Chávez y el “subhombre”

Prensa Libre

Recientemente, el presidente Chávez dio una declaración que considero de suma gravedad y que fue muy poco advertida por la opinión pública, tanto nacional como internacional, porque fue “ocultada” por otras noticias que llamaron la atención del público y los medios de comunicación, como la amenaza de cierre de Globovisión, el único canal de televisión, de señal abierta, con una posición claramente crítica frente al Gobierno; las confiscaciones y ocupaciones ilegales de la propiedad privada rural y urbana, y el despojo inconstitucional de las atribuciones, presupuestos y sedes de alcaldes y gobernadores de oposición.

El presidente Chávez dijo textualmente que “el rico es un animal con forma humana”. Dado que Chávez califica generalmente a sus opositores como oligarcas, que ha atribuido, pública y ridículamente, su reciente derrota electoral en el popular barrio caraqueño de Petare, a los votos de los “ricos”, aludiendo a los pocos vecinos de clase media aledaños al barrio; que ha acusado a los estudiantes de las universidades nacionales gratuitas, que manifiestan en contra de su gobierno, de ser “hijos de papá”, es evidente que para Chávez la palabra “rico” se refiere, sino a la totalidad, ciertamente a buena parte de ese 46%, que votó por la oposición en las recientes elecciones regionales. Todo lo cual acrecienta la ya elevada gravedad de la mencionada frase del caudillo. En efecto, la deshumanización del opositor político es una característica típica de una concepción totalitaria de la política, donde no hay adversarios con quienes competir, de acuerdo con las reglas del juego político democrático, sino enemigos que aniquilar.

La deshumanización es el paso previo a la aceptación de la “permisión” de su eliminación física. Si el opositor no es un ser humano sino sólo un animal, con forma humana, no tiene derechos humanos. Es evidente el paralelo con el untermensh, el “subhombre” del nazismo. La deshumanización del judío condujo al holocausto. La frase de Chávez es la más evidente demostración de una visión del mundo (weltanshauung) totalitaria. A este respecto, quisiera recordar aquí otra frase del Comandante de la revolución, que pasó también bastante inadvertida, pronunciada, increíblemente, la Noche Buena del 2005: “El mundo tiene para todos, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, se adueñaron de las riquezas del mundo.”

Parece que Norberto Ceresole, el nacionalsocialista argentino, uno de los maestros ideológicos de Chávez, le hizo leer los “Protocolos de los Sabios de Sión” y que el caudillo se identificó plenamente con las tesis vulgarmente antisemitas del panfleto zarista. En estos días, frente a la radicalización del proceso, se ha replanteado el debate sobre la caracterización ideológica de Chávez. Comunista, fascista, militarista, populista radical, etcétera. El tema daría para un ensayo, efectivamente el chavismo que combina, en un “menjunje” ideológico, elementos de diferentes modelos.

Hay mucho de Fidel Castro, pero también de Mussolini, quien antes de ser fascista era socialista; de Noriega, de Nasser, de Napoleón “le petit”, de Perón el joven y de la “revolución” militarista peruana de Velasco Alvarado. La vocación del régimen es evidentemente totalitaria, y lo que sí está cada día más claro es que no es democrático.