El derecho a defenderse

Como toda confrontación tiene dos aspectos: el militar y el político.

Este último tiene en las imágenes y la estadística, importantes instrumentos para sensibilizar la opinión, distrayendo los motivos y distorsionando la responsabilidad de quien genera los hechos cuando no se trata de una acción unilateral no inducida por una agresión previa directa y sostenida.

Se puede lograr el objetivo militar y perder el político. O derrotar el esfuerzo militar mediante la influencia en la opinión. Solo tenemos que recordar lo que le sucedió a Estados Unidos en la guerra de Vietnam.

De otra parte, siempre es la población civil la que termina pagando.
Ya sea, porque se le ataca en forma deliberada para debilitar la moral del pueblo, como sucedió cuando Hitler resolvió en un error estratégico bombardear ciudades en lugar de fábricas de aviones. O los bombardeos masivos indiscriminados de ciudades, por los aliados, con productos como el fósforo blanco. Ahí el objetivo eran los civiles. Y Hamburgo y Dresde quedan como ejemplo. O la destrucción de Nankín por los japoneses. Para concluir con el holocausto nuclear de Hiroshima y Nagasaki

O cuando se producen víctimas colaterales, casi imposibles de evitar o cuando los agresores lanzan a sabiendas los ataques desde zonas densamente pobladas, producen o guardan armas en barrios, hospitales, mezquitas o colegios, como Hamas o Hezbollah son expertos en hacerlo. Ganan por partida doble: logran la protección del escudo o reivindican las muertes civiles como ganancia política debilitando a quien se defiende y fortalecen su imagen captando adeptos como fruto del dolor.

Israel es un Estado democrático que está enfrentando a un movimiento calificado como terrorista y que actúa como tal. Pero que además desconoce su existencia y al igual que su mentor, Irán, desea borrarlo del mapa como Estado, Israel tiene la obligación y el derecho de defender a sus habitantes frente a una agresión constante que ha generado múltiples muertos y heridos, y pone hoy en peligro la vida de más de 700.000 personas dentro del alcance actual de los cohetes y morteros con que Irán lo abastece a través de una red de más de 500 túneles que, principalmente por la frontera con Egipto, se utilizan para este fin.

Pero es que los movimientos terroristas tienen su razón de ser en el terror y como muchas ONG en los conflictos que dicen defender. Cuando no se puede aterrorizar o se solucionan los problemas, simplemente desaparecen. El conflicto con Israel es la razón de ser de Hamas y de Hezbollah. Por eso, al ganar las elecciones parlamentarias en el 2006, después de que Israel había entregado este territorio a los palestinos en el 2005, eliminando 21 asentamientos con más de 9.000 personas, con una alto costo político y económico, rompieron y se enfrentaron con la autoridad palestina, cuando ésta se acercaba rápidamente a un acuerdo.

Claro, con ello desaparecería la razón de ser de Hamas y un instrumento muy eficaz de Irán.

Más de 10.000 cohetes y morteros a hoy han sido disparados a las ciudades israelíes desde el 2003, y la amenaza constante de ir escalando la agresión es algo que ningún Estado toleraría. En especial ninguno de los que hoy evaden señalar a los verdaderos responsables de lo que allí sucede.