hice al llegar fue entrar en los conocidos "coffee shops", en los cuales se puede fumar marihuana libremente, pero para fumar tabaco hay un área especial. Al ingresar al sitio, tomé un menú en el que habían varios tipos de marihuana, pero poco entendía del tema, por lo que le pedí un consejo al empleado. Una vez comprada, salí y me senté a fumar afuera, sabiendo que había un patrullero a pocos metros. La sensación de libertad que se siente al poder consumir lo que yo quiero sin necesidad de esconderme o estresarme, es inexplicable.
Fumar marihuana ya se había hecho rutina en mi viaje, así como suelo fumar tabaco en Israel, país donde resido. No lo hacía a escondidas. De hecho, pasaban familias con niños pequeños, parejas de ancianos, etc. Es más, he visto a una madre ayudando a su hijo de unos 16 años a encender un cigarrillo de marihuana.
En Israel, tengo varios amigos holandeses, quienes me habían dicho antes de viajar que los hongos alucinógenos estaban prohibidos. Sin embargo, sí se podían comprar otro tipo de hongos que tenían un efecto parecido. Decidí probarlos, después de escuchar atentamente la explicación del vendedor, quien me comentó cuál era el modo correcto de consumirlos.
Respetando al pie de la letra lo dicho por aquel hombre, comí dichos hongos de tan desagradable sabor y me fui con unos amigos a un parque. No voy a contar con detalle cuáles fueron mis experiencias, pues no es la idea del artículo. Sólo me limitaré a hacerle saber al lector que estaba un poco más feliz de lo habitual y veía imágenes extrañas cuando cerraba los ojos. Pero lo importante es saber que era de día y varias personas pasaban por allí. Sin embargo, nadie nos hizo sentir incómodos en ningún momento ni se quejó porque estabamos bajo el efecto de esta droga a plena luz del día.
Al contrario de lo que debe pensar la mayoría de las personas que nunca estuvieron en Amsterdam, la gran mayoría de los clientes de los coffee shops, no son holandeses, sino turistas. El sabor de lo prohibido genera mucho turismo en Amsterdam, pero para los locales es algo tan común que fuman menos marihuana que cuando estaba penalizado.
El hecho de que la marihuana u otras drogas estén legalizadas, no significa que todos los holandeses estén todo el día consumiéndolas, como tampoco sucede que todos los ciudadanos de otros países estén siempre borrachos, a pesar de que el consumo de alcohol no esté penalizado.
El holandés trabaja, estudia, cuida de su familia, etc y, quizás, se prende un cigarrillo de marihuana a la noche ¿Cuál es el problema? El país es rico, desarrollado y seguro. Pocos meses atrás, mi hermano me envió un artículo en el que se informaba que en Holanda se cerraban ocho cárceles por falta de prisioneros.
Y claro, la legalización de la droga deriva en que no haya mafias que la comercialicen, que baje la delincuencia porque al estar permitida el precio se reduce y que toda sustancia que se vende esté controlada, para que el comprador pueda estar tranquilo de estar pagando por lo que quiere consumir y sin aditivos extremadamente dañinos para la salud que no deberían estar allí.
Al ver lo avanzada y segura que era la ciudad, le comenté a mis amigos que esto debería hacerse también en la Argentina, país donde ellos residen y yo lo hice hasta el año 2006. Sin embargo, me sorprendí con las reacciones que tuvieron, pues me afirmaron que "la sociedad argentina no está preparada para ello". O sea, de esto se entiende que los países tercermundistas nunca podrán mejorar porque las sociedades no están preparadas. Por lo tanto, es inútil intentar. Con esta mentalidad, nunca países como la Argentina podrán salir de la pésima situación socio-económica que viven actualmente.
¿No será que cuando el Estado se mete en nuestras vidas, la gente se frustra y se generan todo tipo de problemas y odios? ¿Cómo se quiere luchar contra las mafias si les seguimos dando facilidades prohibiendo las drogas? ¿Y si dejamos que la gente decida qué hacer con su vida, con su cuerpo, con sus propiedades, etc? Quizás podamos avanzar y llegar a ser un país como Holanda. Ya vemos que los autoritarismos fracasan. No perdemos nada probando otorgándole libertad a la gente ¿No?
