Cañón en “Salsa Mixta”
El Colombiano, Medellín
Con vergüenza confieso a los lectores de esta columna que unas horas antes del plazo para entregarla, no se me ocurría nada que me motivara a escribir. Con el sentimiento de fracaso que implica no poder vencer el reto agobiante de un papel en blanco y con el hambre que tenía al haber aplazado mi hora de almuerzo con la esperanza que los jugos gástricos en un estómago vacío se convirtieran en catalizadores para la inspiración, pues ese debe ser el método de columnistas biliosos y carroñeros como Antonio Caballero, me dirigí a la cafetería antes de avisarle a mi editor de mi derrota. Pregunté cual era el menú y me dijeron que era sopa de papa, ensalada, arroz y cañón en “salsa mixta”. Y ahí fue. No sé si por la frustración o por la rabiecita que tenía por sentirme más idiota que todos los días, eso de la “salsa mixta” me pateó la cabeza.
A causa de mi ignorancia culinaria acerca de la salsa en cuestión, que después supe que sí existía, lo de la salsa mixta generó una sensación “mixta” de desconfianza y de humillación, pues que te ofrezcan, un lunes, una salsa con ese nombrecito solo puede significar el reciclaje de sobrados de otras salsas del fin de semana o que el chef estuviera creyendo que yo era tan pendejo como me estaba sintiendo. Y mientras almorzaba empezaron a llegar a mi cabeza frases y palabras que me provocan, tal vez por lo gastadas e incumplidas, la misma sensación de sospecha que me genera el talento y la imparcialidad de Dario Arizmendi, o una papa rellena que no sea de las que hacen en mi casa, porque yo sobrados de otros no como, así esté ardido del hambre.
Que tal éstas del repertorio político local e internacional, como: “nosotros sí somos el cambio”, “yo soy del pueblo”, “cero corrupción”, “los cargos serán asignados por meritocracia”, “les prometo empleo para todos”, “cero hambre”, “no busco un cargo público”, “todo fue a mis espaldas”, “no tengo vínculos con Chávez ni soy amiga de las Farc”, “no me interesa la reelección”, “somos la nueva forma de hacer política”, “lo que nosotros hacemos es oposición constructiva”, “nosotros no estamos de acuerdo con la combinación de todas las formas de lucha”.
Y si de sospecha se trata, como no dudar cuando dicen: “como estás de bonita querida”, “estaba por llamarte desde hace días”, “no es que no te quiera prestar esa plata”, “en combo le sale más económico”, “yo no le estoy ganando nada, es solo por mover el inventario”, “tranquilo que después cuadramos”, “pero sí has rebajado”, “ese hijo tuyo me lo quisiera para mi hija”, “tiene garantía de por vida”, “tranquila mi señora que es de hoy”, “a vos no te pasan los años”, “ese modelo con descuento ya se agotó, pero me queda este otro”, “no es porque sea hijo mío”, “voy a dormir donde una amiga”, “te quedó muy rica la comida”, “siii mami, ya hice las tareas” o “no tengo tareas”, “nooo, yo no veo telenovelas”, “tu no necesitas cirugías”, “ese barro se te quita mañana”, “eso no duele”,”dame tu teléfono que yo te llamo”, ”esto es sólo entre tu y yo, que nadie se entere”, “en vacaciones voy a estudiar”, yo no me volví a tinturar, este es mi color de pelo”, “a mi eso no me importa”.
Como no desconfiar de los eternos descuentos de los vendedores de colchones y de pizza, o esta que escuché hace muchos años cuando era muchacho en una propaganda de un fabricante de lámparas, que después de varias décadas sigue anunciando que: “cristalizamos precios por pocos días”. O las que ya se están volviendo clásicas de la jerga de la Internet como: “estos datos no serán usados con fines comerciales ni serán vendidos a bases de datos”, o que tal esos desconocidos que se mueren por estar en Facebook y te mandan un mensaje que dice: “Fulanito de tal, quiere ser tu amigo”, faltaba más el igualado.
Pero tal vez es el folclore del romance y de los enamorados uno de los más fértiles terrenos para la producción de frases sospechosas como: “eres la única”, “nadie te amará como yo”, “pídeme lo que quieras”, “me encanta tu barriguita”, “no creas que con todos hago esto en la primera cita”, “yo ni siquiera la estaba viendo”, “ya te perdoné”, “¿cierto que estoy muy gorda?”, “si tú te mueres no volveré a casarme”, “eres muy buen amante”, “no, no me pasa nada”, “en ese sitio solo había hombres y no vendían trago”, “a mí me encantan los calvos”, “yo no sé que le ven a ese hombre porque a mí solo me fascinas tu”, “yo no me la conquisté porque no me gustaba, pero ella se moría por mi”, “es que tengo dolor de cabeza”, “yo nunca he hecho eso”, “es solo mi primo con el que jugaba cuando estaba chiquita, pero nada de nada bobito”, “yo no soy celosa, eso es para las inseguras”.
Si tienen más me las mandan para otra ocasión en que no tenga que escribir.
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