Quedarse por todo el Siglo XXI
Pocas expresiones han sido tan auto-condenatorias como las palabras que Marx escribió en su ensayo "La Ideología Germánica", sobre la necesidad de darse cuenta de lo que alguien es no a través de lo que dice de sí misma sino por lo que hace. En este ensayo Marx, que despreciaba a los tenderos, escribió que "Mientras que en la vida ordinaria cualquier tendero es muy capaz de distinguir entre lo que alguien profesa ser y lo que es en realidad, nuestros historiadores todavía no han podido adquirir esta trivial habilidad. Toman cada época por su palabra y creen que todo lo que ella dice e imagina sobre sí misma es cierto".
Estas palabras regresaron como bumerán a Marx, que dedicó su vida a promover apasionadamente el comunismo, una ideología con enormes contradicciones entre lo que decía de sí misma y lo que produjo en la realidad –no sólo atraso económico sino también tiranías tan terribles que sólo pueden compararse con las del nazismo–. Esta reflexión de Marx puede también aplicarse al famoso "Socialismo del Siglo XXI", que nunca ha sido definido en forma coherente por su creador, el presidente Hugo Chávez de Venezuela. Para determinar lo que es, es necesario ver los frutos que ha producido.
En primer lugar es fácil definir lo que el "Socialismo del Siglo XXI" no es: no es ni socialismo ni es del Siglo XXI. Los regímenes socialistas modernos, como los de los países nórdicos, se distinguen por dos cosas: la libertad económica que existe en ellos (están entre los países con las economías más libres del mundo) y por la plenitud y calidad de los servicios sociales disponibles para la población. El presidente Chávez ya ha estado por suficiente tiempo en el poder y ha tenido disponible suficiente plata como para ya haber orientado a Venezuela en este sentido, combatiendo la pobreza con educación y salud. No lo ha hecho. Se ha gastado el dinero del petróleo en comprar voluntades para llenar sus ambiciones de poder a nivel latinoamericano. Hasta el tendero de Marx se da cuenta de que lo que le importa a Chávez es en lo que gasta su dinero –no los pobres sino el poder a nivel continental.
El "Socialismo del Siglo XXI" tampoco es sobre el cambio. Hace unos días publiqué un artículo en el que señalaba que todos los asociados y predecesores del "Socialismo del Siglo XXI" han tendido a matar el cambio ya una vez en el poder –instalándose en él para nunca más permitir un cambio–. En el ar- tículo noté que esto ha sido una constante en todos estos regímenes, incluyendo la Unión Soviética, Cuba, China, los otros países europeos que estaban detrás de lo que se llamaba la Cortina de Hierro, Corea del Norte, Nicaragua, Venezuela y los otros países latinoamericanos que son aliados del presidente Hugo Chávez.
El mismo día que apareció el ar-tículo salió una noticia sobre un discurso de Evo Morales en el que había dicho que su partido se va a quedar para siempre en el poder. Igual que Chávez ya hizo y sigue haciendo, él está promoviendo reformas electorales que le permitan perpetuarse en la presidencia. El presidente Correa de Ecuador, otro aliado del "Socialismo del Siglo XXI", está en el mismo proceso –asegurarse que, como los dictadores de antaño, pueda quedarse en la silla presidencial como dijo Evo Morales, para siempre.
Internacionalmente nadie puede decir que las políticas del presidente Chávez sean del Siglo XXI. En realidad sus alianzas son con países y grupos que todavía viven en la Edad Media, tales como Irán, una teocracia que todavía cree en que la iglesia mahometana debe concentrar en sí misma el poder terreno y el poder celestial, y que debe concentrarlos no sólo en Irán sino en todo el mundo. El aliado de Chávez, el presidente de Irán, ha expresado su admiración por los nazis –junto con el comunismo, las fuerzas más negras que vivieron en el Siglo XX–. Nadie puede decir que esto es moderno o socialista democrático. Nadie puede decir que es inteligente para los latinoamericanos aliarse con movimientos que nos llaman "los infieles" y que piensan que a los infieles hay que convertirlos a su religión o dominarlos. No es inteligente ni moderno ni socialista traer a los ayatolas. Es la Edad Media otra vez.
Por supuesto, lo que los caudillos del Socialismo del Siglo XXI dicen es que necesitan quedarse para siempre en el poder para poder volver realidad lo que ellos dicen que es su ambición: poner su ideología en práctica. Sus actos, sin embargo, hacen evidente que necesitan hablar de esa ideología para poder justificar frente al pueblo lo que es su real ambición: quedarse en el poder por todo el Siglo XXI.
Que no le apliquen a usted la reflexión de Marx. No importa lo que usted piense o diga de sí mismo, si escoge un rumbo tonto, si cree que el Socialismo del Siglo XXI traerá modernismo y progreso, hasta el tendero de Marx dirá que es una persona tonta. Y, como diría Marx, lo será.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy
- 28 de diciembre, 2009
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