Debemos cambiar la mentalidad. Hay que dejar de ver al que consume cualquier tipo de estupefaciente como una persona mala o despreciable. Incluso si es adicto. Es más, al adicto habrá que ayudarlo, no darle la espalda. La prohibición no genera que la gente deje de consumir, sino que por el contrario, deriva en que se consuma más, a mayor precio y de pésima calidad, al tiempo que produce un aumento en el narcotráfico y en la delincuencia, por lo que muere demasiada gente en vano a causa de disparos y cuchillazos de personas que no necesariamente están drogadas.
Debemos entender que el que mata es un asesino y el que roba es un ladrón. El consumo de drogas nada tiene que ver. Ni mis amigos ni yo hemos asesinado, robado, violado ni golpeado a nadie. Quizás nos hemos reído un poco más. Debemos descreer de todos los mitos acerca del consumo de drogas creados por distintos gobiernos para defender sus inútiles guerras contra el narcotráfico. Si realmente se quiere luchar contra las mafias, la despenalización es la única manera de derrotarlas. Todos preferimos comprar algo de forma legal, de mejor calidad y más barato que en el mercado negro, de pésima calidad y más caro.
Nadie puede decirnos qué hacer con nuestros cuerpos. ¿Quién se cree que tiene derecho a obligarme a cuidar mi vida como a él se le ocurre? Entonces deberíamos prohibir la venta de cigarrillos porque nos dañan los pulmones o de alcohol porque nos daña el hígado o de cuchillos porque podemos clavarnos en el corazón o, quizás, deberíamos controlar el consumo de hamburguesas para cuidar el colesterol y evitar ataques cardíacos, etc.
Como dijera un miembro del recién creado "Partido Liberal" argentino en una entrevista que le realicé: "El estado no está para promover determinados modelos de vida, porque en realidad no existe un modo objetivo de determinar cuál es mejor para cada quien".
Algunos me podrán juzgar por este artículo. Seguramente no faltará aquel que diga que esto es una apologia para el consumo de drogas o cosas por el estilo. Pues no crean que la gente es tan tonta señores. Si para ustedes no es apología, ¿por qué para otro sí? ¿Acaso ustedes creen ser más inteligentes que los demás? Pues sería un poco arrogante de su parte. No creo que haya gente que se suicide porque otro lo hace o que camine sobre brasas ardiendo porque otro lo hace.
Se sabe que las drogas prohibidas son dañinas para la salud como lo son las permitidas o como lo es comer en exceso sin hacer deporte. Cada uno es dueño de su vida, de su cuerpo, de su dinero, etc y tiene derecho a usarlo como quiera siempre y cuando no dañe al prójimo.
Yo puedo emborracharme, pero no manejar borracho como puedo fumar marihuana, pero no manejar bajo los efectos de ese estupefaciente, porque ya estaría poniendo en riesgo la integridad física de terceros.
Pueden juzgarme, pueden pensar que soy un drogadicto, un apologista de la droga, un sinverguenza, una mala persona, etc. Yo sólo puedo decirles que soy una persona libre que quiere libertad para todos. Y se sorprenderían si supieran la cantidad de intelectuales, excelentes profesionales, ejemplares padres de familia y personas decentes que consumen drogas o ¿acaso se creen que sólo un tipo de persona lo hace?
Repito, hay que cambiar la mentalidad. Debemos dejar de creer que lo que el Estado dice es una verdad absoluta, porque los gobiernos van cambiando y las leyes también y, con ello, la mentalidad de la sociedad. Debemos entender que podemos pensar por nosotros mismos sin esperar a que, como en Holanda, el Estado nos haga saber que consumir drogas no está mal ni bien. Eso es algo de lo que tendremos que darnos cuenta sólos.
Todos nacimos en cautiverio. Algunos en uno muy estricto, como en los países donde gobiernan dictadores socialistas o islámicos y otros menos estrictos (democracias pero con mucho estatismo). Debemos salir de esa jaula y confiar en nosotros mismos, pensar por nosotros mismos, decidir por nosotros mismos, pero nunca nos olvidemos, sin dañar al prójimo.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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