Los muertos que vos matáis gozan de buena salud
Está por estos días de moda, no sólo en nuestra región sino en todo el planeta, hacer anuncios sobre la supuestamente inminente muerte del sistema capitalista, pronóstico que suele incluir una pizca de necrológico morbo y una porción de frustrados deseos. Que nunca faltan.
Analizar el origen del morbo y de los deseos provocados por esta (apócrifa) crónica de una muerte anunciada quizás sea tarea de psicólogos. O de psiquiatras.
Lo que le compete (ya hablaremos de "compete"…) a la economía, en su carácter de ciencia social, es indagar sobre las causas, nada casuales, que de manera pertinaz y efectiva mantienen a muchas personas en el desconocimiento de la forma en que funciona el sistema capitalista. Y en el descreimiento de sus ventajas.
Porque además de sus innegables defectos (fanáticos abstenerse), perfectamente corregibles, el capitalismo tiene evidentes virtudes que pueden observarse contrastando sus resultados con la paupérrima realidad material en que vivía la población del mundo antes que su generalizada adopción, hace alrededor de 200 años, produjera un enorme salto de productividad.
La pregunta es entonces: ¿por qué prevalece en gran parte de la población el descreimiento en el sistema?, y más aún: ¿por qué tiene tanto éxito el estereotipo que, sin mayores cuestionamientos, inevitablemente lo caracteriza como perverso?
Si prestamos atención a los discursos escuchados en la reciente reunión del G-20 en Inglaterra, y no sólo a las manifestaciones anti-globalización (tan globalmente organizadas…) que cubrieron las calles de Londres, notaremos que entre quienes hablan de la "crisis del capitalismo" están los gobernantes de los principales países del mundo. Que antes que gobernantes son políticos.
Es cierto que ellos hablan de "crisis" y no de "muerte" del capitalismo, siendo la razón de esta variante que en sus países de origen dicha supuesta defunción no sería políticamente aceptable: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, o Alemania.
En efecto, en los países donde el Estado de Derecho le impone límites al poder, a diferencia de lo que suele acontecer en este arrabal del mundo que es América Latina, es mejor negocio presentarse como médico que como sepulturero: a un enfermo en crisis se lo puede curar, metiéndole mano…, pero a un muerto no se lo puede resucitar.
La realidad es que los políticos han mostrado una gran habilidad, digna de mejor causa, para sembrar la percepción de que la crisis de las hipotecas subprime estadounidenses es, por definición, una crisis masiva del sistema capitalista en su conjunto. Habilidad sorprendente. Y sospechosa.
Lo paradójico es que la crisis de las hipotecas fue sembrada por la baja artificial de las tasas de interés dictada por la Reserva Federal estadounidense y por la presión del Congreso para que los gigantes hipotecarios impulsados por el gobierno, Fannie Mae y Freddie Mac, participaran activamente en la generación de activos tóxicos.
Esto nos lleva a concluir que, dejando de lado el morbo y los deseos, tanto el desconocimiento como el descreimiento en el sistema capitalista reconocen dos causas: una es la vocación que por naturaleza siempre tendrán los políticos de aumentar su poder, para lo cual tergiversan los hechos y se reciclan como gentiles facilitadores de soluciones…, a problemas que ellos mismos provocaron.
La otra causa, realmente más grave, es la discrecionalidad con que en nombre del capitalismo se suelen aplicar normas que violan el espíritu de la legislación.
Un ejemplo es la Ley de Competencia de El Salvador, que en su artículo primero indica tener por objeto la… eliminación de prácticas anticompetitivas que, manifestadas bajo cualquier forma limiten o restrinjan la competencia o impidan el acceso al mercado a cualquier agente económico…
Buen texto…, pero incompatible con realidades tales como "cuotas de importación", porcentajes garantizados a "importadores históricos", y "armonización" (obviamente al alza…) de tasas arancelarias.
Sería oportuno reemplazar el vacío lema "compite como te compete" que se escucha por las radios por uno más conducente, como "regular no es regalar", o "capitalismo si/ amiguismo no".
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 25 de noviembre, 2013
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
El 16 de abril es el 106 día del año del calendario gregoriano. Quedan 259 días para...
16 de abril, 2011Diario de América Hay en la naturaleza un orden espontáneo, es decir, una...
10 de agosto, 2013Por Roberto Villacreses León IEEP Al contrario de lo que muchos pudieran creer,...
7 de octubre, 2008Por Jaime Bayly El Nuevo Herald Joaquín escribe novelas y crónicas. En ellas...
2 de julio, 2007