Vigilancia fronteriza tiene cara latina
Washington – Hace dos años el presidente George W. Bush se dirigió a la nación desde la Casa Blanca y prometió reformar el sistema de inmigración de Estados Unidos. Entre sus promesas, agregar 6.000 nuevos agentes a la Patrulla Fronteriza antes de culminar el 2008.
"Cuando estos nuevos agentes sean activados, habremos más que duplicado el tamaño de la Patrulla Fronteriza durante mi presidencia", dijo el presidente en mayo del 2006.
Ahora, y gracias a un agresivo esfuerzo de reclutamiento de Nueva York a Puerto Rico y un presupuesto anual de US$38 millones para esta labor, el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza, (CPB, por sus siglas en inglés) bajo el cual opera la Patrulla Fronteriza, logró contratar a 6.000 nuevos agentes en tiempo récord.
Con métodos tradicionales como ferias de empleo y estrategias nuevas como el patrocinio de un auto de carreras NASCAR, reclutamiento online, y folletos de información en las bases militares de Estados Unidos en Irak y otros países, la agencia logró atraer en promedio de más de 3.500 solicitantes por semana.
"Estoy tremendamente orgulloso de todo el trabajo y esfuerzo que se puso para reclutar, contratar y entrenar estos agentes que asegurarán las fronteras de nuestra nación. Quiero darle la bienvenida a todos los que han ingresado a nuestras filas y han aceptado el desafío de proteger nuestra patria", dijo en Washington, el comisionado del CBP, W. Ralph Basham.
Vigilando "en español"
La nueva cara de la mayoría de los más de 18.000 efectivos que vigilan las fronteras, es hispana.
Datos oficiales indican que el 52% de los agentes fronterizos son de origen hispano, lo que la convierte en la agencia federal con el mayor porcentaje de latinos. Sólo el 5% de los empleados son mujeres, y menos del 1 % son negros.
Algunos se preguntarán porqué tantos latinos quieren dedicarse a perseguir a inmigrantes que en muchos casos comparten una historia común con sus propias familias, o que están cruzando una frontera que a lo mejor sus mismos padres atravesaron cuando no había tanta vigilancia.
Existen varios factores que han contribuido al alto nivel de participación de los hispanos en la Patrulla Fronteriza en los últimos años.
Para ser agente fronterizo se necesita un conocimiento básico del idioma español, ya que 16.000 de los 18.000 agentes están concentrados en la frontera sur con México, donde la mayoría de los que cruzan hablan este idioma.
Los nuevos reclutas que hablan español pueden darse el lujo de evitar 40 días de entrenamiento dedicado al aprendizaje de este idioma.
Simultáneamente, la agencia ha realizado un esfuerzo específico para atraer una fuerza laboral hispana reclutando agentes en Puerto Rico, mediante una asociación con la liga profesional de jinetes de toros y con una serie de anuncios públicos que aseguran que como latino, tienes un lugar en sus filas.
Un empleo con aventura y acción
Agentes como Alejandro Rentería se han encargado de correr la voz.
"Hay muchas oportunidades para ti en la Patrulla Fronteriza. A mí me gusta trabajar al aire libre… no soy un tipo de oficina, nunca lo he sido… Me encanta mi trabajo", asegura Rentería en un video de reclutamiento, donde se promueve este tipo de trabajo como una aventura y un reto lleno de adrenalina.
"Te metes a tu camioneta, recorres las montañas y los matorrales, y agarras gente, [estás] haciendo una diferencia para tu país. Estás protegiendo nuestra forma de vida", agrega el agente concentrado en el sector de San Diego, California.
Tampoco se puede descartar el factor demográfico de la zona fronteriza con México donde operan y viven la mayoría de los patrulleros. Los estados fronterizos de California, Arizona, Texas y Nuevo México, cuentan con un alto porcentaje de población hispana y comunidades que incluso fueron territorio mexicano.
Más de 10.000 solicitantes de esta región buscaron un empleo con la agencia, que ofrece un buen salario, beneficios de salud, pensión, vacaciones pagadas, capacitación profesional y un trabajo estable en tiempos económicos difíciles.
Estos agentes no sólo conocen el terreno, que incluye montaña, desierto y mar desde niños, pero también pueden infiltrar más fácilmente las redes de tráfico de migrantes y de drogas que operan en la zona.
Una frontera de contradicciones
Ser méxico-estadounidense y vigilar la frontera no es nada ajeno a la cultura particular de la frontera de México y Estados Unidos, donde los blancos hablan perfecto español y comen tortilla a diario, donde para miles el cruce fronterizo es un simple trámite para ir al trabajo o salir a comer y donde un mismo rancho puede estar en ambos países.
Estas contradicciones las personifica mejor que nadie el jefe del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso, Silvestre Reyes, demócrata nacido en Texas a pocos metros de la frontera con México.
Reyes comentó en una entrevista que cuando niño más de una vez alertó a sus vecinos inmigrantes cuando se acercaba "la migra" para que se pudieran esconder.
Como adulto trabajó 26 años en la Patrulla Fronteriza y como jefe del Sector de El Paso, Texas, encabezó varios operativos para impedir la entrada ilegal de miles de mexicanos.
Ahora como congresista, aboga a favor de la legalización de millones de inmigrantes que violaron la frontera que él antes vigilaba.
"Novatos sin experiencia"
Pero este esfuerzo de reclutamiento sin precedentes, también tiene sus críticos.
Miembros del sindicato de patrulleros han lamentado que la agencia fundada en 1924, hoy en día se ha convertido en una operación "de novatos" con un entrenamiento "express" ya que antes se exigían 91 días de capacitación y ahora puedes pasar con 55 días.
Por otra parte, no han faltado las manifestaciones contra las ferias laborales de la agencia en universidades, hoteles y centros públicos de San Francisco a Nueva York, por grupos que consideran la Patrulla Fronteriza como "un símbolo de intimidación" de un sistema migratorio quebrado que no se soluciona con la persecución de migrantes en busca de una vida mejor.
"La Patrulla Fronteriza está implementando una política migratoria fallida que no nos hace más seguros y que resulta en la muerte de cientos de inmigrantes cada año", afirmó Jeff Binder, organizador de una de estas protestas en Charlotesville, Virginia.
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