La sombra de Fidel es alargada
15 de abril, 2009
15 de abril, 2009
La sombra de Fidel es alargada
La suavización de medidas que dificultaban los contactos de los cubanos de la isla con los del exilio es una arriesgada apuesta de Obama para sacar la política de su país con Cuba del congelador en el que lleva desde hace medio siglo. Visto que Raúl Castro no se decide a romper con la política de su hermano, vamos a romper en parte con la nuestra, y veremos lo que pasa, es el nuevo lema de Washington.
En adelante, los cubanos en Estados Unidos podrán visitar Cuba cuantas veces quieran, transferir dinero a sus familiares, enviarles aparatos electrónicos y pagar las facturas de sus teléfonos móviles, para que tengan el máximo de información sobre lo que ocurre en Estados Unidos, en el mundo… y en su propio país. Convenciéndoles de lo que posiblemente muchos están ya convencidos: que lo que pasa en su país no es lo mejor que podía pasarles. Se trata, en suma, de inducir el cambio desde abajo, para ver si se continúa desde arriba. Una perestroika desde fuera.
Son bastantes los que muestran un enorme escepticismo hacia los resultados. «El castrismo no cambiará nunca -advierten-, como ha dicho cien veces su fundador. Utilizará esa ayuda en su propio provecho, como ha hecho con tantas otras, sin introducir reformas fundamentales, porque sabe que en el momento que las introduzca, se vendrá abajo. O sea, que lo único que conseguiremos será prolongar su agonía. Y la de los cubanos».
La Administración Obama contesta que todo lo ensayado hasta la fecha tampoco ha dado resultado, por lo que es hora de ensayar algo nuevo. No se trata de levantar el embargo, sino de aliviar las penurias de los cubanos; de ayudar a las familias, no al gobierno. Y esperar la reacción de éste. Si responde con alguna medida parecida, podrá darse otro paso. Si, en cambio, se queda con la mayor parte de esa ayuda, en vez del diez por ciento de impuestos que viene cobrando, será cuestión de cortarla y volver a lo de antes. Dejándolo en evidencia ante los que vienen echando la culpa de todos los males cubanos al embargo norteamericano.
¿Mi opinión? Que veremos muy poco movimiento, si alguno. El gesto amable de Obama es también un desafío. Y mientras su hermano esté vivo, Raúl sólo puede responder a los desafíos con otro. Fidel, que se opuso a la perestroika en la Unión Soviética, tiene que oponerse aún más en su país. Y su sombra sigue siendo allí muy alargada. Es Obama quien tiene que andarse con cuidado para que no le gane la mano, como a sus predecesores, y se encuentre apuntalando el castrismo, en vez de desalojándole. El castrismo no desaparecerá hasta que desaparezca Fidel. E incluso entonces, dejará despojos que durarán tiempo y causarán problemas, aunque está condenado a desaparecer. Por ley natural.
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