Miami y el cambio en Cuba
La ley de ajuste cubano se va a terminar. También va a acabar el embargo. Nada, absolutamente nada en este mundo es permanente. El cambio es la única constante y el cambio se viene ya en la política cubana de esta administración. Como indicio número uno les llamo la atención a la carta que el jefe de los republicanos en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado escribió la semana pasada al presidente Obama. Nadie más y nadie menos que el senador Richard Lugar puede hablar con tanta autoridad cuando dice que es urgente cambiar la política cubana de los Estados Unidos, y le pide al presidente para esto que ''considere la designación de un enviado especial para Cuba''. No me quiero enorgullecer diciendo que yo ya lo dije, pero yo ya lo dije. Esto es lo que escribí en esta columna en el mes de enero:
"Nombraría un enviado de alto nivel, un embajador especial cuyo encargo sea promover la democratización de la isla. Si hay enviados de alto nivel para promover la paz entre Israel y Palestina, y para Afganistán y Pakistán, ¿por qué no uno para Cuba? El enviado especial tendría que tener plenos poderes para entrevistarse y trabajar con quien quiera, con Fidel, con Raúl, y con la disidencia, dentro y fuera de prisión. El embajador no pisaría la isla si los Castro impidiesen el contacto con opositores al régimen. Colocaría como objetivo de la misión del embajador especial promover la instalación de un régimen de transición en la isla, con tres tipos de integrantes: representantes de la disidencia en Cuba, delegados del actual gobierno castrista y una representación del exilio. Estos tres grupos tienen que tener parte en el cambio por que los tres tienen miedos y ansiedades propias, que hay que calmar.''
Bueno, me alegra que Lugar esté promoviendo, aunque sea en parte, algo que yo sugerí. Y hay más indicios de que el cambio se viene y que hay que prepararse para eso. Uno de esos indicios es que el secretario general de la OEA está planteando el retorno de Cuba a la organización interamericana. Insulza dice, textualmente, que ''hay que rescindir, revocar, la resolución de 1962 por la que se expulsó a Cuba''. Otro indicio lo da la presencia en La Habana de una delegación del grupo congresional negro, el ''congressional black caucus''. Uno más: este sábado un alto integrante de la administración Obama le dijo al Wall Street Journal que se terminarán todas las restricciones a viajes y envíos de cubanos a la isla. El senador Lugar va más allá. Quiere que todo el que quiera pueda ir a hacer turismo en la isla. Luego, este 17 de abril se inicia la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. Mis contactos me indican que en esa cumbre se promoverá el movimiento para que luego, en la asamblea general de la OEA el 1 de junio en Honduras, se readmita a Cuba en la organización panamericana.
Mi comentario al respecto de todo esto: mucho cuidado, mucho, muchísimo, porque el cambio va a llevar a la derogación del embargo y al fin de la ley de ajuste cubano. Estaría bien si es que primero se inicia un régimen de transición en la isla. De lo contrario, no. De lo contrario tendremos que poner el grito en el cielo desde aquí, desde nuestro Miami, para que no nos den gato por liebre. Yo acojo con respeto y alegría la sugerencia del senador Lugar al presidente Obama para que se nombre un enviado especial para Cuba, con tal de que este enviado no sea un ingenuo y con tal que tenga muy en claro que su objetivo número uno sea promover la instalación de un régimen de transición en la isla.
Acojo con mucho menos entusiasmo el llamado de Insulza, el secretario general de la OEA, a derogar la expulsión de Cuba. La acojo con menos entusiasmo por que yo no confió en la OEA. Siempre la he considerado una institución fatua, inoperante, vacía, superflua, que sólo sirve para darles aires de dignidad a innumerables gobiernos corruptos y estados fallidos de nuestra América Latina y el Caribe, pero precisamente por eso estoy casi seguro de que más fácil será la readmisión de Cuba a la OEA que la designación por parte de Obama de un enviado especial para la isla. Por eso también me parece importantísimo que exijamos ya, y que empecemos a presionar, para que Washington designe un enviado especial, siempre y cuando, repito, vaya con el encargo de promover un régimen de transición. De lo contrario, si la OEA readmite a Cuba antes de que Washington nombre su enviado especial, entonces el régimen castrista se inflará como pavo henchido, y Dios nos libre entonces de las estupideces que se harán en la OEA para defender la soberanía del estado castrocomunista.
En resumidas cuentas: el cambio se viene, y se viene ya. Mejor que sea un cambio en el cual nosotros tengamos algo que decir a que sea un cambio en que Cuba se meta bajo la protección de la Organización de Estados Americanos por que entonces ¡Dios nos libre de lo que pasaría entonces! Mejor que Washington nombre un enviado especial ya, y que este enviado sirva para desactivar un poco al menos ese amor socialista que el secretario general de la OEA le tiene al paraíso de los hermanos Castro. Pongámonos las pilas. Exijamos un enviado especial, exijámoslo nosotros, que no lo exijan otros por que, sí, de lo contrario ya en muy poco se acabarán tanto el embargo como la ley de ajuste cubano y no habremos logrado nada, nadita, a cambio. Mejor pájaro en mano que ciento volando.
- 23 de julio, 2015
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