Plagioa Mises

Siglo XXI

Después de leer a muchos autores que pretenden explicarnos cómo somos, por qué actuamos, qué necesitamos para que mejore nuestra calidad de vida… y dejar en ese proceso parte de mi vista, llegué hace ya algún tiempo a la conclusión de que dos de los más preclaros pensadores del siglo XX que explican estas cuestiones humanas básicas son Ludwig von Mises y Ayn Rand. A ambos suelo mencionarlos en mis escritos sobre asuntos políticos, económicos y morales.

Hoy, ante los ataques rastreros, falaces y manipuladores contra ProReforma (la única opción racional y realista que tenemos para empezar el cambio radical que necesitamos urgentemente en Guatemala, si es que nuestro objetivo es vivir en paz y progresar), cedo mi espacio escrito al primero de ellos para que responda a aquellos que recurren a artilugios irracionales, desgastados y despreciables en su intento fallido de confundir a la mayoría honesta que desea un cambio para bien de todos en nuestra sociedad.

“La hostilidad que las enseñanzas de la teoría económica clásica ha encontrado… es causada primordialmente por prejuicios políticos. La economía política como fue desarrollada por varias generaciones de pensadores ingleses… era el más exquisito resultado de la filosofía de la Ilustración. Era la esencia de la doctrina liberal que apuntó al establecimiento del gobierno representativo y la igualdad de todos ante la ley. Por tanto, no me sorprenden el rechazo y los ataques de aquellos cuyos privilegios peligran frente a estas ideas. Esta tendencia a desdeñar la economía se fortalecía considerablemente… por el espíritu ascendente del nacionalismo…”.

Hago una pausa en el plagio fragmentado (y confesado) del ensayo de Mises, traducido al inglés bajo el título de The Conflict with the German Historical School, para puntualizar que en el párrafo anterior Mises se refiere específicamente al nacionalsocialismo de Adolf Hitler. Quiero hacer énfasis en la ideología de Hitler: nacionalsocialismo, para empezar a poner en su lugar a algunos mentirosos y frívolos intelectuales (esto último es más una pose, para seguir lucrando de un discurso fracasado, que una realidad) que pululan en nuestro país, exhibiendo su ignorancia como si fuese la más pura erudición que nunca jamás había pisado tierra guatemalteca. Qué risa.

En fin, continúo citando al Maestro que, como bien dice su tocayo, mi admirado amigo Luis Figueroa, “¡Nada como la pluma mordaz y genial del buen Ludwig para poner en contexto a las críticas superficiales y difamadoras sobre ProReforma!”. Vamos con Lu: “No debemos olvidar que existen también otros motivos que explican esta rebelión en contra de la economía política. Esta nueva rama del conocimiento planteó varios problemas epistemológicos y filosóficos para los cuales los académicos no encontraban una solución satisfactoria. No podía ser integrada en el sistema epistemológico y la metodología tradicional”.

¿Continuará?