Libertad económica
En el Índice de Libertad Económica de 2009, un libro publicado por la Heritage Foundation, un grupo de expertos de Washington, 179 países están clasificados según la presencia o ausencia de 10 libertades en áreas como propiedad privada, comercio, industria, dinero, inversión, trabajo, corrupción y coacción. Los seis países que más se acercan a un índice perfecto de 100 son Hong Kong, con 90; Singapur, 87; Australia, 83; Irlanda, 82; Nueva Zelandia, 82; y EEUU, 82; los seis están entre los países más ricos del mundo. Las últimas seis naciones son Venezuela, 40; Eritrea, 39; Birmania, 38; Cuba, 28; Zimbabue, 23; y Corea del Norte, 2; las seis se encuentran entre los países más pobres, con una excepción técnica: Venezuela.
Desde 2005, los ingresos de Venezuela se han duplicado. No por ello cada persona recibe el doble de su ingreso de 2005, sino que el Estado tiene toneladas de dinero adicional para gastar como quiera. Dado que Venezuela es un monopolio económico, todos los petrodólares van al gobierno y no a la población. De allí que la población pueda seguir pobre mientras el régimen se enriquece. El gobierno dice que distribuye el dinero del petróleo a través de las misiones, pero si ése fuera el caso, la población sería dos veces más rica que hace apenas unos años, que no es verdad. En realidad, la mitad con menos recursos de la población, que suele votar por el gobierno, es tan pobre hoy como en 2005, mientras que el gobierno ha duplicado su riqueza, por lo que ha podido gastar casi 100 millardos de dólares fuera del país.
Venezuela tiene una economía invertida, en la cual el régimen posee o controla todo. Igual ocurre en Zimbabue, Cuba y Corea del Norte, tres de los seis países más pobres y con peor índice de libertad económica. Los tres son aliados estratégicos de Venezuela, que predica el control estatal como la solución a la pobreza. En un raro giro de la lógica, los fracasados le dicen a los exitosos que el fracaso es éxito y que el éxito es fracaso. En los países que ocupan los primeros lugares del índice, donde el ingreso es 20 veces mayor para sus poblaciones que entre los seis ubicados en los últimos lugares, nadie está escuchando. Pero en Venezuela, la gente tiene que escuchar; los están condicionando para que crean que el fracaso es éxito. ¿Cómo sería esto en el caso de la libertad?
Traducción: José Peralta
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