El peligro de la cláusula «compre nacional»
Según la opinión generalizada, la provisión de ''Compre Estadounidense'' aprobada por el Congreso norteamericano ha sido diluida lo suficiente como para evitar una guerra comercial como la que condujo a la Gran Depresión. Sin embargo, yo no estoy tan seguro.
Es cierto que después de las fuertes protestas de varios gobiernos extranjeros y de la declaración del presidente Obama en el sentido de que el Congreso no debía aprobar una ley que podría desencadenar una guerra comercial, el Congreso redujo el alcance de la cláusula de ''Compre Estadounidense'' incluida en el paquete de estímulo de $787 mil millones.
Según la nueva versión, la cláusula Compre Estadounidense no sólo requiere garantizar que los proyectos de infraestructura del Gobierno, como carreteras y puentes, empleen acero, hierro y productos producidos en el país, sino también que eso se haga «en cumplimiento con las obligaciones de Estados Unidos en tratados internacionales''.
Los partidarios del ''Compre Estadounidense'' dicen que la versión final de la cláusula satisface tanto al partido demócrata y los sindicatos que la propusieron, como a quienes la criticaban diciendo que sería vista como una medida proteccionista, y podía dar lugar a una guerra comercial global.
Hasta la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que encabezó la lucha contra la cláusula ''Compre Estadounidense'' en las últimas semanas, terminó respaldando la versión final de la ley.
''Es un triunfo importante'', me dijo el vicepresidente de la Cámara de Comercio John Murphy en una entrevista telefónica desde Washington. «Hubo una protesta airada de la comunidad empresarial y de los gobiernos extranjeros, y cuando el presidente Obama se hizo eco de la misma, el Congreso acordó, inequívocamente, que la provisión cumplirá con los requisitos establecidos en nuestros acuerdos internacionales''.
Los partidarios de ''Compre Estadounidense'' señalan que aún con la nueva provisión, que se refiere primordialmente a las licitaciones del Gobierno, Estados Unidos seguirá teniendo uno de los sistemas de licitaciones gubernamentales más abiertos del mundo.
Según la ley, alrededor de 42 países signatarios de un acuerdo de la Organización Mundial de Comercio sobre las licitaciones gubernamentales –incluyendo a la Unión Europea, Japón y Corea del Sur– pueden participar en casi todas las licitaciones convocadas del Gobierno de Estados Unidos para obras públicas, salvo unas pocas excepciones como los proyectos que incluyen hierro y acero.
Las leyes de licitaciones gubernamentales europeas, en cambio, contemplan muchas más excepciones. Y otros países que no son signatarios del acuerdo –como China, Brasil e India– tienen leyes aún más restrictivas de ''compre nacional'', alegan. ''No se puede exigir que Estados Unidos sea más papista que el Papa'', me dijo Murphy.
Peter Hakim, director de Diálogo Interamericano en Washington D.C., me dijo que la ley probablemente no perjudicará a los países latinoamericanos.
''Se ha logrado limitar el daño'', me dijo Hakim. «Ahora parece que la cláusula ya no deberá ser una preocupación para nuestros socios comerciales''.
Sin embargo, muchas fuentes del Congreso y algunos economistas temen que la cláusula haga más mal que bien.
Varios expertos comerciales del Congreso me dijeron que aunque las leyes anteriores establecían que un producto estadounidense podía ganar una licitación gubernamental si su precio era hasta un 6 por ciento más elevado que el de un producto extranjero, la nueva ley eleva ese porcentaje hasta 25 por ciento. Eso significa que un producto estadounidense podría ser hasta un 25 por ciento más caro que un producto extranjero, y ganar una licitación gubernamental, dicen.
Más importante aún, el Gobierno estadounidense podrá elevar barreras proteccionistas sin necesidad de violar sus obligaciones internacionales, afirman los críticos.
''Nuestras obligaciones internacionales no nos exigen mantener el actual nivel de apertura'', me dijo Gary Clyde Hufbauer, del Instituto Peterson de Economía Internacional. «Ese es el punto clave''.
En otras palabras, es probable que Washington adopte medidas que, aunque legales, igual restringirán el acceso de productos extranjeros al mercado estadounidense, señaló Hufbauer. Esto impulsará a otros países a responder de manera semejante, provocando una una reducción del flujo comercial mundial que dará como resultado menos empleos en todas partes.
'El peligro es que todo el mundo diga `yo también voy a hacer lo mismo' '', dijo. 'Hay muchos proteccionistas en Brasil, Argentina y otros países que dirán: `Miren, los norteamericanos lo están haciendo. Nosotros deberíamos hacer lo mismo' ''.
Mi opinión: el presidente Obama merece crédito por haberse enfrentado a los líderes de su partido en el Congreso, y haber exigido cambios para debilitar los alcances de la cláusula de «Compre Estadounidense''.
Pero aunque la versión final de la ley cumpla con los acuerdos internacionales, no me extrañaría que muchos industriales en todo el mundo, ansiosos de tener mercados cautivos, exijan a sus gobiernos que adopten leyes más duras de ''compre nacional''. Lo harán, y todos podríamos salir perjudicados.
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